Congreso de EEUU evalúa si acaba con el Plan Colombia

Se perfila la «narco-lucha» de Obama

Los cultivos de coca crecieron un 27 por ciento en Colombia en 2007 respecto 2006, según informe de la ONU del año pasado. Tras ocho años el Plan Colombia no ha servido para disminuir el cultivo y tráfico de coca, en todo caso ha desviado su entrada a EEUU a través de la frontera mexicana. Estos son los resultados, presentados escuetamente, del Plan Colombia que desde su inicio en el año 2000 ha desembolsado 6.000 mil millones de dólares.

Las “egas” de los demócratas provienen del evidente coste en vidas de la militarización de Colombia, el apoyo a los paramilitares a través de estos fondos, la constante violación a los derechos humanos del gobierno narcoparamilitar de Álvaro Uribe… “La guerra contra las drogas es un error miserable, aquí en EEUU no hemos evitado que nuestra gente consuma drogas y destruya sus vidas”, se lamenta, por ejemplo, el influyente senador demócrata Connie Mack. Pero en el fondo no son las “cuestiones humanitarias” las que más preocupan a los demócratas, sino cuál debe ser la estrategia que debe llevar adelante el presidente Obama respecto a dos países capitales para la Casa Blanca en Iberoamérica: Colombia y México. Por ello el centro del debate que se desarrolla en Washington es si los millonarios recursos del plan siguen en Colombia o se canalizan hacia México. Pero si, como demuestran todos los datos, el Plan Colombia no es efectivo para disminuir el tráfico de drogas ¿Por qué Washington quiere trasladarlo de Colombia a México? No es la lucha contra las drogas lo que mueve los “Planes” de Washington -para acabar con el narcotráfico, sencillamente, debería atacar el voraz consumo en su país- sino la utilización de la lucha contra el narcotráfico como excusa para la intervención de terceros países. Lo que se está decidiendo en Washington es la importancia que el gobierno de Obama -a diferencia del de Bush- dará a México y Colombia en su estrategia de dominio para los próximos años. Con Obama cambia la jerarquía, no la naturaleza de estas relaciones. ¿Valora el nuevo gobierno norteamericano –que una vez está bien atado- es el momento de limar las aristas más agresivas del gobierno colombiano? Eso sí, sin cuestionar que es su pivote militar fundamental en la región. ¿Considera Washington que México pasa a tener mayor importancia estratégica por el avance del Frente Antihegemonista en Iberoamérica? Por tanto, que requiere una mayor penetración política y militar a través del Plan Mérida. Estas son las cuestiones que realmente se están debatiendo en la Casa Blanca, no la impostura de la “lucha contra el narcotráfico”

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