SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Rubalcaba se despeña de la mano del PSC

LA FALTA de liderazgo de Rubalcaba, que impide al PSOE constituirse como alternativa al PP, quedó ayer patente en su decisión de consentir a los diputados del PSC apoyar las iniciativas de los nacionalistas favorables a la consulta soberanista en Cataluña. Con su actitud, tibia y timorata, Rubalcaba ha cavado probablemente su tumba política como secretario general y habrá que estar atentos a los movimientos que se produzcan a partir de ahora en el PSOE. De hecho, esos movimientos empezaron ayer con el elocuente gesto de Carme Chacón de desmarcarse del PSC, lo que equivale a presentar de nuevo su alternativa a Rubalcaba. La disciplina de voto, que siempre hemos cuestionado, tiene su sentido precisamente en situaciones como la de ayer, cuando están en juego asuntos clave. El marco de convivencia y el propio futuro de España como nación, lo son. La débil respuesta de Rubalcaba a Pere Navarro -sólo admitió sancionar a los diputados rebeldes cuando vio a su grupo parlamentario en pie de guerra- contrasta con la posición de algunos pesos pesados del partido. Alfonso Guerra propuso abiertamente romper con el PSC y refundar el PSOE en Cataluña. De su lado estuvo un grupo de barones. Por mucho menos el PP se separó de UPN en Navarra.

Rubalcaba, desbordado por los acontecimientos, llegó a destacar la «coherencia» del PSC con el argumento de que en su último programa electoral incluía la defensa del «derecho a decidir». Pero lo único que ese programa indica es que, de la misma manera que la realidad ha venido a demostrar que el Estado se equivocó cuando permitió que sucesivos gobiernos de la Generalitat tensaran la cuerda soberanista, el PSOE ha errado al hacer la vista gorda con la deriva nacionalista de sus socios catalanes. Como se equivocó seguramente al conceder al PSC grupo propio en el Senado o al bendecir un tripartito con ERC, una formación que nunca ha ocultado su intención de destruir España. Todo ello ha desembocado en el disparate vivido ayer: votar con el PSC nunca debería equivaler a votar contra el PSOE. La postura condescendiente de Rubalcaba quedó si cabe más retratada por la actitud beligerante de Chacón. La ex ministra se negó a votar con los otros 13 diputados del PSC y puso su escaño a disposición de Navarro. Pocas veces se ven gestos tan rotundos. Acusó además a CiU, ERC e Iniciativa -que presentaban las propuestas a las que se sumaron los socialistas catalanes- de haber «puesto en marcha un proceso de ruptura de Cataluña con España». Chacón se equivocó, en cambio, al no votar contra esas propuestas, tal vez para que no la acusaran de enfrentarse al que aún es su partido. El episodio vivido ayer en el Congreso revela dos cosas: que este PSC que se muestra más sensible con los soberanistas que con sus compañeros del resto de España no puede seguir vinculado al PSOE, y que Rubalcaba ha perdido toda autoridad para llevar el timón del partido.

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