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Salgado prepara su propio plan de rescate de la banca. Ese ha sido el titular más repetido en la prensa económica, anunciando la inminencia de un segundo, y tan multimillonario como el primero, rescate bancario. El «cambio de ritmo» con que Zapatero presentó al nuevo gobierno parece significar un mayor y más acelerado trasvase de rentas hacia la cuenta de resultados de la banca.
El gobernador del Banco de Esaña ha tenido la virtud de sintetizar en sus dos últimas intervenciones públicas toda la política económica del gobierno de Zapatero. En la primera de ellas exigió la necesidad de “prepararnos para utilizar más fondos públicos que en otras ocasiones” con el único objetivo de rescatar a la gran banca. Y esta semana ha anunciado un drástico recorte de las pensiones, alargando los años de cómputo, alegando que la caja de la seguridad social va a registrar déficit. Más dinero para la banca, pagado con fondos públicos, es decir por cada uno de nosotros. Menos dinero para las pensiones y otros gastos sociales. El Banco de España ha pedido la creación de un nuevo instrumento que permita inyectar dinero a la banca de forma inmediata, sin necesidad de convocar cada vez al Consejo de Ministros para que conceda autorización. Y Elena Salgado se dispone a darle satisfacción con un nuevo plan de rescate donde el Estado podrá inyectar fondos a las entidades financieras a través de diferentes fórmulas, como la compra de acciones de los bancos, cuotas participativas a las cajas, participaciones preferentes a ambos, o la concesión de préstamos o avales para aquellas que absorban a algún competidor con problemas. El montante de ese plan es todavía una incógnita, pero las cifras que algunos organismos económicos prevén oscilan entre los 20.000 y los 200.000 millones de euros. Si tenemos en cuenta que sólo para rescatar a CCM, una pequeña caja local, han hecho falta 9.000 millones, la realidad estará más cerca de la segunda que de la primera cantidad. Los primeros días de Elena Salgado al frente de la vicepresidencia económica apuntan indicios preocupantes. Algunos medios apuntan a que “el nuevo equipo económico sea más sensible a una participación más activa en el salvamento de entidades financieras con problemas. Ya sea mediante la compra de activos. O incluso mediante la recapitalización directa del sistema financiero”. Es decir, incrementando el “impuesto forzoso” –no otra cosa son los planes de rescate bancarios- que todos deberemos pagar para financiar a los banqueros multimillonarios.