Corrupción: alarma social

Rodrí­guez Ferreiro, caciquismo en puro

Ya está entre rejas un cacique de los del siglo XIX, servidor de otros mayores y pagano del sistema de favores personales y clientelismo que ha hinchado a todo pulmón la burbuja inmobiliaria en España, utilizando ese mal menor que consideran los de su estirpe que es la democracia.

A mediados de los 90 el entonces alcalde de Os Blancos iba a dedicarle una estatua en la Plaza Mayor del ueblo al presidente de la Diputación Provincial de Ourense, José Luis Baltar para agradecerle “todo lo que ha hecho por Os Blancos". A pesar de la polémica, la estatua se hizo en agradecimiento a las subvenciones y puestos de trabajo a dedo que, según vox populi, se conseguía de la diputación. Hay que tener en cuenta que Rodríguez Ferreiro consiguió para el PP, en las municipales del 95, más del 80% de los votos del pueblo. No sólo eso, Os Blancos se convirtió en el municipio con más militantes del PP por kilómetro cuadrado de España (800 carnets del partido, para poco más de un millar de residentes), lo cual es más fuerza interna dentro del partido. Rodríguez Ferreiro le puso el nombre de "José Luis Baltar" a la propia plaza, a la calle principal del pueblo y a un nuevo edificio multiusos y defendió a su mentor cuando saltó el escándalo de las oposiciones de la Diputación. Pero sus frecuentes exabruptos públicos y sus sospechosos gastos municipales, le llevaron a los titulares de la prensa local. Llegó a organizar una manifestación contra del único concejal socialista de los 9 que tenía entonces el consistorio. La secretaria municipal, que denunció su contabilidad, le denunció también por agresión. La explicación a la prensa de Rodríguez Ferreiro fue que, en el curso de una discusión, la secretaria le llamó "hijo de puta", y que él, lógicamente, le respondió con un puñetazo, "porque le había faltado a mi madre y una madre es sagrada". Finalmente dimitió poco antes de las elecciones del 99. El nuevo alcalde encontró talones no justificados, gastos sin destino conocido, facturas por obras no realizadas… Rodríguez Ferreiro, que en todo momento se consideró víctima de una venganza de su exsecretaria, fue inhabilitado y apartado del PP. Volvió en las municipales del 2003 a favor de Coalición Galega (un partido de derechas galleguista que fue fagocitado por el PP) después de haber montado una pequeña empresa de infraestructuras con la que le iba haciendo obras a los vecinos por su cuenta, sin contratos oficiales: canalizaciones, asfaltados, lavaderos. CG obtuvo un 27% del voto y 3 concejales (de 9), pero el PP "oficialista" mantuvo la mayoría absoluta. En 2006 fue hallado finalmente culpable de sustraer 228.000 € de las arcas municipales, a pesar de se defendió diciendo que su firma en los talones estaba falsificada. El busto de Baltar fue retirado de la plaza del pueblo, pero volvió meses antes de las municipales de 2007 patrocinando la candidatura de Terra Galega, un nuevo partido de centro-derecha galleguista, y volvió a saltar a los titulares porque el alcalde denunció al INE las 85 solicitudes de empadronamiento rellenadas con la misma letra, e incluso un buen puñado con la misma firma, en el domicilio suyo y de un tío suyo. Tras recurrir infructuosamente la condena de 5 años y 3 meses de cárcel, más 9 de inhabilitación, en el Tribunal Supremo, ha tenido que ingresar en la prisión provincial de Pereiro de Aguiar (Ourense). Algunos, que han seguido su trayectoria, le consideran un “héroe romántico del caciquismo rural”, sin ideología, sin proyecto político ni principios más allá de la adhesión inquebrantable a su mentor, al clientelismo y los favores personales. Pero, hombres así, junto a los hombres de aparato, han sido piezas clave a cambio de un buen puñado de euros, en un engranaje que ha desangrado España entera. Que devuelva el dinero.

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