Reacciones en Irán a las palabras de Obama

Señales de Persia

Las palabras del nuevo presidente de EEUU, Barack Obama en su discurso de investidura, ofreciendo al mundo musulmán -especialmente a Irán- «un nuevo camino hacia delante» han sido favorablemente recibidas por el régimen de los Ayatolas, aunque con mucha cautela. Obama confirma así­ su intención de priorizar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el paí­s persa. Por otra parte, el actual presidente, Mahmud Ahmadineyad, dejó entrever que Irán estarí­a dispuesto a entablar una nueva relación con Estados Unidos «siempre y cuando hubiera un cambio de actitud sincero y profundo».

Ayer, el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manucher Mottaki, instó al nuevo residente de Estados Unidos, Barack Obama, a abandonar la senda de su predecesor, George W. Bush, y a abrir un nuevo capítulo de relaciones con Irán. "Obama tiene dos opciones: o seguir las mismas políticas de Bush aunque cambiando el discurso o dedicarse a los interés nacionales del pueblo norteamericano y actuar con franqueza (…) En el primer caso, recibirá desde Oriente Medio la misma respuesta que obtuvo Bush. Pero si elige el camino correcto, nos compensa por el pasado, acaba con la animadversión y la hegemonía y revisa los errores políticos previos, no seremos hostiles". Y luego precisó "esperamos que el optimismo se haga realidad, pero los hechos nos obligan a ser pesimistas". En un sentido parecido –con la mano abierta pero con reservas- se manifestó el jueves pasado el primer ministro iraní Mahmud Ahmadineyad. El mandatario recordó el golpe de Estado –instigado por la CIA y los servicios secretos británicos- que en 1953 acabó con el gobierno democrático del primer ministro nacionalista Mohamad Mossadeq, para poner en su lugar a un títere norteamericano, el tiránico Sha de Persia, que gobernó el país hasta 1979. Sin embargo dejó abierta la puerta a una nueva relación con EEUU si hay un cambio de actitud.Sin embargo, cabe deducir -a tenor de los acontecimientos diplomáticos de la crisis de Gaza- que tal acercamiento entre Washington y Teherán se está produciendo ya. La posible formación de un gobierno de coalición nacional entre la ANP del prooccidental Mahmoud Abbas y la proiraní Hamás sugiere que el departamento de Estado está llegando a algún tipo de compromiso con el gobierno de Admadinejad para empezar a apagar el incendio de Oriente Medio. La nueva orientación de la política exterior norteamericana de Obama y Clinton necesita de la neutralización –al menos temporal- de la hostilidad iraní. La retirada de las tropas de Irak y la consolidación de Afganistán, ambos vecinos del país persa, sería mucho más complicado de lo que ya es si Teherán decidiera azuzar y ayudar a la insurgencia de los dos países. Parece que Obama va a descartar de momento la amenaza militar hacia Irán -lo cual no quiere decir que no lo haga en el futuro- y que va a explorar la vía del diálogo con Teherán. Lo que está claro es que la neutralización de Irán requerirá concesiones por parte de la Casa Blanca. Cuantas y de qué magnitud es lo que está por ver.

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