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«Se ha querido enturbiar una enorme manifestación pací­fica y cí­vica»

Un éxito mayor del esperado. Es la valoración que las diversas organizaciones involucradas en las Marchas de la Dignidad hacen de la manifestación del 22M. “Cuando vino el Papa a la plaza Colón se dijo que había un millón y medio de personas. La misma plaza ocupada, más incluso que cuando vino el Papa, y dicen que hubo 50.000. El Gobierno quiere ocultarla. Algún miedo tienen que tener cuando no dicen la verdad, porque ahí están las fotos aéreas”, ha indicado Diego Cañamero, portavoz del Sindicato de Trabajadores Andaluces (SAT), quien ha destacado el carácter pacífico del 22-M: “La manifestación tenía claro que venía a ser pacífica, llevábamos en Madrid desde las 10 de la mañana del sábado, no había habido ningún altercado, todo era perfecto, pacífico, todo el mundo lo puede atestiguar. ¿Por qué al final hay altercados? ¿A quién interesa esas fotografías? Al Gobierno. Le interesan para enturbiar una de las mayores concentraciones pacíficas y cívicas de la ciudadanía. Eso está provocado, está perfectamente provocado”.

«Encapuchados ajenos a la manifestación»

La Coordinadora de las Marchas ha emitido un comunicado en el que dice que “dos o tres encapuchados, ajenos a la manifestación, que fue absolutamente masiva y pacífica, tiraron unos petardos cerca del cordón policial que protegía la sede del PP [en la calle Génova] con el fin de provocar a la policía. El dispositivo policial, en un ejercicio de inaudita irresponsabilidad profesional, procedió entonces a cargar hacia Colón cuando se desarrollaba el acto final de la manifestación y con una plaza llena de familias”.

El comunicado prosigue indicando que “las cargas continuaron en dirección hacia el Paseo de Recoletos que estaba completamente lleno de personas pacíficas”. Y denuncia que, cuando aún no había concluido el acto, otro dispositivo policial se desplazó desde la calle Jorge Juan “para cortar en dos la manifestación”.

“Nosotras estábamos cantando y de repente vemos cómo entra la policía desde la calle Génova, en una manifestación que era completamente pacífica. Entran los antidisturbios y la gente que estaba en la plaza salió corriendo, hubo una estampida y la policía detrás. Y allí había niños, bebés, gente con cochecitos y gente mayor. Vimos también las pelotas y botes de humo en un lado de la plaza”, explica Concha Colomo, integrante de la Solfónica, el coro activista surgido en el 15M.

“Luego bajamos a la plaza a seguir cantando. Hicimos un círculo y la poca gente que quedaba después de la carga se unió a cantar, fue escalofriante. Nos rodearon los antidisturbios, nos acorralaron, nos llevaron hasta la acera, los teníamos a dos palmos de la nariz, pero seguíamos cantando, fue emocionante”, relata Cora, otra integrante de la Solfónica. “Tuve el honor de dirigir la Orquesta y Coro de la Dignidad en Colón”, ha escrito en su Facebook Sonia Megías, a quien se puede ver dirigiendo la orquesta en este vídeo durante la carga policial. “Mientras, la policía cargaba contra el público con disparos y gas lacrimógeno. Tuvimos que interrumpir varias veces para gritar “Estas son nuestras armas”, enseñando los instrumentos y las partituras”.

“Nosotros teníamos que ir a la estación de Pitis para coger los autocares de regreso a Galicia. Así que salimos antes de que terminara la manifestación. Entre nosotros había niños, mayores, de todo», relata Juan Bautista, que vino a Madrid en los autobuses procedentes de Pontevedra.

«De repente la policía dispara al aire, hay carreras, y entonces un pequeño grupo que había tirado piedras a la policía, pasó por detrás de los agentes como si nada, sin que la policía se lo impidiese, fue muy raro. Uno de esos chavales, no uniformado, empezó a hacernos preguntas, que quiénes éramos”, relata.“Tuvimos que buscar otra salida y finalmente la mujer del parking de al lado de Colón se enrolló muy bien y nos permitió atravesarlo, porque llevábamos niños y todo. Pasamos por la calle Génova, anduvimos varios kilómetros, cada dos por tres parábamos y preguntábamos: “¿Estamos todos?”, porque éramos muchos. No pudimos salir de Madrid hasta las doce”, lamenta. “Querían impedir la acampada”“El Gobierno quería impedir como fuera que la manifestación terminara en acampada porque no quieren que se repita el tema de la plaza de Kiev, o la acampada de Sol. Tenían pánico a que dos mil o tres mil personas se plantaran en Recoletos”, dice José Manuel, de la Coordinadora del 25S.

«Que hubiera un puñado de alborotadores, quizá algún infiltrado, les sirvió de coartada para justificar ante la opinión pública que disolvían una manifestación pacífica y multitudinaria”, añade. Encuentro con observadores de la OSCE“Estamos preparando una reunión que vamos a mantener con observadores de la OSCE que se han puesto en contacto con nosotros. Vinieron a Madrid a supervisar la manifestación del 22M, así que ya valoraban que esto podía ser importante. Llevaremos testigos de lo ocurrido en la protesta”, cuenta Julio Rodríguez, de la Coordinadora de las Marchas de la Dignidad. “La movilización ha sido tremendamente exitosa, y hay un dato a tener en cuenta, que es que hubo mucha gente de Madrid no perteneciente a las marchas. Hay una masa crítica que sale a la calle cuando algo está bien convocado”, reflexiona. Calendario de movilizaciones “La valoración es que el 22M ha sido un éxito, no esperábamos tanto. Hemos llegado al corazón de la gente, ha sido una de las protestas más importantes de la democracia, protagonizada por la ciudadanía y en la que han participado nuevos sujetos políticos”, resalta José Coy, del Frente Cívico. “Ahora lo que importa es la continuidad. Estamos estudiando un nuevo calendario de movilizaciones. Tienen que seguir pasando cosas potentes, en la asamblea de hoy barajamos ya algunas fechas para nuevas protestas. No se descarta una huelga general”, añade.

«Los ciudadanos no votan para que se den 200.000 millones a los bancos, ni para que se recorten las pensiones, ni para que haya 6 millones de parados», indica Cañamero, del SAT. «Cuando los gobiernos hacen lo contrario de lo que interesa al pueblo, hay que decirles que ya está bien. Hay que cambiar esa correlación de fuerzas. Por eso vamos a volver a pensar en grandes movilizaciones», remata.

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