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Ronda de multas a bancos europeos

A los bancos internacionales les va a costar bastante cara su inapropiada conducta, de carácter marcadamente fraudulento, a lo largo de la crisis financiera y económica de los últimos años. Las multas y sanciones, que han sido frecuentes en Estados Unidos, ahora llegan a Europa. La variedad de las sanciones es bastante amplia, desde colocación de hipotecas irrecuperables (por lo que ha sido castigado JP Morgan hace poco, con más de 9.600 millones de euros) hasta transacciones prohibidas con Cuba e Irán o tráfico de dinero sucio y blanqueo de capitales. También desde Estados Unidos han llegado multas a bancos suizos por cuestiones relacionadas con el secreto bancario y los delitos fiscales.

Ahora le ha llegado el turno a la Unión Europea, con una sanción colectiva a cinco entidades bancarias y un bróker, por un importe total de 1.700 millones de euros. El motivo de la sanción de la UE es la manipulación de los tipos de interés que sirven de referencia en los mercados para el cálculo de determinadas operaciones, sobre todo créditos hipotecarios. Entre los sancionados llama poderosamente la atención la presencia de JP Morgan, el mayor banco del mundo, que en los últimos meses parece que no se libra de casi ninguna operación punitiva. En este caso, la parte de la sanción que le impone Bruselas al banco americano podrá parecerle una nimiedad, apenas 80 millones de euros, “peccata minuta” en comparación con los 9.600 millones que le tocaron en suerte hace unos días en Estados Unidos. Las fechorías que las autoridades estadounidenses han detectado para sancionar a JP Morgan son, sin embargo, obra de algunos de los bancos al borde de la quiebra que Morgan compró en los primeros momentos de la crisis financiera para echarle una mano al Gobierno americano, incluso con apoyo financiero de este.

El dinero de esta colecta de 9.600 millones de euros impuestos a JP Morgan lo repartirán las autoridades americanas de forma aparentemente equitativa, ya que un tercio irá a parar a los fondos para sanear los bancos en crisis y otro tercio a compensar a familias de baja renta que han vivido bajo la presión de la crisis financiera.

En lo que atañe a Bruselas, nada se ha dicho sobre el destino definitivo de los fondos, pero la Comisión ha abierto en la práctica una vía de reclamaciones a la que podrán acudir los particulares, ya que sus perjuicios económicos son ahora demostrables y cuantificables. Dicen algunos expertos que el importe de las reclamaciones podría alcanzar cuantías que dejarían pequeñas las cifras de las multas. Con más de 725 millones de euros, Deutsche Bank es el más sancionado y Société Générale el segundo, con menos de 450 millones de euros.

La materia tiene la suficiente trascendencia como para que las autoridades bancarias europeas, que están en vísperas de realizar sus exámenes a la solvencia bancaria, echen cuentas, ya que los riesgos que se les presentan ahora a estas entidades bancarias parecen quizás superiores a los que, por ejemplo, tienen los bancos españoles a causa de la morosidad hipotecaria todavía pendiente de aflorar. La manipulación de los tipos de interés de referencia ha afectado a millones de operaciones hipotecarias y a otro tipo de transacciones cuyos beneficios han alimentado las cuentas de resultados de algunos bancos europeos en estos últimos años. Incluso entidades que en nada han participado en la provocación del fraude podrían verse afectadas, ya que lo que está falseado es el índice con el que se calculan las hipotecas que han estado aplicando todos los bancos de la zona.

La incertidumbre que, como consecuencia de todo ello, puede planear sobre la salud y la estabilidad futura de algunos de los bancos afectados puede ser un elemento nuevo que se suma a las demás valoraciones que se realizan en relación con la sanidad y solvencia de los bancos europeos.

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