SELECCIÓN DE PRENSA INTERNACIONAL

Revuelo en Wall Street

En medio de oscuros nubarrones por lo profundo y amplio de la crisis, esta vez manifiesta en la eurozona, pero también en el catarrito de 4-5 mil millones de dólares (mmdd) de JP Morgan y en indicios de acople depresivo global, la semana pasada hubo conmoción mayor en Wall Street –y en la finanza y la política mundial– cuando Sandy Weill, cofundador, ex CEO y ex presidente de Citigroup, dijo que ya era hora de disolver la fusión de bancos comerciales y bancos de inversión (Break up the big banks CNBC.com). Ese tipo de fusión, avalada en 1999 al derogarse la Ley Glass/Steagal de 1933, abrió las compuertas a la megaespeculación por la vía del desate de la ingeniería financiera y la formación de firmas demasiado grandes para caer, sujetas al rescate abierto y/o clandestino, con fondos públicos. Ya que cerca de la mitad de la banca mexicana (Banamex) es parte de ese supermercado financiero que apuesta con bloques accionarios de firmas petroleras y del gas, farmacéuticas, aerolíneas, mineras, forestales, alimentarias etc, aquí la crisis acentúa el apetito especulador, primero en Pemex, como ilustra Israel Rodríguez. Pero también van tras el resto: electricidad, infraestructura, bosques, todos los servicios públicos –educación, salud– etc. Ante el agotamiento de recursos estratégicos convencionales no renovables, las firmas de fuera cuentan con codiciosos cómplices, hombres de negocios locales, armados con la Ley de Asociaciones Público-Privadas, listos para, desde la usurpación del poder, lanzarse al festín privatizador. Ya hicieron fortuna durante el salinato/zedillato. Ahora quieren más.

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