Se acabaron los reinos de taifas

De primera el olfato polí­tico de Antonio Gala para leer los resultados de las elecciones del 1-M. Breve, pero concluyente: «se acabaron los cantones, los reinos de taifas, las enemistades fronterizas». Cosas de catetos, no de patriotas como lo califica a continuación. Y también para orientarse en por dónde ir a partir de ahora: «estudiemos y hagamos provincias productivas. Esto es hoy lo revolucionario, no atornillarse el culo a los sillones». Muy bien.

El Correo, dando or hecho la investidura de Patxi López con los votos favorables del PP, adelanta en su editorial de hoy por dónde deberían ir las negociaciones que comenzaron oficialmente ayer, aunque es de suponer que vengan haciéndolo desde la misma noche del 1-M. En primer lugar asumir “el compromiso que entraña el establecimiento de una relación preferente, aunque no alcance a ser un pacto programático para la legislatura”. Es decir, no es políticamente necesario un pacto de legislatura entre el PSE y el PP, pero sí que los términos de una “relación preferente” entre ambos parido quede fijado con claridad ante la opinión pública, que no aceptaría tampoco un simple acuerdo para la sesión de investidura sin más compromisos por ambas partes. No es en absoluto descabellada, en este sentido, la alternativa que propone El Correo como forma de concreción de esa relación preferente. Un acuerdo que delimite con precisión qué cuestiones políticas deben ser transformadas radicalmente respecto a las aplicadas por el anterior gobierno vasco y qué contenidos legislativos deberían cambiar de forma preferente en la actual legislatura. No es un pacto de legislatura, en la medida en que deja libertad a cada partido en el resto de cuestiones para actuar según crea conveniente, pero se le acerca lo suficiente como para ser un buen punto de partida para el desmantelamiento del régimen clientelar del PNV y la erradicación de sus innumerables aspectos propios del nacionalismo etnicista y excluyente. Opinión. El Mundo GALICIA Y PAÍS VASCO Antonio Gala LAS COSAS en su sitio. Los emigrantes consiguen que el PP sólo gane por un diputado a los otros partidos juntos: muy gallego. En cuanto a Euskadi, hora es de abrir ventanas para que entre aire libre en vez de un terrorista. Hora de concluir con políticas provincianas, acobardamientos y amenazas. Para ello, acuerdos entre los representantes y novedades. En el sistema español, desde un ayuntamiento al Gobierno, hay demasiados escalones. Y un consenso no siempre es exitoso. Se acabaron los cantones, los reinos de taifas, las enemistades fronterizas. Todo eso es catetería, no patriotismo. De enanitos, no de personas mayores. Se precisa la integración, que acabe con peleas de barrios, cuanto más con agresiones ideológicas (ja, ja). Con el sistema administrativo de la Transición nos quedaremos, a tirones, sin tejido político. Cumplamos años y dejémonos de kale borroka o como se llame. Aprendamos a convivir sin extorsionar a nadie; estudiemos y hagamos provincias productivas. Esto es hoy lo revolucionario, no atornillarse el culo a los sillones. EL MUNDO. 13-3-2009 Editorial. El Correo COMPROMISO DE CAMBIO El encuentro celebrado en la mañana de ayer entre las delegaciones negociadoras del PSE-EE y del Partido Popular vasco sirvió a todas luces para reafirmar la coincidencia que vincula a ambas formaciones respecto a la designación de Patxi López como próximo lehendakari. El cambio en la presidencia del Gobierno de Euskadi representaría un mínimo que los populares desean apuntalar con un compromiso de orden político a suscribir por los socialistas. Las diferencias entre partidos han impuesto que la elección de lehendakari preceda a la identificación concreta de la naturaleza del próximo gobierno y de los apoyos parlamentarios con los que podrá contar. Todo parece indicar que la práctica negativa de los socialistas a conformar un ejecutivo de coalición con los populares no despierta en éstos especial incomodidad, sino lo contrario. La indisposición del PSE-EE a sellar algo más que un acuerdo de intenciones coincide, en este punto, con la inclinación del PP a comprometerse lo justo con los socialistas. Pero es indudable que los populares necesitan evitar la incongruencia que supondría que su apoyo aupase a Patxi López a la presidencia del Gobierno vasco para que, a continuación, éste virara a la búsqueda del acercamiento con el PNV. Es probable que ni los puntos de coincidencia entre PSE-EE y PP ni los intereses partidistas en juego den más que para una declaración política que suscriban ambos de cara a la elección de lehendakari. Pero aun así resulta necesario que con dicha firma las dos formaciones asuman el compromiso que entraña el establecimiento de una relación preferente, aunque no alcance a ser un pacto programático para la legislatura. De continuar en sintonía, a socialistas y populares les corresponderá concretar qué significa el cambio que vienen propugnando para Euskadi y qué aspectos ineludibles ha de contener en opinión de cada una de las dos fuerzas. En definitiva, les corresponderá precisar qué aspectos de la política practicada hasta la fecha por el Gobierno vasco y qué contenidos legislativos deberían cambiar. El enunciado general de los propósitos de cambio no es ya suficiente, y la ciudadanía es la primera interesada en conocer cuáles serán las líneas de actuación del previsible gobierno de Patxi López. Y más cuando la gravedad de la crisis económica que se cierne sobre el País Vasco, como sobre el conjunto de España, obliga de manera especial al futuro Ejecutivo. EL CORREO. 13-3-2009 Editorial. ABC UN GOBIERNO PARALIZADO LA soledad parlamentaria del PSOE después de los resultados del 1-M acentúa la sensación de parálisis de un Gobierno superado por las circunstancias. El Grupo Socialista pierde votaciones en el Congreso de los Diputados, mientras sus antiguos aliados se convierten en adversarios y el Ejecutivo hace uso de una facultad excepcional en la Junta de Portavoces para evitar el debate de cuestiones que no le convienen. La situación exige una negociación permanente para disimular la evidencia de que Rodríguez Zapatero se ha quedado solo. El «cordón sanitario» con el que pretendió aislar al PP en la legislatura anterior está cambiando ahora de rumbo ante la pasividad de un Gobierno desconcertado, con muchos ministros políticamente amortizados o irrelevantes. En todo caso, lo importante no son los intereses particulares del PSOE, sino el perjuicio objetivo que supone esta debilidad para hacer frente a una situación de emergencia. Con mayor o menor acierto, Obama, Sarkozy, Brown, Merkel y otros líderes de países desarrollados trabajan a fondo para ofrecer nuevos proyectos y buscar soluciones. En cambio, Rodríguez Zapatero parece conformarse con ocurrencias ya gastadas y toda su iniciativa legislativa se concentra en una reforma injustificada de la ley del aborto para hacer guiños a la izquierda radical. Los propios socialistas le piden a su líder algún tipo de reacción eficaz frente a la sensación generalizada de que el Ejecutivo no da más de sí y de que se adivinan tiempos muy duros para el grupo parlamentario que le sirve de apoyo en el Congreso y el Senado. El líder socialista sufre ahora las consecuencias de una apuesta por las maniobras partidistas frente al trabajo serio y responsable. El PNV se desmarca de su apoyo -decisivo, por ejemplo, para aprobar los actuales Presupuestos- ante la firme voluntad de Patxi López de convertirse en lendakari. CiU, y ahora también BNG, no tienen ningún interés práctico en dar cobertura a un Gobierno paralizado. Mucho tendrá que trabajar José Antonio Alonso para alcanzar acuerdos en un contexto que ha dado un vuelco decisivo en las últimas semanas. La absurda idea de gobernar a base de acuerdos puntuales esconde, bajo el nombre ostentoso de «geometría variable», un oportunismo de corto plazo que obliga a hacer extrañas piruetas para contentar a medias a unos y otros. Los grandes perjudicados son, por supuesto, los ciudadanos, que exigen medidas urgentes y eficaces para restaurar la confianza en el sistema económico y afrontar con sentido de estado los grandes problemas nacionales. No es lógico pretender el voto del PP en el País Vasco a la vez que se gobierna con ERC en Cataluña y se busca el apoyo de IU en el Parlamento nacional, todo ello procurando no romper los puentes con PNV y CiU. El PSOE se ha creído su propia retórica acerca de su «centralidad» en el sistema político, sin asumir que estos pactos en todas direcciones reflejan únicamente la incongruencia y la falta de rigor. En democracia, el poder no es un fin en sí mismo, sino un instrumento al servicio del interés general. Aquí y ahora no importan la soledad del presidente, la debilidad ya irremediable de muchos ministros o la falta de aliados mínimamente estables. Lo peor es que España no puede permitirse este desgobierno en plena crisis de dimensión universal. ABC. 13-3-2009 Opinión. La Vanguardia PAGOS Y SUSPIROS Xavier Mas de Xaxás Camino de los cuatro millones de parados, España vuelve a ser una copla coral. (…) Veníamos del mileurismo y vamos a situaciones aún más complicadas. Se destruyen empleos cualificados y no cualificados. Los costes importan mucho más que los talentos. El trabajador se mide más por el sueldo que cobra que por el valor añadido que aporta. Muchos empresarios, pequeños y medianos, sobre todo, no tienen más remedio que prescindir de sus mejores empleados. Ahogados por la falta de crédito no tienen dinero para pagarles. Los bancos no prestan y el Gobierno no encuentra la fórmula adecuada para que lo hagan. ¿Se han descapitalizado hasta más allá de lo confesable, como apuntan ciertos analistas? ¿Si los bancos no tienen el dinero que dicen tener habría que nacionalizarlos? Otros países lo han hecho. Estados Unidos lo está haciendo. La prensa internacional es muy dura con la economía española. Casi más que con ninguna otra en Europa occidental. El país tiene dos alternativas. La primera es esperar a que mejore la coyuntura global y vuelvan los turistas y los jubilados europeos que tantos apartamentos han comprado en la costa mediterránea. La segunda es cambiar de modelo económico, invirtiendo en educación, investigación y desarrollo, lo que sea necesario para crear empleos cualificados y de gran productividad. Lo más probable, si nos creemos a los expertos, es que, sea cual sea la opción que se adopte, la recuperación tardará entre diez y veinte años en conseguirse. ¿Y hasta entonces, qué? De momento hay mucho miedo. Los sindicatos recomiendan a los trabajadores que acepten recortes de sueldo y bajas incentivadas. Consideran que no hay alternativa. A pesar de la gravedad de la crisis consideran que hay espacio para un diálogo con la patronal. A los patronos les gustaría modificar los convenios colectivos, reducir al mínimo las subidas salariales, exigir más horas y más productividad al empleado. Los sindicalistas les escuchan. Les dicen a veces que sí (convenios) y a veces que no (salarios). Siguen negociando en la mesa social. El enfrentamiento de una huelga general no se plantea. Pax sindical. El FMI calcula que España invirtió el año pasado el equivalente al 3,1% del PIB en estímulos varios para superar la crisis. Es mucho. Proporcionalmente, más que ningún otro país de la OCDE. El endeudamiento crece por encima del 3% del PIB, la línea roja que la UE prohíbe cruzar. Bruselas ha abierto un expediente a Madrid. ¿Será España invitada a dejar el euro? (…) LA VANGUARDIA. 12-3-2009

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