Arquitectura subversiva: Santiago Cirugeda

Sin estado

«Fui tomando conciencia de que hacer lo que nadie ha hecho es protestar. Ponerte a solucionar problemas puede ser protestar.» Y vaya si esta protestando fuerte el arquitecto Santiago Cirugeda ante los procesos de desalojo y derribo que están sufriendo los habitantes del asentamiento ilegal de La Cañada Real (Madrid). En su último proyecto (Sin Estado) vuelve a utilizar la agitación y la organización como arma social. Esta vez no actúa en solitario, le acompañan Todo por la Praxis y Democracia.

El armamento esado que utiliza Santiago Cirugeda ante la presión urbanística pasa a ser de destrucción masiva frente a la Administración pública. Buscar las armas para solucionar los problemas actuales en la ciudadanía, dejando al margen al estado, hace que principios que ya han calado muy hondo en nuestra sociedad se tambaleen. ¿Pero no era el estado el que regulaba nuestros derechos equitativamente? La Cañada del Real es el asentamiento chabolista más grande de Europa, con una población de casi 40.000 habitantes cuyas primeras construcciones se remontan a los años 70. El asentamiento ilegal no solo alberga chabolas, también contiene chalets, hoteles ilegales, casas de campo y negocios de construcción en terrenos públicos. El problema inmediato que ha detectado el grupo de arquitectos es la indefensión de los habitantes ante los desalojos. El de fondo, los desarrollos urbanísticos cercanos a la zona y la “molestia estética”que la proximidad de un barrio marginal supone para la candidatura de Madrid como sede de los juegos Olimpicos de 2016. Analizada la problemática del poblado ilegal, se desarrolla el plan de ataque sustentado en dos principios: el primero es la agitación social. Cirugeda se ha convertido en un experto provocador de la administración y la población. En este caso, han centrado sus fuerzas en mostrar al resto de los españoles la existencia de la Cañada y la compleja realidad que presenta, más allá de la imagen pública como simple foco de marginalidad. Sus herramientas han sido, desarrollar una cartografía del asentamiento, centrado en un catálogo de tipologías de viviendas y en un conjunto de retratos fotográficos de los habitantes de la Cañada. Muestra de la diversidad de los diferentes grupos que conviven. También han desarrollado la imagen institucional (socio-mediática) para explicar la situación legal y administrativa de la Cañada Real, conformando una imagen unitaria a todo el proyecto. El segundo principio, es la participación social. Incentivar la autogestión y la auto construcción en las comunidades intervenidas se ha convertido en el sello personal del arquitecto sevillano. En el proyecto de Sin Estado se parte de dotar a la numerosa población de conciencia de grupo, ante el problema común, e informar de las oscuras causas de los derribos, junto a la situación y alternativas legales de los habitantes. Con este fin, se construye una unidad móvil de asesoramiento que pasa a ser el centro cívico de ideas, propuestas y proyectos. Dotando,en su interior, de un servicio comunitario de apoyo técnico-jurídico a los habitantes de la cañada, expresado en la guía de ayuda al desalojado. La pérdida de la capacidad de decisión del ciudadano sobre su entorno, dejando el control absoluto en manos del estado todopoderoso, es cuestionada en cada proyecto en el que colabora Santiago Cirugeda. Recordándonos que podemos volver a dirigir nuestras localidades como colectivo. Como dice: “reclamo el papel del ciudadano en la ciudad”, más que nunca, en la ciudad sin estado.

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