Elecciones municipales en Brasil

Si Trump se apaga, Bolsonaro se congela

Los resultados de la primera vuelta de las elecciones municipales brasileñas -consideradas un primer termómetro de lo que serán las presidenciales de 2022- ofrecen unas gélidas expectativas para el ultraderechista presidente Jair Bolsonaro. En casi todas las grandes capitales del país, los candidatos bolsonaristas han cosechado sonoras derrotas. Se confirma así la decadencia de Bolsonaro, considerado una «franquicia» de la línea Trump para Brasil. La clase dominante carioca apuesta por otras voces, más adecuadas para los nuevos aires en la Casa Blanca.

Casi 148 millones de brasileños estaban llamados a las urnas en 5.567 ciudades. Los comicios se han celebrado en medio de una pandemia que se está cebando con la población -con más de 6 millones de casos y 172.000 muertos por Covid-19- y con un presidente que se niega a tomar medidas de protección de la salud pública. 

Las alianzas anti-Bolsonaro, un presidente que ahora no tiene partido -rompió con el PSL, con el que ganó las presidenciales, y ahora apoyaba a candidatos afines a él- han funcionado. Incluso en el que había sido el feudo bolsonarista, Rio de Janeiro, su apadrinado (el líder evangélico Marcelo Crivella) ha perdido contra el candidato liberal-derechista del MDB, dejándose 30 puntos por el camino. Prácticamente todos los candidatos apadrinados por Bolsonaro han quedado cuartos o quintos, con horquillas de voto que van del 10 al 15%. El respaldo del presidente ha resultado ser «veneno para la taquilla».

Un factor que explica este descalabro es sin duda la nefasta gestión de la Covid de una ultraderecha abonada a las tesis negacionistas o a «la economía primero». Pero el factor decisivo es cada vez mayor desapego de la clase dominante brasileña hacia un Bolsonaro que por su sintonía y seguidismo hacia Trump ha pasado de ser un «activo» en las relaciones con la Casa Blanca… a ser un lastre y un obstáculo para una buena sintonía con Washington.

El voto de la derecha ha recalado en opciones mucho más «tradicionales» del establishment político brasileño. Partidos oligárquicos mucho más en línea con los nuevos aires que soplan desde EEUU. 

El asteroide Bolsonaro bailaba al sol de la estrella Trump. Ahora que su astro rey se ha apagado, la suerte del ultraderechista se ha congelado.

La izquierda y el centroizquierda optaban a 11 grandes alcaldías en la segunda vuelta. El Partido de los Trabajadores (PT) -que ha recuperado buena parte de los votos que perdió en 2016, en plena ofensiva política y mediática contra Dilma Rousseff- que hoy no tiene alcalde entre las cien ciudades más grandes del país, saltará a cuatro alcaldías medianas a partir de 2021. Pero no ha podido hacerse con Recife, la novena capital del país.

A la izquierda del PT, los anticapitalistas del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) han conseguido la importante alcaldía de Belem en la Amazonia, aunque finalmente no pudo hacerse con la principal ciudad del país, Sao Paulo. Pero solo el hecho de ser fuertes en ella demuestra la creciente pujanza del PSOL.

«El PT sigue siendo el partido más importante de la izquierda, aunque sin la misma hegemonía de antes. El PSOL emerge con dirigentes importantes, como Boulos, pero el PT todavía tiene una capilaridad mucho mayor», dice Maria do Socorro Sousa, politóloga de la Universidad Federal de São Carlos.

Deja una respuesta