La política económica ante la crisis del gobierno de Zapatero, concentrada en poner los recursos del país al servicio de la banca y los monopolios, no sólo impide una salida a la crisis favorable al país y a la inmensa mayoría de la población, sino que está acentuando las cuatro dependencias estructurales que agravan la crisis y retrasan la recuperación.
Bancos y monoolios han hecho depender nuestro crecimiento del endeudamiento y la financiación exterior. España es hoy el país con mayor deuda “per cápita” del mundo y el segundo más endeudado del planeta, sólo por detrás de Estados Unidos. Zapatero no sólo no ha cortado esta dependencia sino que la está aumentando peligrosamente. La deuda exterior española supera ya el 150% del PIB nacional.La dependencia de unos pocos mercados, principalmente de la Unión Europea, ha convertido a España en un país subsidiario en la distribución internacional del trabajo. Por un lado porque producimos lo que los mercados de las grandes potencias europeas exigen (El 75% de las exportaciones se destinan a los países de la UE), y por otro porque esa producción está en manos de las grandes multinacionales de esas mismas potencias (Alemania, Francia, inglaterra, Italia…) y la manejan a su antojo por encima de los intereses de nuestro país. ¿O no es eso lo que está ocurriendo, por ejemplo, con el sector del automóvil? Nos imponen ERE y despidos al tiempo que exigen millones de ayudas públicas.La dependencia energética es un lastre histórico que deja a nuestro país a merced de los vaivenes de los precios de la energía en los mercados internacionales. La dependencia absoluta de las fuentes de energía externas, del petróleo, el gas y la energía nuclear francesa, son una auténtica sangría para el país.En cuarto lugar, la dependencia de las cuotas y límites impuestos por Bruselas desde la entrada de España en el Mercado Común no sólo ha cortado nuestro potencial de crecimiento productivo en importantes sectores de nuestro campo, como el de la leche, la pesca, el olivo o la vid, sino que la imposición de precios de monopolio por las granes cadenas de distribución está llevando a la ruina a decenas de miles de explotaciones agrícolas y ganaderas.Sólo dando un giro radical al destino de los recursos del país y poniéndolos al servicio de la inversión productiva y la innovación, al tiempo que se planta cara a las multinacionales y las imposiciones de Bruselas, es posible empezar a levantar estas pesadas losas y crear un nuevo modelo productivo que beneficie al conjunto del país y a la mayoría de la población creando riqueza y empleo.Por eso el centro de cualquier alternativa a la crisis ha de pasar por: -Cortar de raíz la entrega de los recursos del país a la banca, las eléctricas o las multinacionales de las grandes potencias (exigiendo la devolución de lo que ya se les ha dado), y dedicarlos a la inversión productiva, a dar créditos a las pequeñas y medianas empresas, a impulsar la renovación energética del país y la modernización del campo…-Por un plan de ahorro nacional eliminando el despilfarro y la corrupción en las administraciones públicas y los privilegios de la clase política y altos cargos del Estado. Para dedicar ese dinero a la Investigación y la innovación, las nuevas energías, una educación de calidad… Al tiempo que se garantizan las prestaciones sociales.-Por una reforma fiscal realmente progresiva para que paguen más los que más tienen. Una subida significativa de 50 puntos en los impuestos de la banca y monopolios que permita obtener más recursos para la inversión productiva y bajar los impuestos de las pymes y trabajadores.Sí hay otro camino para salir de la crisis en beneficio del país y la mayoría.