100.000 millones de euros más para bancos y cajas

Salvavidas para una banca en peligro

En la época feudal, Robin Hood robaba a los nobles ricos para repartir su oro entre los campesinos pobres. En el capitalismo moderno, los gobiernos roban a la mayorí­a de sus ciudadanos para repartir el dinero de todos entre los banqueros. Y el gobierno de Zapatero no es de los que se quedan atrás precisamente en esta poco honrosa tarea. Con los 100.000 millones de euros adicionales con los que se va a dotar el nuevo fondo para la reestructuración del sistema financiero español, serán 340.000 millones de euros de todos nosotros los que Zapatero habrá puesto a disposición de bancos y cajas en menos de 9 meses. Un tercio del PIB español. Todo un récord.

Milagros subvencionadosEn EEUU, centenarias y gigantescas entidades financieras (Lehman Brothers, Merrill Lynch, Bearn Sterns, Wachowia,…) han desaarecido engullidas por el ojo del huracán de la crisis. En Europa, sin embargo, sólo el belga Fortis entre los medianos y unos pocos bancos pequeños en Inglaterra y Alemania han corrido su misma suerte.¿Fruto de una mejor gestión, de una mayor solidez?Esa es la película que quieren que veamos.La realidad sin embargo es otra bien distinta. Es posible que en otros ámbitos de la vida sí los haya, pero en economía no existen los milagros. A no ser claro está que, como en la película de Berlanga. Estemos hablando de milagros orquestados, en este caso subvencionados.Porque esté es en realidad todo el secreto del asunto. Aunque de manera mucho más discreta, las inyecciones de dinero público que los distintos gobiernos han invertido en el sistema financiero europeo superan en mucho a las del Tesoro norteamericano.Y entre ellos, el inglés y el español se llevan con diferencia la palma.Pero mientras en Inglaterra el gobierno de Gordon Brown está contra las cuerdas, por el contrario el gobierno Zapatero ha sabido camuflar, hasta ahora, esta gigantesca subvención a la banca pagada con nuestro dinero bajo encendidas proclamas de no dejar desasistidos a los parados (mientras éstos van camino de los cinco millones, con más de un 25% que no cobran ningún tipo de subsidio), o de no abaratar un despido que ya es, en los hechos aunque no en la ley, de los más baratos de la UE.Las proporciones del primer rescateEn otoño del pasado año, tras la caída de Lehman Brothers y el pánico que se apoderó del mundo de las finanzas mundiales, la gran banca española –específicamente altosejecutivos de los bancos Santander y BBVA junto a técnicos del ministerio de Economía y del Banco de España– diseño un plan de rescate de 240.000 millones de euros en forma de préstamos, avales y garantías para evitar el colapso del sistema financiero nacional que inevitablemente hubiera arrastrado también a los dos grandes bancos.Plan que el gobierno firmó con los ojos cerrados y que fue presentado a la opinión pública junto con un paquete de medidas sociales entre las que figuraba, como medida estrella, la posibilidad de que los parados pudieran acogerse a una moratoria de 3 años en el pago de sus hipotecas.Menos de un año después, según reconocía el propio Zapatero el pasado mes de abril, sólo 2.100 parados habían podido acogerse a esta medida. Lo que supone, aproximadamente, una inyección de dinero público en forma de garantías durante los próximos 3 años que representa un 0,00001% de lo entregado a bancos y cajas. Anque de hacer caso al tiempo de publicidad que el gobierno y sus medios afines han dedicado a una y a otra, la proporción entre las subvenciones dadas a parados y banqueros parece ser la inversa.Doble torpedo en la línea de flotaciónPero aun con esto, los 240.000 millones del primer plan de rescate sólo han servido para parar la primera oleada de pánico, para impedir el colapso sistémico del sistema financiero español. Pero no para atajar los dos graves problemas de fondo a los que se enfrenta la banca en esta nueva etapa de la crisis.En primer lugar, su ingente endeudamiento exterior. Según el Banco Internacional de Pagos de Basilea, el saldo vivo de la deuda contraída por el sistema financiero español, a finales de marzo de 2008, ascendía a 1,27 billones de euros. De los cuales aproximadamente un tercio, es decir, alrededor de 400.000 millones de euros deben ser pagados o renegociados entre este año y los dos siguientes.Con un sistema interbancario europeo –y especialmente el alemán y el francés, las dos principales fuentes de donde hasta la crisis se nutría la banca española– paralizado y con las líneas de crédito congeladas, el primer plan de rescate de los 240.000 millones de euros ha servido para evitar que el sistema financiero nacional colapsara por impago de sus deudas. Con los préstamos a cambio de activos hipotecarios y el sistema de garantías y avales del Estado dispuesto por el gobierno Zapatero (con el dinero de todos) la banca española ha podido hasta el momento, si no adquirir liquidez para financiar nuevas operaciones, sí al menos obtener lo necesario para pagar o renegociar los vencimientos de su enorme deuda.Pero a este primer problema, ya en sí mismo de una dimensión abismal, ha venido a sumarse otro a medida que la crisis se desarrollaba entre nosotros: el imparable crecimiento de la morosidad y las quiebras, pérdidas y agujeros patrimoniales que ésta representa.De forma consecutiva, la tasa de morosidadno ha dejado de crecer los últimos 21meses, hasta situarse en su nivel más alto desde enero de 1997. Con dos diferencias sustanciales. Mientras entonces estábamos en el punto final de la crisis iniciada en el año 93, ahora estamos apenas al principio.Y el grado de endeudamiento de empresas y familias españolas en la década de los 90 era infinitamente menor que en la actualidad. Nadie sabe a ciencia cierta cuándo ydónde se detendrá la morosidad, aunque se especula con que a finales de este año duplique la tasa actual del 4,5% para situarse en el 9% de media para el conjunto del sistema financiero. Lo que quiere decir que para numerosas entidades los impagos estarán por encima del 10-12%, una situación insostenible.Mucho más si a esto le añadimos que durante 2009, bancos y cajas han podido sortear mal que bien el aumento de la morosidad acogiéndose a la regulación que les permite provisionar –es decir, aportar nuevo capital con el que cubrir una deuda incobrable– durante el primer año tan sólo el 25% del capital adeudado. Pero durante 2010deberán provisionar el 75% restante de los impagos.Se cree que entonces la mitad de las cajas –y un número indeterminado de bancos pequeños y medianos– no dispondrán de capital propio ni de recursos para obtener ajeno como para afrontar las pérdidas, entrando en una situación de insolvencia y quiebra similar a la ya sufrida recientemente por Caja Castilla-La Mancha.Reestructurar para concentrarY aquí es donde aparece el segundo plan de rescate, pomposamente denominadoFondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria o FROB, al que el gobierno prevé dotar con otros 100.000 millones de euros del dinero de todos los españoles. ¿En qué consiste este segundo plan de rescate?Básicamente, en cubrir las quiebras bancarias con el dinero de todos y, en ese proceso, proceder a una nueva y mayor concentración en el sector.El objetivo ya ha sido fijado: alrededor del 50% de las actuales cajas de ahorro deben desaparecer. Aquellas entidades que reciban dinero público, ya ha advertido el gobernador del Banco de España, deberán “como poco” fusionarse. Dado que en el sector de la banca privada, con el grado de hiperconcentración del que ya disponen los dos grandes, es difícil que pueda hacerse, ahora toca el turno de las cajas, que suponen casi la mitad del sistema financiero.Eliminar competencia y facilitar la concentración de capital, este es el destino de los 100.000 millones de euros. En otoño pasado nos tocó sufragar las deudas que la banca no podía pagar. Este otoño nos va a tocar pagar las deudas que la banca no puede cobrar. Un sistema de extorsión y expolio cercano a la perfección.

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