Se cumple medio año de la mayor catástrofe meteorológica de la historia reciente de España, que se llevó la vida de 227 personas y truncó las de los más de 300.000 habitantes de las 78 poblaciones afectadas.
Seis meses después, y aunque la reconstrucción avance y se recupere algo de rutina, la situación económica y social en muchas de estas poblaciones -especialmente en la ‘zona cero’, L’Horta Sud, sigue siendo trágica. Las ayudas no llegan, o lo hacen a cuentagotas, y muchos vecinos subsisten con sus hogares o negocios siniestrados. Y siempre mirando con miedo al cielo.
Seis meses después, no podemos olvidar la Dana. No podemos olvidar a Valencia.
Según fuentes oficiales, el Gobierno ha desembolsado 5.064 millones de los 16.000 movilizados. La Generalitat Valenciana afirma que ya ha movilizado la mitad de los 1.000 millones que destinó a ayudas para la Dana. Es decir, seis meses después y visto de conjunto, sólo un tercio del montante de las ayudas se ha desembolsado.
Esto es sobre el papel. Si bajamos al barro de la situación real -de las poblaciones, de las familias, de los hogares, de los negocios y pymes afectadas- el panorama es aún más desolador.
Desde el Centro de Voluntarios La Cantina de Ruzafa, que a lo largo de estos meses ha canalizado una enorme cantidad de ayuda de toda la ciudad de Valencia a todos los pueblos afectados, nos dan algunas pinceladas. «Muchos vecinos de L’Horta Sud nos cuentan que siguen haciendo cola en los bancos de alimentos. Ya están trabajando y tienen un sueldo, pero tienen que comprarse un coche, o pagar la derrama para arreglar el ascensor, o para hacer habitable la parte baja de su casa, o para mil cosas más. Las ayudas no llegan, o hay trabas burocráticas. Y tienen que elegir: el sueldo para comer o para arreglar su vida. Es indignante», nos cuenta Paula Arguedas, una de las coordinadoras.
«La riada provocó daños en más de 75.000 viviendas en la zona cero, y a pesar de que se ha avanzado en los trabajos de reconstrucción muchas familias con menores y adolescentes viven todavía en pisos que no reúnen las condiciones adecuadas. Habitar lugares con graves deficiencias de construcción, insalubres o convivir en hacinamiento tiene efectos sobre la salud, seguridad y bienestar de las personas», dice Rodrigo Hernández de Save The Children, que subraya el impacto que esto tiene sobre «el crecimiento, desarrollo y oportunidades los más de 70.000 niños y adolescentes afectados por la Dana».
“Vivo con las ventanas rotas, sin apenas muebles. Mis dos niños han pasado frío en invierno”, cuenta a El País un vecino de Alfafar, que además de haber perdido a su padre en la catástrofe, cuenta que seis meses después aún no ha cobrado los 60.000 euros del Consorcio de Seguros. Un dinero que le permitiría al menos volver a tener algo parecido a un hogar. Cuenta que ni siquiera ha podido contactar con la aseguradora, tras haberlo intentado de todos los modos posibles -correos, whatsapps, llamadas- sin conseguirlo.
Niños viviendo en casas insalubres, con miedo a la lluvia o una educación interrumpida. «El moho en mi apartamento ha destruido todo, afectado a todo tipo de cosas, desde la madera a la ropa. Hemos tenido que tirarlo todo. Mis hijos han contraído a raíz de eso enfermedades respiratorias», cuenta una vecina de Paiporta a 20minutos.
Todo ello son daños humanos y materiales, físicos y cuantificables. Pero también hay un daño intangible pero no menos real. Hacen falta enormes recursos en atender la salud mental y anímica de cientos de miles de personas que hace seis meses perdieron a seres queridos, sus hogares y negocios, y que vieron que su vida se truncaba para siempre.
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Intolerable
No, no es aceptable. Ni la cuantía de las ayudas, ni la lentitud a la que llegan a los afectados, ni las intolerables trabas burocráticas que dificultan las solicitudes y las concesiones.
No, no es tolerable que seis meses después, el conjunto de las administraciones -comenzando por la Generalitat, pero también el Gobierno Central- no hayan puesto todos los recursos, económicos, burocráticos y humanos, para que los habitantes de las poblaciones afectadas puedan recuperar sus vidas y comenzar a pasar página.
Por eso desde el resto de España, debemos exigir y respaldar las demandas de los miles de valencianos afectados.
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Las asociaciones de víctimas de la Dana piden apoyo a Bruselas ante su abandono
«Absolutamente abandonados»
Asociaciones de víctimas, comités locales de emergencia y reconstrucción, sindicatos y movimientos sociales han difundido este domingo una serie de vídeos en las redes sociales pidiendo el «apoyo» y «solidaridad» de los ciudadanos y las instituciones europeas ante su situación de «abandono» tras la Dana que asoló Valencia el pasado 29 de octubre.
Denuncian que seis meses después de la tragedia los afectados se sienten «absolutamente abandonados» por la Comunitat Valenciana y Carlos Mazón.

Los videos, elaborados en varias lenguas europeas gracias a la colaboración de la Escuela Oficial de Idiomas de Torrent pretenden llegar a los «ojos y oídos» de todos los ciudadanos de la UE, y también a los de los congresistas del Partido Popular Europeo, que se reúnen en la capital del Turia los días 29 y 30 de abril.
La víspera de la reunión del PPE tiene lugar en Valencia la séptima manifestación para exigir la dimisión de Mazón ante su palmaria irresponsabilidad y negligencia el día de la catástrofe. Las asociaciones de víctimas también han mostrado su indignación ante la dirección del PP nacional de Feijóo, que no sólo apoya y sostiene a Mazón, sino que un intento de «blanquear la imagen de incompetencia» del president de la Generalitat, organiza un congreso europeo de su partido justo cuando se cumplen seis meses de la tragedia. Este congreso pretende «aparentar una normalidad política inexistente» y «escenificar el apoyo del partido a una figura política muerta», denuncian.
En las imágenes, los afectados cuentan que se sienten «absolutamente abandonados» por su gobierno en la Comunitat Valenciana de Carlos Mazón. «Mentiras, corrupción y negligencia son nuestro pan de cada día e intentan imponernos una normalidad inexistente mientras nuestras vidas permanecen destrozadas», afirman.
«Lo que nos ha sucedido también está sucediendo en todo el mundo. No podemos aceptar que continúen las políticas que niegan el cambio climático y priorizan la economía sobre la vida», señalan, al tiempo que reivindican que «es hora de valorar la solidaridad y el apoyo mutuo, más allá de las fronteras estatales». «Te necesitamos. Todos nos necesitamos para una Europa digna, solidaria y democrática», concluyen.