El Observatorio

Romanticismo. Una odisea del espí­ritu alemán

Rüdiger Safranski es el autor de un milagro no pequeño para los tiempos que corren: vende decenas de miles de libros que llevan por tí­tulo, nada menos, que «Un maestro de Alemania. Martin Heidegger y su tiempo» o «Schopenhauer y los años salvajes de la filosofí­a», que a primera vista sólo deberí­an interesar a un pequeño número de eruditos o a la í­nfima capilla de discí­pulos que aún deben de quedar de lo que fueron los últimos grandes filósofos alemanes. ¿Dónde reside el misterio? En el enfoque y el punto de vista: Safranski logra hacer comprensibles, sin caer en la mera divulgación, las ideas más complejas, los movimientos más determinantes y los fenómenos esenciales de la cultura alemana, con una amenidad que no está reñida con el rigor.

Ahora Safranski da un aso más allá en su afán de comprender y explicar Alemania y se va directamente al corazón del asunto, al momento crucial, al movimiento más determinante de la Cultura alemana moderna: el Romanticismo. Un movimiento que tuvo eco en toda la Europa del siglo XIX, desde Inglaterra hasta Rusia, pasando por España, pero que quizá sólo en Alemania alcanzó el carácter de verdadero elemento integrador de su cultura. Tal es así que Matthias Matussek, el célebre crítico de "Der Spiegel" ha calificado el libro de Safranski como la verdadera "novela del alma alemana".Para Safranski, en efecto, el Romanticismo constituye "la época dorada de la cultura alemana". Es un momento -dice- en que "la Filosofía, la Literatura, la Música y la Pintura se emancipan de las ideas del orden precedente. Ahora llega la subjetividad, la sensación de estar en el centro y las ganas de experimentar. El hombre quería entonces descubrir de nuevo hasta el último detalle del mundo. La ortodoxia religiosa pierde su influencia entre los intelectuales y por este motivo el Arte, la Literatura y la Filosofía se convierten en una suerte de religión. La moral no importaba mucho. Lo importante era encontrar formas de expresión que mostraran el anhelo de eternidad".A diferencia del resto de Europa, en el que el Romanticismo fue un movimiento pasajero, en Alemania "tuvo un efecto más duradero" y ello se debió a muchos factores (entre ellos la gran cantidad de autores de gran nivel), pero también al hecho de que, ya desde principios del XIX, el Romanticismo alemán se vinculó con las ideas de "pueblo" y de "nación". "En la lucha contra Napoleón los románticos colaboraron en el desarrollo de un sentimiento nacional alemán". De modo que el "romanticismo" quedó ligado indisolublemente al nacimiento de la nación alemana, que sólo se unificó tardíamente en un único Estado a partir de Bismarck.Sanfranski separa sin embargo a los románticos alemanes de los desvaríos del "nacionalismo alemán" posterior. "Más que con el nacionalismo, los románticos se entusiasmaban con lo individual y lo universal, defendían la libertad por encima de todo y el desarrollo creativo del individuo".¿Y qué relación tiene el Romanticismo con la evolución posterior de Alemania y con el nazismo en concreto? Para Safranski "el nazismo entró como una apisonadora en la cámara de los tesoros de la cultura alemana. Utilizaron a Goethe, Schiller, Beethoven o a Fichte. Se apropiaron también de la idea de vivir en la naturaleza y de los escarceos con el nacionalismo. Los ideólogos del partido nazi, entre ellos Goebbels, se dieron sin embargo cuenta de que el Romanticismo tradicional era demasiado blando. Por ello quisieron alcanzar un nuevo romanticismo al que llamaron "Romanticismo de acero". Un Romanticismo militarista y heroico que poco o nada tenía que ver con el original. La auténtica ideología de los nazis fue el "biologismo", el darwinismo social y el racismo".No obstante, y aunque considera que los románticos del XIX no tienen ninguna responsabilidad en la catástrofe del nacionalsocialismo, sí puede decirse que "indirectamente sí jugaron un papel. La actitud romántica llevó a la cultura alemana a una sensación de extrañeza respecto al mundo y a un desdén hacia lo político. La consecuencia es que los peligros del movimiento nazi no fueron detectados".Con un tono nada académico e incluso a veces desenfadado, pero siempre con rigor y yendo a lo esencial, Safranski nos ofrece con este nuevo libro (editado en España por Tusquets) un verdadero viaje de conocimiento al interior del "núcleo duro" de la cultura alemana.

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