Deportes

Sastre no traga

Hoy comienza la 96º edición del Tour de Francia. Contador y Sastre están en el centro de todas las miradas. Después de la retirada «forzosa» de Valverde por divina inspiración de la Federación Italiana, los españoles cargan con la responsabilidad, individual de las expectativas puestas en ellos, y colectiva de un deporte, que pese a las toneladas de basura vertidas sobre él, sigue siendo un referente de lucha titánica y capacidad personal. Carlos Sastre, de partida, a la zaga de Contandor expresa, horas antes del Tour, la dureza de un deportista que se resiste a la subversión del deporte.

En una reciente entrevista y frente a los zigzagueos del entrevistador, Sastre trataba de esquivar la olémica para hablar de deporte: Valverde no correrá el Tour.Ojalá lo hubiera corrido. Es un gran corredor, un buen amigo y le tengo muchísimo aprecio.Hablemos de dopaje. ¿Es el de ahora un ciclismo más limpio?Aquí lo único que se hace es hablar y no se busca ninguna solución. No creo que haya más dopaje ni menos. Ni ahora es más bonita la situación ni más fea. El ciclismo es lo que es y lo único que se hace es opinar sin tener ni puñetera idea. Yo no pierdo el tiempo en juzgar a las personas.¿Usted propone alguna solución?No soy yo quien tiene que darlas. Hay gente que en teoría vela por nuestra salud. Que busquen soluciones ellos.No negará que los controles por sorpresa funcionan ahora mejor…Llevo cinco años pasando controles por sorpresa. Hace tres años pasé 18 en mi casa, en una temporada. Este año me han hecho un montón, ¡incluso dos en el mismo día: uno por la mañana y otro por la noche! El Tour empieza inevitablemente ensombrecido por la ausencia de uno de los principales competidores, Valverde, y al mismo tiempo, en suma de voluntades por acabar con la imagen de declive que se viene alimentando. El Tour se ha visto afectado por escándalos de dopaje los tres últimos años: después de la carrera de 2006, el campeón Floyd Landis perdió su título por arrojar positivo a testosterona; al año siguiente, el líder Michael Rasmussen fue expulsado por mentir sobre su paradero durante controles antidopaje antes de la carrera; y el año pasado, seis ciclistas fueron sorprendidos por utilizar sustancias prohibidas. Sin embargo Sastre, portador de la prenda de honor amarilla, está dispuesto a no contribuir a la ceremonia de la confusión en la que, al final, no es el deporte en general el que sale perjudicado, que por supuesto, sino los ciclistas sobre los que se carga toda la responsabilidad y los controles persecutorios.

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