Manifestaciones en Barcelona contra la degradación y la especulación

Revuelta vecinal en la Barceloneta

Mientras el alcalde Trí­as, dirigente de Convergencia, hací­a ostentación a diestro y siniestro del «exitazo turí­stico» de Barcelona, la ciudad de España que más visitantes recibe, los vecinos de la Barceloneta soportaban broncas, borracheras y meadas en sus calles, portales y establecimientos. Un sin fin de imágenes difundidas por las televisiones que recuerdan esas que vemos verano tras verano de El Arenal de Palma, Lloret de Mar, Calella de la Costa o Salou, etc. por citar algunos. La perseverancia de las protestas, dí­a sí­ y al siguiente también, de los vecinos de la Barceloneta son el mascarón de proa de un larvado y profundo cabreo de la ciudadaní­a que han tomado en sus manos las asociaciones de vecinos de otros barrios y que se expresó en una multitudinaria manifestación con final en la Plaí§a Sant Jaume el sábado 30 de agosto.

Especulación inmobiliaria y turismo “low cost”

La especualción inmobiliaria, asociada a la promoción de un modelo turístico “low cost”, está en la base de todo. Desde hace más de una década, tanto CiU como antes el PSC, ICV y ERC, optaron por promocionar el turismo masivo y de bajo precio aunque fuera vendiendo el alma de la ciudad. Empezaron por la Sagrada Familia, el Parque Güell y, cómo no, por Las Ramblas donde ríos de turistas centroeuropeos, rusos ricos y cívicos japoneses degustaban los sabores tradicionales y entrañables que ofrecen las principales franquicias internacionales, como McDonald’s o Burger King, amén de otras inyectadas por grandes capitales locales que confunden, al alimón con los dirigentes políticos, a la mayoría de ciudadanos con sus propios intereses. Desde el estallido de la crisis, el Ayuntamiento gobernado por CiU ha precipitado a la ciudad sin miramiento alguno por este camino, de turismo masificado y barato, porque lo cierto es que nos están convirtiendo en una ciudad de camareros ruinmente pagados. Esa ciudad donde con unos precios de risa los jóvenes centroeuropeos pueden disfrutar de una semana de playa, alcohol y “desfase” sin problemas.«La ciudad es degradada y nuestros barrios nos son arrebatados por la especulación inmobiliaria asociada a la promoción del turismo “low cost” «

La afluencia masiva de este tipo de turistas ha alimentado una espiral imparable de especulación inmobiliaria tanto de viviendas como de locales comerciales. En pleno invierno en la Barceloneta el alquilar de una vivienda, mejor dicho de un cuarto de piso de 25 metros cuadrados, en una 4ª planta a la que se accede por una escalera de apenas 70 u 80 centímetros de ancha, puede costar entre 600 y 900 euros mensuales.

Un proceso de expulsión inmisericorde de los jóvenes y nuevas familias del barrio. Y este fenómeno se extiende a gran velocidad por todo el casco antiguo de la ciudad, llámese Barrio Gótico, Raval, Ribera o Barri de Sant Pere donde si preguntas porque buscas una vivienda al oír el precio sufres un “choc cerebral”. Y donde te queda gravada la frase “vaya usted al extrarradio”. Y lo mismo exactamente con los locales comerciales, por ejemplo la calle Joan de Borbó, principal avenida de acceso a la Barceloneta, es la muestra perfecta de la canibalización del barrio, una vía con apenas 170 metros de longitud, eje comercial del barrio, que ha perdido numerosos negocios tradicionales en pos de hamburgueserías, heladerías o macrocolmados hiperespecializados en alcohol. En esos escasos metros hay cinco. Los restaurantes tradicionales son sometidos a nuevos contratos de arrendamiento con precios exorbitantes porque las ofertas de arrendamiento o compra son millonarias. Y son, poco a poco, fagocitados por franquicias “fast food” o sucedáneos de la tradicional comida marinera, principal reclamo histórico del barrio.

Un proceso de degradación del barrio, expulsión de los vecinos por imposibilidad de encontrar vivienda y canibalización comercial que ha encendido la mecha de una protesta vecinal briosa y justa que va a más porque hay conciencia ciudadana de que los barrios debemos unir fuerzas por otro proyecto de ciudad.

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