Revueltas ponen a prueba sabidurí­a de las potencias

«Las revoluciones en el Oriente Medio pueden considerarse como los cambios polí­ticos más importantes que el mundo ha visto en 20 años, como portadoras de un perí­odo de caos en el que algunos paí­ses se debilitarán mientras que otros saldrán fortalecidos. De hecho, esos paí­ses árabes han sido los menos beneficiados por la globalización. La desintegración de la Unión Soviética dejó el mundo árabe en desventaja en su enfrentamiento con Israel y a expensas de un reajuste estratégico que impulsó a algunos a aproximarse a EEUU, mientras la mayor parte procuraban nuevas formas de desarrollo.»

La lección más imortante que dejaron los cambios que barrieron con la Unión Soviética y Europa Oriental es que el mundo globalizado no otorgará mucho tiempo para que dichos países pongan en práctica su propia agenda política. Dado que el futuro pertenece a los que sean capaces de desarrollarse y reformar sus naciones pacíficamente, el poderío nacional quedará determinado por los ajustes políticos en estas situaciones. (DIARIO DEL PUEBLO) THE NEW YORK TIMES.- Con Internet bloqueado en gran medida, el servicio telefónico interrumpido, y el acceso de los periodistas internacionales prohibido, la información sigue siendo limitada. Hubo informes contradictorios sobre la situación por la mañana tras la noche del martes en Trípoli, con algunos testigos ofreciendo informes de fuego permanente y renovados ametrallamientos por aviones de combate, y otros diciendo que las calles estaban de momento tranquilo y se estaban limpiando de escombros de la violencia de la noche. Con las fuerzas pro-gubernamentales de seguridad ausentes o en deserción para unirse a la oposición en Bengasi, la segunda ciudad más grande de Libia y el centro de la rebelión de una semana de duración, los ciudadanos armados con armas de fuego están organizados en informales comités de seguridad, dijo un residente contactado por teléfono. China. Diario de Pueblo Revueltas ponen a prueba sabiduría de potencias mundiales La revolución en el Medio Oriente puede convertirse en serio obstáculo para el desarrollo global y cambiar profundamente la estructura de intereses del mundo, la cual se mantuvo vigente durante los pasados 50 años. Las consecuencias de estos cambios no se harán evidentes de modo uniforme en el planeta, de ahí que la capacidad de China para transformar estos riesgos en oportunidades será vital para garantizar su ascenso en las décadas venideras. La competencia entre naciones en la era de la globalización ha sido más cruenta de lo que aparenta. Los cambios en la ubicación global se podían alcanzar en el pasado por medio del desarrollo interno o el ajuste regional, pero ahora los mismos requieren de la “reidentificación global,” que no se puede alcanzar en un corto espacio del tiempo. La reforma y la apertura de China resultaron afortunadamente más fáciles de acometer que sus equivalentes en la ex Unión Soviética. Por lo tanto, China se ha beneficiado en gran medida de la más reciente ronda de desarrollo internacional, y ha obtenido notables ganancias del proceso de globalización. A pesar de las críticas extranjeras, el progreso de China en las pasadas tres décadas ha sido incomparable y ha consolidado las condiciones para su crecimiento futuro. Las revoluciones en el Oriente Medio pueden considerarse como los cambios políticos más importantes que el mundo ha visto en 20 años, como portadoras de un período de caos en el que algunos países se debilitarán mientras que otros saldrán fortalecidos. De hecho, esos países árabes que hoy viven sumidos en conflictos han sido los menos beneficiados por la globalización hasta la fecha. La desintegración de la Unión Soviética dejó el mundo árabe en desventaja en su enfrentamiento con Israel y a expensas de un reajuste estratégico que impulsó a algunos a aproximarse a EEUU, mientras la mayor parte procuraban nuevas formas de desarrollo. La lección más importante que dejaron los cambios que barrieron con la Unión Soviética y Europa Oriental es que el mundo globalizado no otorgará mucho tiempo para que dichos países pongan en práctica su propia agenda política. Dado que el futuro pertenece a los que sean capaces de desarrollarse y reformar sus naciones pacíficamente, el poderío nacional quedará determinado por los ajustes políticos en estas situaciones. En cuanto a China, ésta deberá ajustar su sendero de desarrollo a su propio ritmo, de modo que pueda efectuar ajustes cada vez que sea necesario, sabiendo siempre a dónde se dirige. DIARIO DEL PUEBLO. 22-2-2011 EEUU. The New York Times El férreo Gadafi se tambalea mientras sus fuerzas se enfrentan a los opositores David D. Kirkpatrick and Sharon Otterman Libia parecía escaparse de las garras del coronel Muammar el-Gadafi el martes, a medida que las fuerzas de la oposición en el este de Libia se disponen a consolidar el control de la región, armarse con armas tomadas de los almacenes de la seguridad y continúan los combates en Trípoli, según testigos. En Trípoli, la capital, el gobierno intentó devolver el golpe a los manifestantes que desafiaron el dominio de 40 años del coronel Gadafi. Las fuerzas de seguridad y milicianos apoyados por helicópteros y aviones de guerra sitiaron partes de la ciudad durante la noche, de acuerdo a testigos e informes de noticias llegadas de Trípoli. La lucha ha sido fuerte, a veces durante la noche, dijeron testigos, y las calles estaban cubiertas por las fuerzas especiales leales al coronel Gadafi luchando junto a mercenarios. Recorriendo las calles en camionetas, dispararon libremente mientras caían lo que los testigos describen como "pequeñas bombas" y los helicópteros abrían fuego contra los manifestantes. Cientos de partidarios de Gadafi se hicieron cargo de la céntrica Plaza Verde en la capital después de que camiones cargados de milicianos llegaran y abrieran fuego contra los manifestantes, dispersándolos. Los residentes dijeron que ahora temen salir de sus casas. "Fue una cantidad obscena de disparos", dijo un testigo. "Ellos estaban ametrallando a estas personas. La gente corría en todas direcciones." El coronel Gadafi, cuyo paradero se desconoce, apareció durante unos 30 segundos en la televisión estatal a las 2 am el martes en señal de desafío y negarndo los rumores de que había abandonado el país. "Quiero demostrar que estoy en Trípoli y no en Venezuela", dijo, con un gran paraguas negro, mientras que entraba en un vehículo. "Quería decire algo a los jóvenes en la Plaza Verde y permanecer despierto hasta tarde con ellos, pero empezó a llover", dijo, refiriéndose a sus partidarios. "Gracias a Dios, es una buena cosa." Con Internet bloqueado en gran medida, el servicio telefónico interrumpido, y el acceso de los periodistas internacionales prohibido, la información sigue siendo limitada. Hubo informes contradictorios sobre la situación por la mañana tras la noche del martes en Trípoli, con algunos testigos ofreciendo informes de fuego permanente y renovados ametrallamientos por aviones de combate, y otros diciendo que las calles estaban de momento tranquilo y se estaban limpiando de escombros de la violencia de la noche. Con las fuerzas pro-gubernamentales de seguridad ausentes o en deserción para unirse a la oposición en Bengasi, la segunda ciudad más grande de Libia y el centro de la rebelión de una semana de duración, los ciudadanos armados con armas de fuego están organizados en informales comités de seguridad, dijo un residente contactado por teléfono. Los supermercados y almacenes estaban abiertos, al igual que los hospitales locales, al cuidado de cientos de personas heridas durante la represión del gobierno del fin de semana, antes de que las deserciones de los militares uniéndose al pueblo llevaran a una tregua en la violencia. "Hay una colaboración entre la gente como nunca antes", dijo Mohammed Abdul Rahman El Mahrek, de 42 años, quien ha estado viviendo en la ciudad durante 15 años y dijo que apoyaba la rebelión. Los almacenes de las fuerzas de seguridad leales al gobierno habían sido saqueados por el pueblo con la ayuda del ejército, dijo. "Es un lugar tranquilo", dijo, "pero es como la calma antes de la tormenta." Dos aviones de combate, dijo, aterrizaron en el aeropuerto de Bengasi el lunes, al parecer tras negarse a disparar contra los manifestantes. El ministro de exteriores egipcio, Ahmed Aboul Gheit, dijo en El Cairo el martes que las pistas fueron entonces destruidas. No dio detalles, sin embargo. Grandes áreas del este de Libia, a lo largo de la costa mediterránea, también parecen estar bajo control de la oposición, dijo Ben Wedeman, un corresponsal de la CNN que entró en la región la noche del lunes. Con ciudadanos con armas de fuego por todas partes, informó, las calles estaban tranquilas, y las fuerzas de seguridad libias en la frontera con Egipto se habían evaporado en gran medida. La frontera con Túnez en la parte occidental del país, sin embargo, se vio reforzada por las fuerzas de seguridad de Libia. Las personas que huyen del país dijeron que les confiscaron su dinero y teléfonos, y se quedaron "sólo con la ropa", informó un corresponsal de Al Jazeera, Nazanine Moshiri, presente en la zona. El número de víctimas sigue siendo desconocido. Human Rights Watch, dijo el martes que estaba intentando confirmar el número de personas que murieron en el levantamiento, diciendo que habían confirmado 233 muertes, la mayoría en Bengasi. Otro grupo internacional estima que al menos 500 personas habían muerto. La condena internacional por la violencia continua sigue aumentando. "Ahora es el momento de detener un derramamiento de sangre que es inaceptable", dijo la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton en un comunicado. Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, dijo el lunes que había hablado con el coronel Gadafi y le instó a que detenga inmediatamente los ataques contra los manifestantes. La rebelión es la último y más sangrienta hasta el momento de los levantamientos que se han extendido por el mundo árabe con una velocidad sorprendente en las últimas semanas, derribando autócratas en Egipto y Túnez, y desafiando a otros en Bahrein y Yemen. El lunes había comenzado con crecientes señales de que la continuidad del coronel Gadafi en el poder podría estar en peligro, con los manifestantes controlando Bengasi, sus fuerzas de seguridad en retirada, lugares clave de la capital, como edificios del gobierno ardiendo, y un número creciente de funcionarios y personal militar desertando para unirse a la revuelta. Pero la violencia desatada por el coronel Gadafi en Trípoli la semana pasada demostró que estaba dispuesto a derramar mucha más sangre que los gobernantes depuestos de sus vecinos de Egipto o Túnez en su esfuerzo por mantenerse en el poder. Dos residentes dijeron que los durante 10 días han estado aterrizando aviones transportando mercenarios de países africanos a una base aérea en Trípoli. Los mercenarios habían hecho gran parte del trabajo de represión, que comenzó la noche del domingo, dijeron. Algunas fuerzas estaban utilizando munición particularmente letal, balas de punta hueca, dijeron. "La represión no ha sido diseñada para dispersar a los manifestantes", dijo un residente, que quiso ser identificado sólo como Waleed, temiendo por su seguridad. "Tenían la intención de matarlos." "Este no es Ben Ali o Mubarak," agregó, refiriéndose a los líderes depuestos de Túnez y Egipto. "Este hombre no tiene ningún sentido de la humanidad." A medida que los manifestantes desborbadan las calles alrededor de la 1 am del lunes, el hijo del coronel Gadafi, Seif al-Islam el-Gadafi, hizo un laberíntico pero belicista discurso amenazando a los libios con la perspectiva de una guerra civil y ríos "de sangre" si se apartaban de su padre. Aparentemente furiosos por el discurso, los manifestantes se reunieron en la Plaza Verde poco después y se enfrentaron con agentes fuertemente armados de la policía antidisturbios durante varias horas, dijeron por teléfono testigos en Trípoli. En una señal de crecientes grietas dentro del gobierno, varios altos funcionarios han roto con el coronel Gadafi. El periódico Quryna, que tiene vínculos con Seif al-Islam el-Gadafi, informó que el ministro de Justicia, Mustafa al-Abud Jeleil, había renunciado en protesta por la respuesta mortal a las manifestaciones. Y en Nueva York, la delegación libia ante las Naciones Unidas desertó también. El embajador adjunto y más de una docena de miembros de la misión libia ante las Naciones Unidas exhortó al coronel Gadafi a renunciar y abandonar el país en una carta redactada el lunes. "Él tiene que salir tan pronto como sea posible", dijo el embajador adjunto, Ibrahim Dabbashi, parafraseando la carta. "Tiene que dejar de matar al pueblo libio". Instó a otras naciones a unirse a esta petición, diciendo que temía que podría haber una masacre a gran escala en Trípoli y pidió a "los países africanos" que detengan el envío de lo que llamó "mercenarios" a luchar en nombre del gobierno el coronel Gadafi. Abdel Monem al-Howni, representante de Libia en la Liga Árabe, también renunció, y los diplomáticos libios de a delegación siguieron sus pasos el martes, prometiendo su compromiso con el pueblo libio y condenando la brutal represión. En Tunicia, la capital de Túnez, la vieja bandera verde, roja y negra de Libia, que ha sido adoptado por los manifestantes como símbolo, sobrevoló la Embajada de Libia, en sustitución de la bandera de color verde que usa el gobierno del coronel Gadafi. Dos pilotos de combate libios a los que se ordenó bombardear a los manifestantes cambiaron su rumbo y en desertaron a Malta, de acuerdo con funcionarios del gobierno maltés citados por Reuters. Estados Unidos ha ordenado a todo el personal no esencial y a los familiares de su embajada que salgan del país, y el gobierno egipcio dijo que a dos de sus aviones se les permitió tomar tierra para evacuar a los ciudadanos egipcios de Trípoli. Varias empresas extranjeras de petróleo y gas se movilizaron el lunes para evacuar a algunos trabajadores también. El periódico Quryna dijo que se han producido protestas en Ras Lanuf, una ciudad petrolera, donde algunos trabajadores estaban reunidos para defender un complejo de refinerías de los ataques. Aunque el resultado de la batalla es imposible de determinar, algunos manifestantes dijeron que el derramamiento de sangre en Trípoli sólo ha redoblado su determinación. "Nunca va a dejar el poder", dijo uno, Abdel Rahman. "Es un dictador, un emperador. Morirá antes de moverse una pulgada. Pero nosotros ya no le tenemos miedo. Estamos dispuestos a morir después de lo que hemos visto." THE NEW YORK TIMES. 22-2-2011

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