INTERNACIONAL: Una segunda investigación de corrupción en el entorno de Obama.

Richardson y los cazadores de ciervos

Al mismo tiempo que el presidente electo de EEUU llegaba a Washington para instalarse, sólo unos dí­as antes de su investidura, un segundo caso de corrupción -aunque no tan flagrante como el del gobernador de Illinois Rod Blagojevich- ha estallado en su equipo presidencial. El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson renunció a su designación como secretario de Nuevo México por una investigación judicial que podrí­a salpicarlo, lo que supone la primera baja del equipo del presidente electo Barack Obama.

El Washington Post informó el mes asado que un jurado de la ciudad de Albuquerque investiga si una compañía -la firma CDR Financial Products-, que realizó contribuciones a las actividades políticas de Richardson, logró contratos irregulares del Estado de Nuevo México por valor de más de 1,4 millones de dólares. Las pesquisas buscarían determinar si la oficina del gobernador instó a contratar los servicios de dicha compañía.Richardson defiende su inocencia, claro, pero la tardanza en el proceso judicial que se abre ahora obligaría a un "insostenible retraso en el proceso de confirmación", ya que podría prolongarse, afirmó, durante semanas o incluso meses. Y dada la gravedad de la crisis económica del país, el gobernador descartó pedir a Obama retrasar “el importante trabajo que hay que hacer”.Richardson, de 61 años, no es una figura cualquiera. Es uno de los máximos clintonianos del equipo de Barack Obama, y ocupó el cargo de secretario de Energía durante la presidencia de Bill Clinton. Además es un cuadro de la máxima confianza de Obama -, fue uno de los primeras figuras del Partido Demócrata en dar su apoyo a Obama, lo que le valió duras críticas de los asesores de Hillary- y tiene un enorme tirón de votos entre la comunidad hispana en EEUU (es el demócrata latino de mayor rango del país). Su destacada trayectoria internacional y experiencia como mediador en Cuba, Irak y Sudán hizo que su nombre fuese uno de los que se barajara durante semanas como posible secretario de Estado. Implicar a Richardson es ir de caza mayor.Antes de su investidura como presidente, Obama se ha encontrado ya con dos casos de corrupción sobre cargos políticos de su entorno. Cabe preguntarse quién tiene la capacidad de lanzar este ataque indirecto y envolvente sobre el nuevo presidente norteamericano. Pero si leemos entre líneas, no es la única advertencia que ha recibido Obama antes de tener en la mano las llaves del Despacho Oval. Además de los acontecimientos en Gaza –que hacen que todos se pregunten si el recién llegado podrá en lo inmediato, tal y como prometió, cambiar el rumbo de la política exterior norteamericana, la muy servicial administración saliente le ha enviado un informe envenenado: Un memorando con una docena de planes de contingencia para situaciones de extrema gravedad –una explosión nuclear norcoreana, un ataque terrorista sobre instalaciones estadounidenses en ultramar… o un brote de inestabilidad incontrolada en Oriente Medio. ¿Una advertencia sobre que puede pasar si desmantela hasta límites no tolerables los fustes esenciales de la línea Bush?.Todo apunta a que los sectores más aventureros, agresivos y belicistas del complejo militar industrial –aquellos que auparon a Bush a la Casa Blanca, y que impusieron a todo el planeta una línea de dictadura terrorista mundial con Irak y Afganistán-, y sus vínculos en los aparatos del Estado norteamericano, están maniobrando para que la nueva línea de la Casa Blanca –ya que ha de producirse- nazca débil, atacada y condicionada. ¿O quién sabe si pretenden que no llegue a nacer?

Deja una respuesta