Sin lí­deres en Europa

«La lista de las crisis en Europa es alarmante, como lo es la falta de visión de sus lí­deres. La supervivencia de la moneda común europea, la libre circulación a través de las fronteras nacionales y la seguridad colectiva transatlántica están en serias dudas. Los lí­deres europeos están en la negación o paralizados. ¿Cómo puede un lí­der europeo poner en peligro estos pilares del bienestar continental?»

La desintegración de Euroa es también un problema para los estadounidenses. Una fractura del euro podría arrastrar a la economía global. Con la ruptura de la OTAN, los Estados Unidos tendrían que soportar una carga de seguridad aún mayor. En la defensa colectiva, siempre se asumió que Estados Unidos acudiría a la ayuda de Europa contra una superpotencia como la Unión Soviética. Pero la incapacidad del pilar europeo de la OTAN para dominar un reto menor como Libia, debería asustar a todos los ministerios de defensa europeos. Los estadounidenses están cansados ​​de la guerra – y el temor de debilitar a la OTAN ya no disuade a los políticos, como las disputas por la campaña de Libia han dejado claro. (THE NEW YORK TIMES) THE WALL STREET JOURNAL.- La endeudada Grecia se apresta a realizar una liquidación de proporciones épicas. Entre los artículos en venta están: un casino, cuatro jets fabricados por Airbus, una lotería estatal, una concesión de hipódromos, varios puertos, dos empresas de aguas, el servicio de correo, una mina y fundición de níquel, una fábrica de municiones, monopolios de electricidad y de gas, un operador de telecomunicaciones, acciones en unos seis bancos, cientos de kilómetros de carreteras, un aeropuerto abandonado, viejos escenarios olímpicos y miles de hectáreas de tierra, incluyendo partes de la famosa costa griega. Esto no era lo que Grecia tenía pensado cuando comenzó a negociar con otros países de la zona euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener un segundo tramo del paquete de rescate. EEUU. The New York Times Sin líderes en Europa La lista de las crisis en Europa es alarmante, como lo es la falta de visión de sus líderes. La supervivencia de la moneda común europea, la libre circulación a través de las fronteras nacionales y la seguridad colectiva transatlántica están en serias dudas. Los líderes europeos están en la negación o paralizados. ¿Cómo puede un líder europeo poner en peligro estos pilares del bienestar continental? El problema es que no hay líderes europeos, la canciller alemana, el presidente francés, el Primer Ministro italiano y otros profesan una visión continental, pero no ven mucho más allá de sus intereses políticos locales. La desintegración de Europa es también un problema para los estadounidenses. Una fractura del euro podría arrastrar a la economía global. Con la ruptura de la OTAN, los Estados Unidos tendrían que soportar una carga de seguridad aún mayor. Tras más de un año con sus crisis de la deuda, los principales líderes europeos siguen sin poder tomar las difíciles decisiones necesarias. El camino más constructivo sería la reestructuración de las deudas excesivas, recapitalizar los bancos afectados y relajar lo suficiente la austeridad para que los países deudores –Grecia, Irlanda y Portugal son los que están en mayor riesgo– tomen un camino de crecimiento y regresen a la solvencia. Ningún país puede permitirse el lujo de financiar este tipo de solución, pero Europa en su conjunto sí podría. En una bienvenida concesión a la realidad, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, anunció que los bancos franceses están dispuestos a extender "voluntariamente" el vencimiento de parte de la deuda griega. Eso podría ayudar, pero sólo si todos los países de Europa siguen el ejemplo de Francia –los bancos alemanes todavía no lo han firmado– y alivian la presión de una austeridad aún mayor sobre Atenas. Explicar esto a los votantes europeos exige a los políticos decir la verdad. La alternativa es dejar que la zona euro se rompa y el comercio sufra en todo el continente. La apertura de las fronteras interiores de la mayoría de los países europeos en las últimas dos décadas ha sido una bendición económica. Pero casi todos los países también han visto un alarmante ascenso de los partidos políticos anti-inmigrantes. La crisis económica y la llegada de decenas de miles de refugiados de Túnez y Libia, han empujado a la xenofobia a nuevos niveles. Francia, Italia y Dinamarca, han tratado de recortar de forma selectiva el histórico Acuerdo de Schengen, con sus fronteras sin pasaporte. El problema de los refugiados es demasiado grande de manejar para un país. Esto, también, requiere de un liderazgo europeo real. La pronta respuesta de Europa a la brutalidad del coronel Muammar el-Gaddafi en Libia fue prometedora. Francia presionó fuerte para la acción internacional, y los aliados de la OTAN acordaron asumir el liderazgo después de una ronda de ataques aéreos estadounidenses. Pero el costo de años de insuficientes inversiones militares por la mayoría de los miembros europeos pronto se hizo evidente, ya que tuvieron que recurrir a Washington para los bombardeos y el apoyo logístico. En la defensa colectiva, siempre se asumió que Estados Unidos acudiría a la ayuda de Europa contra una superpotencia como la Unión Soviética. Pero la incapacidad del pilar europeo de la OTAN para dominar un reto menor como Libia, debería asustar a todos los ministerios de defensa europeos. Los estadounidenses están cansados ​​de la guerra – y el temor de debilitar a la OTAN ya no disuade a los políticos, como las disputas por la campaña de Libia han dejado claro. No sabemos cuánto tiempo más los votantes de aquí apoyarán una alianza en la que recae sobre los hombros de Estados Unidos el 75% del gasto militar y un porcentaje mucho mayor del combate. Los líderes europeos deben encontrar por ellos mismos y de forma rápida una visión más amplia, o los europeos –y sus aliados norteamericanos– podrían pagar un precio enorme. THE NEW YORK TIMES. 28-6-2011 EEUU. The Wall Street Journal Las privatizaciones en Grecia, un desafío olímpico Charles Forelle La endeudada Grecia se apresta a realizar una liquidación de proporciones épicas. Entre los artículos en venta están: un casino, cuatro jets fabricados por Airbus, una lotería estatal, una concesión de hipódromos, varios puertos, dos empresas de aguas, el servicio de correo, una mina y fundición de níquel, una fábrica de municiones, monopolios de electricidad y de gas, un operador de telecomunicaciones, acciones en unos seis bancos, cientos de kilómetros de carreteras, un aeropuerto abandonado, viejos escenarios olímpicos y miles de hectáreas de tierra, incluyendo partes de la famosa costa griega. Esto no era lo que Grecia tenía pensado cuando comenzó a negociar con otros países de la zona euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener un segundo tramo del paquete de rescate. Pero quienes están lanzando el salvavidas al país lo hacen con la condición de que Grecia genere fondos frescos. La venta de bienes del gobierno, esperan los socorristas, generará 50.000 millones de euros (alrededor de US$71.000 millones) para 2015. Cada euro obtenido de esa forma es un euro que Alemania y otros países con una economía saludable no tienen que prestar. Pero encontrar compradores para esa gama de activos probablemente sea algo difícil. Los obstáculos abundan, incluyendo los sindicatos hostiles a vender empresas estatales, los ciudadanos que se oponen a privatizar las tierras públicas y un laberinto burocrático que hace tiempo ha entorpecido a quienes quieren desarrollar proyectos de urbanización. Para empeorar las cosas, muchas de las propiedades disponibles han estado en venta durante años, sin muchos interesados. Desde 2000, Grecia ha recaudado 10.000 millones de euros (US$14.200 millones) con diversas privatizaciones. Ahora debe obtener cinco veces más en menos de la mitad del tiempo. "Ahora, los mercados en Grecia, como resultado de la situación económica y financiera, no son favorables para realizar las ventas", dice Yannos Papantoniou, un ex ministro de Finanzas, que encabeza un centro de estudios ligado al gobernante Partido Socialista. "Los precios son bajos", advierte. Por eso, obtener las cantidades establecidas como meta, predice, "será algo difícil de conseguir". Grecia, son embargo, no tiene otra opción. A pesar de los 110.000 millones de euros (US$156.025 millones) de dinero del rescate que ya ha recibido, tiene poco efectivo y necesita otros 100.000 millones de euros (US$141.841 millones) para pagar sus cuentas. La Unión Europea (UE) y el FMI han exigido la privatización y los recortes de presupuesto como condiciones para una nueva ayuda. El parlamento griego realizará una votación clave sobre su plan quinquenal de austeridad y privatizaciones hoy miércoles. El ministerio de Finanzas griego no respondió a las solicitudes de entrevistar al encargado de las privatizaciones o a otros funcionarios. Fuentes tanto de la UE como del gobierno griego han dicho que es esencial que el país lleve adelante el plan. Varios de los otros países europeos con problemas de deuda soberana están ensayando remedios similares. Portugal está acelerando la búsqueda de compradores para su compañía petrolera estatal, red y empresa eléctrica, aerolínea, aeropuertos y trenes, así como para bancos en manos del gobierno. En Irlanda, una comisión gubernamental recomendó en abril vender gran parte de la empresa eléctrica, privatizar puertos, desprenderse de las acciones que quedaban en manos del gobierno de la aerolínea Aer Lingus, privatizar una empresa forestal y una que obtiene energía de turba (un material orgánico), subastar derechos de pesca y deshacerse de los autobuses estatales de turismo. Otra posible venta es la de National Stud, un criadero estatal de caballos pura sangre que se promociona como un tesoro nacional. Incluso España, que está relativamente en mejor forma que los otros tres países, está planeando vender participaciones en su lotería nacional y aeropuertos, en caso de que necesite el dinero. A comienzos del año pasado, Grecia calculaba que la privatización podría generar, en el mejor de los casos, 1.000 millones de euros (US$1.418 millones) o 2.000 millones de euros (US$2.836 millones). Las autoridades de la UE proyectaron 3.000 millones de euros (US$4.255 millones) en ingresos derivados de las privatizaciones en el período que abarca la primera fase del rescate, que llega hasta mediados de 2013. Eso cambió a comienzos de 2011. El esfuerzo de Grecia por incrementar los ingresos tributarios fue socavado por la evasión de impuestos —un mal habitual— y una profunda recesión que golpeó a las pequeñas empresas. Para sustituir la pérdida de recaudación, los planificadores optaron por la privatización. En una conferencia de prensa realizada en Atenas en febrero, el funcionario del FMI que se encarga de Grecia, dijo que el Fondo y la UE esperaban obtener 50.000 millones de euros (US$70.920 millones) con las privatizaciones. La UE espera que el grueso de esa cifra provenga de la venta de tierras del gobierno. Y esto abunda. Una compañía que administra la mayor parte de las propiedades inmobiliarias estatales tiene registradas unas 70.000, incluyendo playas, terrenos agrícolas, edificios del gobierno y parcelas por donde pasan las vías férreas. Hace algunos años el centro de estudios del Partido Socialista calculó que el valor del portafolio era de 300.000 millones de euros (US$425.523 millones). Pero Grecia no está precisamente segura de lo que tiene, y menos del valor, ni de si los compradores van a considerar que esas propiedades tienen potencial de desarrollo. Miles de terrenos están ocupados por invasores. El gobierno está contratando tasadores para elaborar un registro de propiedades y para calcular valores, un proceso que podría tomar un año. El primer ministro de Grecia ha prometido que las tierras del gobierno que serán privatizadas no serán vendidas por completo, sino que serán entregadas bajo contratos de leasing a largo plazo. George Katrougalos, profesor de derecho y quien ha desafiado privatizaciones en nombre de sindicatos, es escéptico ante la meta del gobierno en ventas. "Cincuenta mil millones de euros es un chiste", observa. Para los compradores potenciales, los obstáculos abundan: frecuentemente no está claro quién es el propietario de los terrenos. Los registros de propiedad son parciales. Antes de 1915, era posible que un ciudadano comprara propiedades del gobierno si las había estado ocupando por un tiempo lo suficientemente largo, así que la gente revisa viejos documentos buscando probar sus derechos. "Los tribunales están inundados no solamente con argumentos legales, sino con la historia", añade Katrougalos. La burocracia para desarrollar terrenos es otro problema y pocos están dispuestos a someterse a semejante tortura. THE WALL STREET JOURNAL. 29-6-2011

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