Rusia protege su área de influencia en Asia central

Rusia presiona por un papel en el conflicto de Afganistán

Washington podrí­a dejar a la deriva al presidente afgano Hamid Karzai y planificar la instalación de un nuevo gobierno en Kabul.

El martes asado, el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, resumió las expectativas mí­nimas de Moscú: «Espero que los problemas controvertidos en nuestras relaciones, como la defensa de misiles, la viabilidad de la expansión de la OTAN… serán resueltos sobre la base del pragmatismo, sin la evaluación ideológica que tení­a el gobierno saliente… Hemos notado que… Obama está dispuesto a hacer una pausa en el tema de la defensa de misiles… y a evaluar su efectividad y su rentabilidad.»Como señaló la semana pasada el periódico Nezavisimaya Gazeta, «Una cantidad considerable de congresistas [estadounidenses] de ambos partidos creen que Rusia necesita que se le lea seriamente la cartilla.» La actual prioridad rusa será organizar una próxima reunión entre Lavrov y la Secretaria de Estado Hillary Clinton, y hasta que una tal reunión tenga lugar, las cosas quedarán en reserva – incluyendo el tema polémico de la ruta de tránsito para Afganistán.Rusia considera innecesaria la obstinación de EE.UU. por mantener el Hindu Kush como su terreno polí­tico exclusivo, directamente en medio de Asia, este se ha convertido en un tema contencioso. A pesar de la fina retórica, el gobierno de Obama puede encontrar dificultades para mantener el mito de que la guerra afgana tiene que ver sólo con la lucha hasta el fin contra al-Qaeda y los talibanes.Una reunión de los ministros adjuntos de exteriores de los paí­ses miembro de la SCO (China, Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán) tuvo lugar en Moscú el 14 de enero. El Ministerio de Exteriores ruso anunció que una conferencia tendrá lugar a fines de marzo. La iniciativa rusa recibió un fuerte apoyo con la decisión de Irán e India de participar en la conferencia.Moscu verí­a con buenos ojos si Karzai aprovechará esas tendencias regionales y respondiera al acercamiento de la SCO, lo que capacitarí­a a Kabul a salirse del control total de Washington. Sin duda, Washington corre contra el tiempo en la gestación de un «cambio de régimen» en Kabul.Es bastante obvio que Moscú ha desafiado el poder secreto de veto de EE.UU. sobre las relaciones exteriores de Afganistán. El viernes pasado, diplomáticos rusos y afganos se reunieron en Moscú y «se comprometieron a seguir desarrollando la cooperación ruso-afgana en polí­tica, comercio y economí­a así­ como en la esfera humanitaria.» Significativamente, también «señalaron la importancia de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO)» que es dominada por Rusia y China.Una declaración del Kremlin dijo que Rusia está «lista para proveer amplia ayuda a un paí­s independiente y democrático [Afganistán] que vive en una atmósfera pací­fica con sus vecinos. La cooperación en el sector de la defensa… será efectiva para el establecimiento de la paz en la región.» Tiene sentido que Kabul haga adquisiciones militares de Rusia ya que las fuerzas armadas afganas utilizan armamento soviético. Pero Washington no quiere una «presencia» rusa en Kabul.Medvedev habí­a escrito a Karzai ofreciendo ayuda militar. Karzai aparentemente aceptó la oferta rusa, ignorando la objeción de EE.UU. de que en términos de acuerdos secretos entre EE.UU. y Afganistán, Kabul necesitaba el consentimiento previo de Washington para semejantes tratos con terceros paí­ses.Washington podrí­a dejar a la deriva al presidente afgano Hamid Karzai y planificar la instalación de un nuevo gobierno en Kabul.Moscú ve con inquietud las recientes aperturas de EE.UU. hacia paí­ses centroasiáticos respecto a tratados bilaterales de tránsito con ellos que excluyen a Rusia. Se ha llegado a acuerdos con Georgia, Azerbaiyán y Kazajstán. Rusia considera que EE.UU. sigue adelante con una nueva ruta de tránsito por el Caspio que involucra el despacho de embarques a través de Georgia a Azerbaiyán y de allí­ al puerto kazajo de Aktau, pasando por territorio uzbeko a Amu Darya y al norte de Afganistán.La ruta de tránsito por el Caspio podrí­a convertirse en una presencia militar de EE UU permanente y eventualmente en una ruta de transporte de energí­a en la dirección contraria, lo que significarí­a un revés estratégico para Rusia en la lucha decenal por las reservas de hidrocarburos de la región.

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