Zapatero y los banqueros en Moncloa

Sin perdón. Sin vergüenza

Dos cifras marcan la nueva reunión del presidente del gobierno Rodrí­guez Zapatero con la banca. Según el ministerio de Trabajo, el paro subió en enero en 198.838 personas hasta los 3.327.801 parados. Por otro lado la banca anuncia unos beneficios de 17.000 millones de euros en 2008, el año desencadenante de la crisis.

Y una cadena de hechos: or un lado, la banca ha cortado el crédito a las empresas, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas que generan el 80% del empleo en nuestro país; y a las familias. Por otro, los superbeneficios de la banca se sustentan en descargar sobre los clientes, es decir sobre todos y cada uno de nosotros, los costes de la crisis. Los bancos han subido en 2008 hasta un 20% las comisiones y ampliado los costes, multiplicando los márgenes que aplican en los préstamos, ganando más dinero por cada préstamo que dan. Así han subido vertiginosamente los tipos de interés qua aplican a los limitados préstamos que conceden. Cuando ellos tienen en precio del dinero al 2% en el Banco Central Europeo, aplican a los clientes intereses usureros del 9% y superiores (es lo que aplica el Santander de Botín, por ejemplo, en sus préstamos “preconcedidos”). Y si antes estaban aplicando a las hipotecas el euribor más 0,50 puntos, lo han más que triplicado, pasando a aplicar diferenciales del euribor más 1,9 puntos (Bankinter). ¿Cómo se pueden cargar comisiones de 30 euros por el retraso en el pago de un recibo o una cuota de la hipoteca? ¿Por qué se toleran en los pocos préstamos que se dan cinco veces superiores al precio del dinero del BCE? Es decir estamos ante una auténtica desvergüenza de la oligarquía financiera de nuestro país que está traspasando todos los límites, imponiendo una salida a la crisis favorable a sus intereses a costa de los intereses generales del país y de la inmensa mayoría de los españoles. De los 50.000 millones del dinero público puesto a su disposición por el gobierno de Zapatero, se han chupado ya 20.000 millones de euros (¡más de 3 billones de las antiguas pesetas!) por los activos que les ha comprado el gobierno, más los otros 30.000 millones que irán consumiendo en los próximos meses y los 200.000 millones en avales. A cambio de todo eso no sólo recortan en crédito sino que están utilizando el dinero del Estado para tapar sus propios agujeros y garantizar el reparto de beneficios. Pero si el comportamiento de la banca capitaneada por el “amigo” Botín es de vergüenza, lo de Zapatero es intolerable. En primer lugar porque ha puesto a disposición de la banca los recursos del Estado; y por lo tanto no los está poniendo directamente al servicio de los sectores productivos, de las pymes, autónomos o de los sectores estratégicos de la industria y la innovación que podrían capitanear el cambio de modelo productivo como la energía, las nuevas tecnologías, la modernización del campo liberándolo de las cuotas impuestas por Bruselas o la re-nacionalización (recuperación de manos de las multinacionales) de sectores como el automóvil. En segundo lugar porque el gobierno de Zapatero no sólo está permitiendo la usura de los márgenes y comisiones de la banca, sino que les está entregando el dinero público a cambio de nada. O mejor dicho, a cambio de permitir la asfixia de pymes y familias. Cuando se reunieron la primera vez, Zapatero nos dijo que el plan de rescate para la banca era a cambio de que volvieran los créditos a las pequeñas empresas y las familias. ¿Pero dónde están esos créditos?, se preguntan cientos de miles de ciudadanos, como los 200 empresarios extremeños de la comarca de La Serena encerrados en las sucursales bancarias exigiendo créditos para sus empresas. Y ahora han vuelto a salir de la reunión sin ajustar las cuentas a los banqueros. El país exige que el dinero que se les ha dado a los bancos revierta en créditos a las empresas y las familias. Pero el gobierno no lo ha comprometido con los banqueros. La economía nacional necesita recursos para invertir en los sectores estratégicos de futuro (energías, nuevas tecnologías, reconversión industrial y agrícola…) pero la banca los destina a sus compras de otros bancos en el extranjero con el beneplácito del gobierno. Los ciudadanos claman por el fin de los abusos bancarios, contra la usura en los intereses y el robo en las comisiones, pero el gobierno no hace nada para evitarlo. Los sectores más desprotegidos, especialmente los millones de familias con todos o parte de sus miembros en paro, exigen que se aplique la moratoria en sus hipotecas sin cargarles intereses, pero los bancos apenas las conceden o lo hacen gravando con más intereses. Si el gobierno que se dice de izquierdas no da un puñetazo sobre a mesa hemos de ser los ciudadanos quienes lo demos. Los conatos de protestas contra la crisis que empiezan a aparecer son sólo el aviso de lo que, de continuar así, está por venir. Los sindicatos tienen una especial responsabilidad ante la situación y, o se ponen a la cabeza de ese ajuste de cuentas y cambio de rumbo en la gestión de la crisis que el país necesita o se verán desbordados por los acontecimientos. De la crisis financiera a la crisis política y social sólo hay un problema de tiempo.

Deja una respuesta