Después de más de un año de convivir con la pandemia del Coronavirus SARS-CoV2, han cambiado muchas circunstancias que hacen que las recomendaciones sobre protección de las personas y disminución del número de contagios sean también diferentes. Ahora sabemos mucho más acerca de sus mecanismos de transmisión y el porcentaje de población vacunada es cada vez mayor.
En el caso de la gripe en 2018, las cepas B y A(H3N2) infectaron en España más de 700.000 personas de las cuales 52.000 precisaron ingreso hospitalario y fallecieron 15.000. Esto es lo que hasta entonces considerábamos los médicos un invierno normal para la afectación estacional prevista de casos de gripe común. No podemos afirmar que no haya habido casos de gripe en España este invierno, la temporada de la gripe acaba en el mes de mayo y aún no están recogidos los datos totales, pero sí podemos afirmar que en la 4ª semana del año 2020 la tasa de gripe en España era de 255’6 casos por cada 100.000 habitantes y que en la 4ª semana de 2021 es de 0 casos por cada 100.000 habitantes (datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica). Esto se lo debemos a las medidas puestas en marcha por la pandemia del SARS-CoV2: la distancia social de 1’5 a 2 metros, el lavado de manos frecuente o uso de gel hidroalcohólico y el uso de mascarilla.
Uno de los factores que resulta determinante en la transmisión de enfermedades víricas por el aire, es la concentración de unidades de virus infectivos en el aire respirado. Es lo que hace que las epidemias de gripe se den en invierno: ventilamos menos las habitaciones y las calentamos más, respiramos más veces el mismo aire y la temperatura y la humedad hacen que las partículas infecciosas estén más tiempo flotando y su concentración sea mayor.
Al aire libre la concentración de virus con capacidad de infectar se diluye y disminuye muy rápidamente, el riesgo de contagio es menor. Si mantenemos la distancia de seguridad, no nos tocamos unos a otros sin necesidad, mantenemos la higiene de manos con agua y jabón o con el uso de gel hidroalcohólico, el uso de mascarillas podría no ser necesario.
Por el contrario, en espacios cerrados, poco ventilados, en los que haya muchas personas no convivientes habituales, el uso de mascarilla va a seguir siendo imprescindible. Es importante remarcar esto.
Si la población española mantiene el enorme grado de civismo demostrado durante este año, que me hace sentir muy orgulloso de este país y sus gentes, podremos ir a la playa sin mascarilla, hacer deporte en exteriores sin mascarilla y disfrutar del aire libre sin mascarilla. Los irresponsables que salen en los telediarios son una minoría y son noticia; es una pena que no sea noticia que el 99’5% o más de la población que si cumple las normas.
Dani dice:
«Si la población española mantiene el enorme grado de civismo demostrado durante este año, que me hace sentir muy orgulloso de este país y sus gentes, podremos ir a la playa sin mascarilla, hacer deporte en exteriores sin mascarilla y disfrutar del aire libre sin mascarilla. Los irresponsables que salen en los telediarios son una minoría y son noticia; es una pena que no sea noticia que el 99’5% o más de la población que si cumple las normas.»
Muy de acuerdo con el señor Cores. Aún así, dos puntualizaciones:
1ª – «opina un médico». La opinión de un médico es eso: Una opinión. Posible y probablemente con más criterio que alguien que no sea médico, en estos asuntos, pero ninguna prueba de verdad de nada. Igualmente que este médico dice esto, puede haber otro que diga lo contrario. La única herramienta que ofrece un grado algo más elevado de rigurosidad es el consenso científico, y todo y con eso, ese consenso también puede ser erróneo, pero es la herramienta más eficiente que tenemos.
2ª- Totalmente de acuerdo en lo bien que se ha portado la mayoría de la población del país. Lástima que en estas páginas nunca se haya denunciado lo mal que se ha portado la clase política en su conjunto (seguro que con excepciones), que según mi opinión han permitido muertes y sufrimiento por encima de lo que se podría haber evitado si se hubieran hecho las cosas bien, y siguiendo precisamente entre otras cosas, ese consenso científico.