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Rubalcaba se resiste a apoyar a Rajoy en la reforma de las pensiones

Si hace un mes la mayoría de las voces que se escuchaban en Ferraz eran favorables al acuerdo, ahora se encuentran mucho más matizadas. En este cambio de actitud ha influido la frialdad con la que desde el Gobierno se ha acogido la oferta de Rubalcaba de un gran pacto de Estado para salir de la crisis, paquete que engloba también la reforma de las pensiones y que obedece a lo que dictan las encuestas, mayoritariamente favorables a un buen entendimiento entre las principales fuerzas políticas en plena tormenta.

Rubalcaba ha dejado claro a sus colaboradores que el PSOE no va a dejarse pelos en la gatera en esta reforma, después de abordar a solas con el secretario general de UGT, Cándido Méndez, los pros y los contras que pueden encontrarse en la negociación con el Gobierno. Desde el sindicato se ha argumentado a la dirección del partido que, sin haber entrado todavía en detalles, no ven oportunos los cambios en el sistema ya que la última reforma está aún muy reciente y, por añadidura, la nueva se explica por una coyuntura maldita –caída en picado del número de afiliados y déficit en la Seguridad Social– que puede cambiar en cuanto comience la recuperación económica.

“Si hay pacto o no entre nosotros y el Gobierno, dependerá de una decisión puramente política”, aseguran fuentes socialistas, que recuerdan que el PP se abstuvo en la reforma de las pensiones que promovió el Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero en su etapa final. Lo que es seguro es que el PSOE no contempla en modo alguno dar el paso del acuerdo si no es con el concurso de UGT y Comisiones: “Descartamos un pacto unilateral”, sentencian en el partido. Algunos parlamentarios socialistas especulan con la posibilidad de que desde el Gobierno se ofrezca a los sindicatos aumentar los recursos destinados a formación para “comprar” su voluntad y aproximarles al acuerdo con el fin de provocar un efecto arrastre que comprometa a su partido.

Al margen de la actitud que al final adopten las centrales, Rubalcaba ha recordado a su equipo que en esta reforma de las pensiones hay en juego más de nueve millones de votos y que si el Gobierno no encuentra quien le acompañe en ella, se expone a un “durísimo desgaste político” en un momento en el que las baterías electorales empiezan ya a girarse hacia los comicios europeos del año que viene.

En Ferraz se percibió recientemente como un gesto muy positivo del Gobierno la incorporación al comité de expertos que analiza la reforma de las pensiones de personas propuestas por el PSOE, CiU y los sindicatos, pero ahora se subraya “que este es un grupo técnico, no político” y que, por lo tanto, su dictamen no comprometerá de ninguna forma la decisión definitiva.

En la dirección del PSOE sigue habiendo un amplio consenso a la hora de valorar la importancia de la reforma, ya que mediante el llamado ‘factor de sostenibilidad’ se intentará garantizar la cobertura financiera del sistema de Seguridad Social modulando su coste mediante palancas de corrección automáticas que tomarán como referencia el crecimiento económico, la evolución demográfica o el número de afiliados a la Seguridad Social. Pero una cosa es respetar la tradición de amplios consensos en el Pacto de Toledo y otra muy distinta “servir a los intereses del PP”, advierten en el cuartel general socialista.

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