Tensas relaciones entre EEUU e Israel

Saltan chispas entre Obama y Netanyahu

En público y en privado, saltan chispas entre Washington y Tel Aviv. El discurso del Cairo del presidente norteamericano ha levantado ampollas en el gabinete israelí­, especialmente en su primer ministro, Benjamí­n Netanyahu, que observa como la presión norteamericana aumenta por dí­as y que la táctica de ganar tiempo y hacerse el sordo no funciona ante un gobierno Obama cuyos máximos dirigentes -la Secretaria de Estado, Hillary Clinton o el máximo asesor de Obama, Rahm Emmanuel- conocen a la perfección sus tretas. «Si Netanyahu no entiende que Washington ha cambiado, cometerá un grave error», dicen voces oficiosas de Washington. «Respecto a las colonias, los israelí­es nos han estado engañando todos estos años. Se acabó», ha declarado off the records el enviado especial para Oriente Medio, George Mitchell.

Todo son dimes y diretes, desmentidos luego muy dilomáticamente, pero son totalmente verosímiles. En las dependencias del Primer Ministro israelí el presidente norteamericano ya ostenta un mote. `Hussein´ (su segundo apellido, de su padre keniata)Obama es pronunciado con desdén, acusado de “ser muy duro con Israel y permisivo con los palestinos y países árabes", algo impensable en su predecesor. Netanyahu ha tenido que desmentir públicamente las insidiosas declaraciones del diario israelí Yediot Ajaronot, que afirma que el mandatario declaró en privado que de ninguna manera cedería ante las presiones de Washington: "La presión de EEUU no conseguirá sus objetivos. Su exigencia de cesar la construcción en las colonias ya existentes no es justa y por eso no la frenaremos. No nos imaginamos que las diferencias fueran tan profundas. Pensábamos que la discusión se centraría en como frenar al irán nuclear. (…) La exigencia de Obama de frenar la construcción de forma inmediata no es legítima. No tengo intención de aceptarlo y por eso seguiremos construyendo, algo que cuenta con el apoyo de la mayoría de Israel", dice el diario que salió de la boca del halcón. Pero no es ningún secreto que las relaciones entre EEUU e Israel –pieza clave para Washington sea como sea- atraviesan el momento más tormentoso en décadas. Y el gobierno Netanyahu comprueba como la Casa Blanca le cierra todas las escapatorias, especialmente con el tema de las colonias. Tel Aviv pidió que al menos Washington permitiera que al menos se permitiera la construcción dentro de los asentamientos más poblados, para dar solución al “crecimiento natural” de la población, y argumentó que con Bush tal cosa era bien vista. Hillary Clinton, con buena memoria de las malas pasadas que el halcón hizo pasar a su esposo, respondió dos cosas. Uno: tal acuerdo con la administración anterior no está por escrito, y dos: la actual administración no esta dispuesta a permitir ningún tipo de construcción ni de ampliación de las colonias. `Ningún tipo´, y punto. Además de a `Husseín´ Obama y a `Billary´ Clinton, los asesores de Netanyahu detestan al máximo asesor de Obama, Rahm Emmanuel, a la sazón de padre israelí y con múltiples y tupidos vínculos con la izquierda israelí. “Está poniendo al presidente contra nosotros”, dicen. Pero no son las maquinaciones de palacio las que agrian las relaciones entre la superpotencia y su gendarme. La política de las dos administraciones es tan antagónica que no puede sino colisionar en cada punto. Una debe doblegar a la otra, y de momento Netanyahu tiene las de perder.

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