«El concepto inicial de gobernanza -que cada uno gestionara sus finanzas como un buen padre de familia y el euro permanecería protegido- saltó hecho pedazos desde 2003, cuando Jacques Chirac y Gerhard Schrí¶der se saltaron el único cortafuegos del sistema, el pacto de estabilidad. Este atrevimiento pasado hizo vana cualquier vigilancia mutua.»
¿Hasta dónde están disuestos los Estados –pero también los pueblos –a llegar en esta dirección? La creación de euro-bonos, por ejemplo, que puede aparecer como un arma eficaz contra la especulación implica, en contrapartida, la puesta en tutela de los Estados en dificultades, para evitar en el futuro desagradables sorpresas, como la de Grecia. Estrechamente ligada a esto, la segunda cuestión es la de la legitimidad democrática de esta tutela, y de los dolorosos esfuerzos de ajuste económico, fiscal y social que acarreará a unos o a otros. ¿Si no es la de un directorio autoproclamado, cuál será en particular la legitimidad de un “verdadero gobierno de la zona euro”, según la fórmula empleada por Sarkozy? (LE MONDE) DER SPIEGEL.- El gobierno de Cameron ha calificado a los manifestantes como criminales que buscan sumir al país en el caos, pero eso es sólo una parte de la verdad. Un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revela otra pieza del rompecabezas: de todos los países de la Unión Europea, sólo Portugal tiene una mayor desigualdad en la distribución de la riqueza que Gran Bretaña. Estos disturbios son un problema específico inglés – al menos por ahora. Sin embargo, la brecha entre ricos y pobres está creciendo en toda Europa, favorecida por las medidas de austeridad, especialmente las ejecutadas en los países más afectados por la crisis de la deuda, como Grecia, España e Italia. Francia. Le Monde Sarkozy-Merkel, el directorio autoproclamado Muchos buenos espíritus lo desean y lo reclaman actualmente: la crisis de la las deudas soberanas va a forzar a Europa a reforzar su “gobernanza económica”. Si no se toma rápidamente esta vía, la zona euro corre el riesgo de explosionar. De alguna forma, hacer de la necesidad virtud. Nicolás Sarkozy y Ángela Merkel están decididos a darles la razón. Desde la cumbre del 21 de julio, han jugado un papel de motor para hacer adoptar un plan de defensa de la moneda única compartiendo, mucho o poco, las deudas y los riesgos. El martes 16 de agosto, el presidente francés y la canciller alemana se reencontrarán, en el Eliseo, para preparar nuevos avances en esta dirección. En principio, les asiste la razón. Bastante antes que la crisis actual lo subrayara peligrosamente, era patente que el funcionamiento de la moneda única no era satisfactorio. El concepto inicial de gobernanza –que cada uno gestionara sus finanzas como un buen padre de familia y el euro permanecería protegido– saltó hecho pedazos desde 2003, cuando Jacques Chirac y Gerhard Schröder se saltaron el único cortafuegos del sistema, el pacto de estabilidad. Este atrevimiento pasado hizo vana cualquier vigilancia mutua. Por el contrario, ellos entienden ahora que hay que dar ejemplo de rigor y de virtud a los 15 miembros restantes de la zona euro. Muy bien. ¿Pero hasta donde ir? ¿Y cómo? Sin relanzar el recurrente debate de federalismo, la coordinación de las políticas nacionales plantea, en efecto, cuestiones relevantes. La primera es la de la solidaridad financiera entre los europeos. ¿Hasta dónde están dispuestos os Estados –pero también los pueblos –a llegar en esta dirección? La creación de euro-bonos, por ejemplo, que puede aparecer como un arma eficaz contra la especulación implica, en contrapartida, la puesta en tutela de los Estados en dificultades, para evitar en el futuro desagradables sorpresas, como la de Grecia. De momento, esta tutela está –mal– ejercida por la Comisión europea y el presidente del Eurogrupo. Pero nada garantiza que será ejercida con mayor autoridad y eficacia por un nuevo ministro europeo de finanzas, como ha sugerido Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central. Estrechamente ligada a esto, la segunda cuestión es la de la legitimidad democrática de esta tutela, y de los dolorosos esfuerzos de ajuste económico, fiscal y social que acarreará a unos o a otros. ¿Si no es la de un directorio autoproclamado, cuál será en particular la legitimidad de un “verdadero gobierno de la zona euro, del que las reuniones en la cumbre de jefes de Estado debe ser el elemento central”, según la fórmula empleada por Sarkozy en su reciente carta a los parlamentarios franceses? ¿Puede tomarse en este punto por despreciable el papel del Paramento europeo, corresponsable de la gobernanza económica, de acuerdo al tratado de Lisboa? Para progresar, Merkel y Sarkozy deben responder en estos tres terrenos –solidaridad, eficacia, legitimidad–, sin desatender ninguno. LE MONDE. 12-8-2011 Alemania. Der Spiegel Puntos de inflamación por todo el continente Durante cuatro días de esta pasada semana, los jóvenes se amotinaron en el Reino Unido, merodeando por las calles de las grandes ciudades de Inglaterra. El primer ministro, David Cameron, suspendió sus vacaciones de verano en la Toscana para hacer frente a la situación, y los miembros del parlamento tuvieron que regresar de las suyas. El gobierno de Cameron ha calificado a los manifestantes como criminales que buscan sumir al país en el caos, pero eso es sólo una parte de la verdad. Un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revela otra pieza del rompecabezas: de todos los países de la Unión Europea, sólo Portugal tiene una mayor desigualdad en la distribución de la riqueza que Gran Bretaña. Estos disturbios son un problema específico inglés – al menos por ahora. Sin embargo, la brecha entre ricos y pobres está creciendo en toda Europa, favorecida por las medidas de austeridad, especialmente las ejecutadas en los países más afectados por la crisis de la deuda, como Grecia, España e Italia. No son sólo los servicios sociales los que se recortan, sino los presupuestos de las escuelas así como los servicios de salud. Y casi todas las ciudades europeas tiene sus barrios desfavorecidos, lugares donde las oportunidades para los jóvenes en particular son limitadas. La próspera Alemania también está sintiendo los efectos de las medidas de recorte de gastos. La Conferencia Nacional sobre la Pobreza (NAK) alemana advierte que las perspectivas de los jóvenes no hacen más que empeorar. A medida que los servicios de bienestar para los jóvenes se recortan, dicen, estamos viendo más jóvenes que necesitan recurrir a otros servicios, tales como las misiones de caridad que recorren las estaciones de tren por todo el país,. Y para encontrar pruebas de que Alemania es también el hogar de una tendencia latente a la violencia, no busque más allá de los disturbios anuales del 1 de mayo –Día Internacional de los Trabajadores– en el barrio berlinés de Kreuzberg o en el Schanzenviertel de Hamburgo. ”El levantamiento de los perdedores”, como lo calificó el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, podría extenderse más allá de Gran Bretaña en el futuro. Muchos países de la UE ya temen el desarrollo de lo que los medios de comunicación alemanes describen como "las condiciones de estilo inglés." El continente podría estar a las puertas de un otoño explosivo, una situación que algunos han empezado a llamar ya la crisis de la democracia europea. DER SPIEGEL. 12-8-2011