Si la producción industrial está en caí­da libre

¿Se modera el desplome?

Hay peor ciego que el que no quiere ver. El que quiere mantener ciegos a los demás. Es decir, el que quiere que sigamos ciegos ante la gravedad y profundización de la crisis en España. Aprovechando que el Instituto Nacional de Estadí­stica (INE) hizo público ayer el Índice General de Producción Industrial (IPI) podemos encontrar titulares extremadamente «ciegos», como que «la producción industrial modera su caí­da en abril». Cuando ha descendido un 28,6% en abril respecto al mismo mes del año anterior. Si la producción industrial lleva acumulando ya doce meses de caí­das continuas, y siendo superior al 20% los últimos cinco meses; si en realidad se encuentra en caí­da libre, no se puede hablar de que se modera porque en abril la caí­da es de un 19,7% al descontar los llamados efectos de calendario. ¿Se modera el desplome? Y cómo calificamos la caí­da de marzo, el mes anterior, que alcanzó el 24,7%, su peor registro en 15 años. ¿Por qué se nos quiere mantener en la ceguera?

Porque lo que realmente está sucediendo es un comleto desastre. Un estrangulamiento financiero de las pequeñas y medianas empresas junto con la lenta asfixia del consumo están llevando a algo muy grave que se esconde tras la caída en picado de la producción industrial. Está llevando al cierre de un gran número de estas empresas que son las que constituyen el verdadero tejido productivo. Y la destrucción del tejido industrial es muy difícil de recuperar. Cuando se pierde una empresa no es fácil crear otra. Hace falta, de forma urgente, un plan de rescate.Un plan de rescate que dedique el dinero que el Estado ha puesto a disposición de los bancos, 250.000 millones de euros, que es dinero público, dinero de todos, a financiar directamente, al igual que ha hecho hasta ahora con los bancos, con préstamos, avales y garantías a pequeñas, medianas empresas y autónomos que lo necesitan para mantener o ampliar sus negocios y a las familias. Financiación cuyo interés, al tratarse de dinero público sin ánimo de lucro, debería estar a la misma tasa a que hoy presta el dinero el Banco Central Europeo (BCE), es decir, al 1%.

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