El rescate de las cajas de ahorros

Salvar a la casta polí­tica

La aprobación por el gobierno del nuevo fondo de rescate bancario, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) que podrá disponer de casi 100.000 millones de euros, fundamentalmente destinado a «salvar» y reestructurar las Cajas de Ahorro, ha desatado el enfrentamiento entre los intereses de la oligarquí­a financiera con Emilio Botí­n (Santander) y Francisco González (BBVA) a la cabeza- y las burguesí­as burocráticas regionales, dispuestas no sólo a no perder control sobre sus principales instrumentos financieros, las Cajas, sino a concentrar y aumentar su poder.

La crisis ha desvelado con total nitidez cómo las Cajas de Ahorro son la arte más débil del sistema financiero español y además una gran parte están al borde de la bancarrota. Como la banca, han recurrido al endeudamiento exterior para financiar sus operaciones y sobre todo para expandir el crédito hipotecario. Pero en el caso de las Cajas la expansión del crédito hipotecario ha estado ligada a todo tipo de arbitrariedades, excesos y desmanes impuestos por la dirección política de esas entidades, apostando por la especulación urbanística, financiando a promotores y los intereses particulares de determinados grupos empresariales vinculados con la clase política en el poder de las autonomías, las diputaciones y los ayuntamientos. Una casta política, constituida por dirigentes de las principales fuerzas políticas nacionales y regionales, que funciona como una auténtica burg u e s í a burocrática, y que ha hecho de las Cajas su instrumento financiero; de donde ha salido el dinero para financiar grandes proyectos (desde urbanísticos a parques de ocio) en los que no ha primado el interés económico-social de la población sino los beneficios políticos para ellos mismos y los intereses financieros, generalmente unidos a la especulación inmobiliaria y el “beneficio express”, para los grupos económicos afines. La llegada de la crisis ha hecho saltar todo este entramado que tratan de tapar por todos los medios. La morosidad de las Cajas se ha disparado multiplicándose por 7. Frente al 3,1% de la morosidad en los bancos, las Cajas superan ya el 4,5% y se anuncia que acabarán el año en el 9%. Hay 9 entidades que ya superan el 6% y otras 6 están por encima del 5%; más de 20 superar la media del 4,5%. Hace apenas año y medio, en diciembre de 2007 la morosidad del sistema bancario español estaba en el 0,89%. El diferencial de morosidad con los bancos ha pasado de 2.000 millones de euros a final de 2007 a los 13.700 millones de euros actuales. El Banco de España y los gobiernos central y autonómico ocultan la situación real de las entidades financieras. A estas alturas cada declaración de un miembro del gobierno de Zapatero sobre la “solvencia” de nuestro sistema financiero y que “no hay ninguna entidad en quiebra” suena como un cínico sarcasmo. Lo poco que trasciende públicamente es suficiente para hacernos una idea de la dimensión del problema. Si sólo en Caja Castilla-La Mancha (que apenas representa menos del 1% del sistema bancario) el Banco de España ha destapado un agujero de 3.000 millones de euros, ¿cuántos miles de millones de euros sumarán entre todas? Pensemos que según los expertos al menos el 50% de las cajas estaría en condiciones de insolvencia y quiebra. El PROB al rescate La oligarquía encabezada por el principal capo de la banca española, Emilio Botín, ha impuesto el rescate y reestructuración del sistema financiero en base a la inyección de dinero público, y desde ahí hay que ver el nuevo fondo de rescate bancario. El FROP, podrá disponer de hasta 99.000 millones de euros, 36.000 hasta final de 2009 y después el resto. Casi 7.000 millones saldrán directamente de los Presupuestos del Estado, otros 2.250 del Fondo de Garantías de Depósitos y otros 90.000 millones de deuda avalada por el Estado. El gobierno ha colocado al Banco de España como el garante de la aplicación del fondo, con poderes casi plenos para establecer las reglas y controlar su aplicación. Una exigencia de la gran banca. Aunque al mismo tiempo se ha negado a cambiar la Ley de Cajas actual, por lo que los políticos de los gobiernos autonómicos pueden vetar la fusión o absorción de cajas de comunidades distintas. Tal y como advirtió el presidente de la Generalitat, “no vería con satisfacción, sino todo lo contrario, que cualquier caja catalana sea absorbida por otra de fuera de la comunidad”. Cualquier proceso para reforzar el patrimonio o solvencia de la entidad, para su fusión o absorción, o para el traspaso total o parcial del negocio tendrá que ser aprobado por el Banco de España. Además, cuando el proceso de fusión o absorción necesite la intervención del FROP, con aportación de recursos públicos, desaparece el poder de veto de los gobiernos autonómicos y será el banco de España el que tengatodo el poder de decisión e intervención. Este punto del decreto que ha puesto en marcha el FROP la levantada ampollas entre las burguesías burocráticas regionales. Desde la Generalitat de Cataluña piden que no se convalide en el Congreso; y las Juntas de Andalucía y Extremadura ya han anunciado que van a estudiar si el decreto “invade las competencias de las comunidades autónomas” amparándose en lo que dicen los Estatutos. Y es que las castas políticas no se resignan a perder su poder de veto en aquellas reestructuraciones que no les interesen. ¿ Salvar las castas o salvar las Cajas? La gran banca espera sacar tajada de todo este proceso de concentración bancaria adquiriendo capital y mercados de las cajas y eliminando algunos competidores. Las burguesías burocráticas regionales quieren salir con entidades más concentradas y más fuertes. ¿Pero qué interesa al país y a los ciudadanos? Sin duda que no está en el interés general que las Cajas, que concentran una gran parte del ahorro popular, se hundan, pasen a engordar la Banca de Botín o el BBVA, o se conviertan en brazos financieros más poderosos al servicio de los proyectos y privilegios de una casta política implantada en las autonomías. Sin embargo eso es lo que busca el nuevo fondo de rescate bancario de Zapatero. En última instancia financiar con dinero público un proceso de concentración bancaria cuyos beneficiarios últimos sean las castas políticas y la gran banca. Las burguesías burocráticas son como un cáncer que tumoriza todo cuanto toca, han convertido las Cajas en auténticos agujeros negros, alejándolas de sus objetivos originales como entidades sin ánimo de lucro y de servicio público. Abordar la situación desde los intereses generales y la lucha contra la crisis exige, como proponemos en el programa “De verdad contra la crisis”, en primer lugar, aprovechar el rescate de las Cajas de Ahorro para “transformarlas en un instrumento financiero público de tipo confederal, centralizado por el gobierno y controlado y supervisado por los impositores, sus verdaderos dueños”. Y en la lucha contra la crisis pasen a jugar un papel fundamental para canalizar los recursos públicos hacia la inversión productiva, el desarrollo de los sectores estratégicos y tecnológicamente avanzados, la Investigación y Desarrollo y el crédito a las pequeñas y medianas empresas y autónomos (responsables de la creación del 80% del empleo nacional) y las familias. En segundo lugar, la transformación de las Cajas exige recuperarlas como entidades sin ánimo de lucro, cambiar la Ley de Cajas para evitar el control político- económico de las castas burocráticas, al tiempo que se desarrollen mecanismos de control democrático por los impositores, los trabajadores de las propias cajas y los ciudadanos. Y, por último, esta transformación exige también que se acabe con la impunidad de la clase política sacando a la luz pública el estado real de las cuentas de cada caja, destapando las responsabilidades políticas de quienes han nombrado o formado parte de los Consejos y exigiendo responsabilidades en los tribunales a los responsables de los agujeros negros provocados por una gestión, cuanto menos temeraria, basada en la especulación, el cohecho y el reparto de privilegios.

Deja una respuesta