Christine Lagarde felicitó hace pocos meses al gobieno de Rajoy, insistiendo en que la bajada de sueldos en España ha sido «uno de los elementos que han permitido la recuperación», e insistiendo en la necesidad de nuevas reformas laborales en ese camino. La realidad es que desde 2007, los españoles hemos perdido -como media- un 25% de nuestro salario real. Mientras, banqueros y monopolistas se otorgan a sí mismos mayores retribuciones, aumentando dentro de las mismas empresas la brecha salarial entre ejecutivos y empleados. Hoy los jefes de los grupos del Ibex ganan 96 veces más que sus empleados
El salario médio en España en 2015 se sitúa en 26.259€ al año, es decir 2.188 euros al mes, si hacemos el cálculo suponiendo 12 pagas anuales. Pero la tranquilizadora media se desvanece cuando miramos los datos más de cerca. Según la Agencia Tributaria, casi 10 millones de españoles -es decir, casi de la mitad de la población activa- gana sueldos por debajo, o muy por debajo, de 1000€ mensuales. De ellos más de tres millones y medio de trabajadores, condenados a contratos miserables de horas ganan poco más de 1.800 euros al año, apenas 150 euros al mes. Más de 2 millones, encadenados a contratos a tiempo parcial, cobran una media de 6.738 euros al año, es decir, 561 euros mensuales, por debajo incluso del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Otros dos millones, cuyo salario anual, una vez descontados los pagos a la Seguridad Social, están entre los 650 y los 700 euros mensuales. Y aún hay 2,2 millones de trabajadores cuyos sueldos netos se sitúan alrededor de los 850 euros mensuales.
No hay mucho margen para la tranquilidad salarial, al menos para las clases populares. Otros están de celebración en celebración. A pesar de que 2015 no ha sido un gran año para la bolsa española, los altos ejecutivos de bancos y monopolios del Ibex35 han decidido darse un premio, aumentándose los salarios en un 12,67% de media. La remuneración media de este reducido grupo de plutócratas ascendió a 405.266 € al año, unas 96 veces la media de sus propios empleados.
«Desde 2007, los españoles hemos perdido un 25% de nuestro salario real. Mientras, banqueros y monopolistas se subieron el año pasado un 12,7%»
No son dos hechos aislados ni independientes, sino un par de contrarios. El aumento de sus beneficios y sus rentas es consecuencia directa del aumento de la tasa de plusvalía, de una explotación más intensa y feroz sobre la fuerza de trabajo. Y bajo su dominio no puede ser de otra manera. La ley de bronce del capitalismo -la competencia- les obliga a que avancen siempre en ese camino, gritándoles ¡Adelante! ¡Adelante!.
Por eso no hay otra alternativa para los asalariados que desandar su camino y redistribuir la riqueza, con medidas que pongan topes a sus escandalosos beneficios y rentas, para que puedan ser redistribuidos en subidas salariales.