Cayo Lara, coordinador de Izquierda Unida (IU), va a hacer una valoración de la situación española y a señalar unas orientaciones políticas en las reuniones de los órganos centrales de IU. Por lo publicado en la prensa, aparece un cambio respecto a las posiciones mantenidas bajo la dirección de Llamazares. Quizá por eso se ha producido una cierta desaceleración en la vertiginosa caída de votos obtenidos. Lara considera que IU necesita «un discurso de Estado coherente, que consiste en poder defender lo mismo en todas las federaciones del Estado». Bien. Está bien que diga eso. Pero lo que necesita IU es llegar al fondo del problema. Necesita terminar radicalmente con la connivencia que mantiene con las fuerzas más disgregadoras en toda España. Y particularmente en el País Vasco y Cataluña.
Porque este incomrensible apoyo para muchos afiliados, simpatizantes y votantes de IU ha sido la principal causa de su aguda pérdida de fuerza política. De hecho, y una vez más, ha sido en el País Vasco y en Cataluña donde IU ha tenido el descenso de votos más acusado. Porque no es sólo que “se ha podido ver diluido, en función de alianzas con fuerzas nacionalistas en determinados territorios de España, el discurso federal y republicano”. En realidad, se ha contribuido activamente participando en el gobierno étnico de Ibarretxe y apoyando sus planes disgregadores, colaborando intensamente en el gobierno del tripartito catalán e impulsando su estatuto disgregador. Ninguna izquierda honrada puede apoyar estas políticas antisolidarias. Porque no es cuestión de “superar el confederalismo”. Las fuerzas disgregadoras no buscan ninguna confederación. Su inconsciente político, profundo, siempre acaba saliendo, en algún momento, a la superficie. Lo que buscan es fragmentar España al máximo. No son verdaderos “independentistas”. Son, realmente, “gibraltareños” europeos. Su más estrecho vínculo, de la forma orgánica que sea, es con las dos grandes potencias europeas, Francia y Alemania. Su problema será a cuál adherirse, a la más cercana o a la más lejana, cuando aparezcan choques serios entre ellas.