Cada vez que Celestino Corbacho habla…

Se hunde un inmigrante

«Crisis e inmigración» son dos palabras que cada vez con mayor frecuencia aparecen asociadas en los principales medios de comunicación españoles. Aunque no se digan cuestiones «polí­ticamente incorrectas», el sólo hecho de poner los «focos» sobre la inmigración, consiguen generar una visión unilateral y sobredimensionada, cuando no, confusa y deforme.

El ministro se ha convertido en uno de los más imortantes generadores, desde el gobierno, de climas de opinión que confunden a la opinión pública española, intentando cargar sobre los inmigrantes la responsabilidad de la crisis.Ya es significativo que una entrevista que no es sobre inmigración (sino sobre las medidas laborales del gobierno para la gestión de la crisis) buena parte esté dedicada a la inmigración. De hecho su título (“España ya no puede absorber más inmigración”) hace referencia a la orientación principal que toman las declaraciones del Ministro de Trabajo. Merece la pena detenerse en dos opiniones del Ministro que llaman particularmente a la confusión. Primero, ante la pregunta “¿Qué capacidad de acogida de inmigrantes tiene el país?” Corbacho responde: “La capacidad la marca el mercado laboral. Si no lo tenemos en cuenta, provocaremos una sobrecarga de población activa sobre el mercado de trabajo, y será el primero en deteriorarse. La inmigración tiene que ir vinculada directamente a su evolución. Ahora, España no está en condiciones de absorber inmigración.” Su respuesta que no sólo tienen que ver con el futuro de la inmigración sino con las medidas contra quienes están en nuestro país. Uno, ¿acaso son trabajadores de “usar y tirar”? ¿Estamos hablando de personas o de patatas? Dos, el trabajo de los inmigrantes, con o sin papeles, le ha reportado extraordinarios beneficios a la banca y la construcción en los años de bonanza, ¿por qué razón hay que “tirarles”, criminalizarles y perseguirles ahora? Tres, el ministro parece olvidar que la mayor parte de los inmigrantes han venido a quedarse en España. Viven y trabajan en nuestro país, forman parte ya de la sociedad española. Segundo, para Corbacho, en caso de que el mercado laboral pudiese acoger a más personas, su capacidad “la marcaría la dimensión del Estado del bienestar; no tanto el ámbito de la interculturalidad. Si a España, que tiene determinados servicios, hospitales, escuelas… le dijésemos que le van a llegar tres millones de personas en un año, el problema no sería económico”. Una visión completamente falsa y que lanza un clima de opinión: deja caer que las presentes y futuras dificultades en la prestación de servicios sociales se deben al exceso de inmigrantes. La cuestión es justamente al contrario de como la plantea el ministro. Gracias a la inmigración la seguridad social ha obtenido superávit, después de varios años en negativo. La mayor parte de los inmigrantes forman parte de la población activa, sus cotizaciones a la seguridad social han sido, y seguirán siendo imprescindibles, para sostener el bienestar social a una población cada vez más envejecida. Dicho en plata, por ejemplo, han sido los inmigrantes la base del pago de las pensiones de los españoles. La previsiones del propio gobierno para el 2015 hablan de la inmigración como la “tabla de salvación” del sistema de pensiones en España. Pero no basta que entren nuevas cotizaciones, hay que reinvertirlas. Durante los años de bonanza los responsables políticos no han creado más escuelas, ayudas, mejorado la sanidad, etc para atender las viejas y nuevas necesidades de la población… ¿Ahora dicen que el problema es la inmigración? ¿Dónde ha ido a para la riqueza generada por los inmigrantes durante estos años? Si el gobierno no reinvierte en mejoras sociales, pero por el aumento de la población hay más necesidades que atender, se va generando una situación explosiva, ahora, agudizada por la crisis. No se puede aceptar, con cada vez mayor normalidad, información tendenciosa que busca presentar a la inmigración como un posible foco de conflicto. Una visión que enfrenta a los inmigrantes con el conjunto de la sociedad española, y que da cobertura a argumentos racistas y xenófobos.

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