Corresponsalí­a Asturias

Se enquista la negociación del convenio colectivo de Azsa

Tras resentar un ERE el pasado mes de abril, en el que se empañó la lucha de los trabajadores de Azsa por sus puestos de trabajo con una demanda judicial en la que acudieron a declarar diferentes representantes sindicales de la productora de zinc por excelencia en el mundo entero, la lucha sigue con una negociación sobre el convenio colectivo que pretende congelar los sueldos de los trabajadores por un periodo de cinco años. Los trabajadores son conscientes del momento de crisis mundial por el que pasamos, pero los datos sobre los beneficios de la productora de zinc del pasado año suman un total de 129 millones de euros y valoraciones cruzadas sobre los datos de la producción del primer trimestre de este año enquistan la negociación del convenio, un tira y afloja que sirve para dividir y cansar a la plantilla que no está dispuesta a que con la escusa de la crisis les den gato por liebre. La trayectoria de esta lucha viene marcada por el intento de criminalización, y los sindicatos se lavaron las manos en sus declaraciones judiciales asegurando que la denuncia de coacciones y amenazas en los días de huelga están fuera de las decisiones tomadas por los sindicatos, sin mayores investigaciones, se apuntaba de esta forma a los trabajadores que veían un futuro incierto y unas condiciones injustas que no se ajustan a la situación real de la empresa. La situación actual, se contrapone en declaraciones de la propia directiva que asegura tener 150.000 toneladas de material acumulado sin vender en los primeros cuatro meses del año, pero a su vez, en una valoración de las ventas aparece una producción de 151.000 toneladas de las cuales se han vendido 150.000 de forma que las cuentas no cuadran. Por eso, los trabajadores están dispuestos a la congelación salarial para un año y no para cinco como propone la empresa. Esta planta productora debe ser un objetivo a plantearse en la crisis, y la exigencia para con el Gobierno de que incida en el futuro de Azsa debe pasar por un plan que dote a este tipo de plantas de energías renovables que den independencia energética a una industria rentable y viable que por su mecanismo de producción son las que más energía gastan, pero también ofrecen unos beneficios que no deben ir en detrimento de los trabajadores, es decir, si la luz sube, eso no se puede saldar con restricciones a los trabajadores. Por eso un plan que unifique objetivos productivos con medidas que den independencia energética deben ir de la mano, y que esto sirva para potenciar esta industria productora y se pueda traducir en mejores condiciones para sus trabajadores, en aumentar puestos de trabajo y en mejorar los medios de producción. De esta forma, vuelven la retomar la negociación del convenio con un ambiente caldeado. Una escala de impuestos sobre los salarios en los que un sueldo mínimo de 1.000 euros esté en un escalafón 0 de impuestos y que los escalafones suban porcentualmente hasta un salario máximo de 10.000 con un tope por arriba facilitaría mucho las negociaciones sobre los salarios de los trabajadores, y que sean los que más cobran los que más paguen, para que la crisis se salde en beneficio de los trabajadores.

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