Selección de prensa nacional

Revolución hipotecaria

La propuesta de que los hipotecados, en caso de impago, respondan sólo con su piso y no con otras propiedades como hasta ahora, ha sido aprobada como proposición no de ley por la Asamblea de Madrid y ahora tendrí­a que elevarse al Congreso de los Diputados, pues se trata de una norma estatal. Sin embargo, parece que no tiene trazas de prosperar, pues el Partido Popular, a pesar del refrendo de Aguirre, no respalda la propuesta y el PSOE ya la ha descartado.

Pero lo cierto es que los imagos van a crecer y previsiblemente muchas familias se verán afectadas por este marco legal. Por eso no hay que descartar el debate para mejorar aspectos de la normativa actual. De momento, las entidades financieras ya han mostrado, a través de la Asociación Hipotecaria, su desacuerdo. Sin embargo, el problema sigue siendo real y, en los próximos meses, muchas familias pueden pasar dificultades económicas añadidas. Por ello se precisan soluciones urgentes Editorial. Cinco Días UN DEBATE HIPOTECARIO QUE CONVIENE ABRIR Una propuesta lanzada por Izquierda Unida le ha servido a Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, para proponer cambios radicales en el actual sistema hipotecario español. Recogiendo la idea lanzada por la coalición de izquierdas, la dirigente popular pretende que los propietarios que no puedan afrontar las cuotas de sus hipotecas respondan al pago de su deuda exclusivamente con el piso y en ningún caso con alguna otra propiedad, tal y como sucede en la actualidad. Lo habitual hasta ahora era que los inmuebles se iban revalorizando con regularidad y el dinero obtenido con su venta bastaba para devolver el crédito del moroso. Sin embargo, la fuerte caída de los precios de los últimos meses ha dado al traste con este principio y se están produciendo casos, especialmente sobre las viviendas adquiridas los últimos años, en que lo que se obtiene por vender el piso es menos que el préstamo hipotecario. Y eso, en el hipotético caso de que se encuentre comprador para la vivienda. Así que, además del piso, las entidades exigen a sus clientes más propiedades para evitar incurrir en pérdidas. No se trata de un problema anecdótico. Según los cálculos efectuados por CincoDías, sólo en este año podría haber 100.000 inmuebles cuyo precio estaría ya por debajo de la hipoteca que permitió su adquisición. Y si sus propietarios no pueden afrontar las letras, pueden perder más que la vivienda. La situación, de producirse, será ciertamente dramática para muchas familias. Se entiende, pues, que, para evitar que se produzcan quebrantos, Izquierda Unida y Esperanza Aguirre hayan planteado la necesidad de encontrar alternativas. De aquí su propuesta de limitar el efecto al piso que avala el crédito. La propuesta ha sido aprobada como proposición no de ley por la Asamblea de Madrid y ahora tendría que elevarse al Congreso de los Diputados, pues se trata de una norma estatal. Sin embargo, parece que no tiene trazas de prosperar, pues el Partido Popular, a pesar del refrendo de Aguirre, no respalda la propuesta y el PSOE ya la ha descartado. Pero lo cierto es que los impagos van a crecer y previsiblemente muchas familias se verán afectadas por este marco legal. Por eso no hay que descartar el debate para mejorar aspectos de la normativa actual. En ese sentido, sean bienvenidas iniciativas como la citada, incluida su paradójica maternidad política. De momento, las entidades financieras ya han mostrado, a través de la Asociación Hipotecaria, su desacuerdo. Se entiende su posición. Si la depreciación del valor del piso es muy alta, perderán parte sustancial del dinero prestado. La reacción lógica es que la banca endurezca las condiciones de concesión del crédito. Daría menos del 80% del valor tasado, cobraría tipos más altos para compensar el riesgo o impondría garantías adicionales como avalistas o seguros de impago. En definitiva, la medida supondría que todos los futuros propietarios tendrán que afrontar un sobrecoste indeseable. Ahora bien, si los créditos se endurecen, es previsible que compren menos casas y los precios de la vivienda bajen más. De ser así, serviría como un catalizador para evitar nuevos booms inmobiliarios. Al menos, ésta es la tesis de Izquierda Unida para defender su propuesta. No obstante, en estos momentos lo que se precisa es justamente lo contrario: reactivar el mercado. Además, las principales afectadas serían las economías familiares más débiles, que tienen más dificultades para adquirir una vivienda. Sin embargo, el problema sigue siendo real y, en los próximos meses, muchas familias pueden pasar dificultades económicas añadidas. Por ello se precisan soluciones urgentes. La eficacia de un cambio radical como el presentado, sin ser excluido del debate, se puede contrastar con otros mecanismos para aliviar a los propietarios con dificultades para pagar su hipoteca. Y ya están contemplados. Valga como ejemplo el artículo 140 de la Ley Hipotecaria, que permite que banco y cliente acuerden limitar la responsabilidad en caso de impago del inmueble. Algo que no se suele pactar. O facilitar que las familias acudan al concurso de acreedores, una posibilidad poco explotada por ahora. Pero, sobre todo, son deseables los acuerdos entre entidades y clientes para que no se deba ejecutar la hipoteca. Ésta sería una solución más eficaz que una revolución hipotecaria. CINCO DÍAS. 1-6-2009 Opinión. El Mundo CAMPAÑA SUCIA Raúl del Pozo Parece que el PP ganará las elecciones con un 60% de abstención. Mariano Rajoy salvará el cuello en una campaña sucia en la que los candidatos han usado la agudeza del villano, vocablos parónimos para hacer gracias sin hablar para nada de Europa. Cada partido ha lanzado juegos de palabras como piedras, irrumpiendo en nuestra vida con el ruido de mala fe desde el monólogo, la hipérbole, la desinformación y el estrépito, como si fuéramos un hatajo de ganado. Hay desinterés, y sin embargo Europa es el destino. La palabra Europa se refería a un gran sueño, a una unidad política de los pueblos más avanzados del mundo, pero ha terminado siendo una pandilla de políticos que aspiran a ser burócratas o jubilados de oro. En las refriegas de los mítines, seguramente asesorado por publicistas y expertos en propaganda, Mariano Rajoy ha llegado a decir: «Menos ceja y más Mayor Oreja». No nos joda usted, don Mariano: ¿esa es la aportación de la derecha española al debate de Europa? ¿Tiene que someterse a esas bellaquerías para salvar su gaznate? Usted tiene un fino sentido del humor gallego, no necesita emplear ardides de caricato de revista guarra cuando, además, como ha comentado Cayo Lara, tiene que vestirse en los mítines con trajes manchados. Utilizar la mentira está muy mal porque la mentira es una opresión en sí misma, pero lo peor de todo es el populismo y la bajada por la pendiente de la chocarrería, el camino más cómodo, el declive que suele elegir la chusma infame. «Menos ceja, más Mayor Oreja», ese es el mensaje fuerza. Y quien dice Mariano dice Leire, una política profesional, avezada en las luchas de la antiglobalización, de la quinta de Denver, que ha llevado su teoría de la agitación a las patadas en el tobillo. Van a terminar recitando del coro al caño, los cojines del obispo y otros trabalenguas de desbaratado ingenio. Los diseñadores de la campaña tratan de infantilizar nuestras mentes con mensajes pueriles, creando una jauría de camisolas. Vale todo, incluso luxar; pero nunca estrangular para que siga el entremés. «Primero son los colores, después los macaneos amorosos», decía uno de los personajes de la película argentina El hincha. El hincha es un vocablo rioplatense; llamaron así al utillero que inflaba los balones del Nacional de Montevideo como si fueran globos. Son hinchas y fanáticos lo que buscan los partidos para inflar los mítines. En España al hincha se le llamaba también forofo, que puede venir como creación expresiva de ser del Foro, de ser blanco. No hablan a ciudadanos sino a forofos, hooligans, tifosi, supporters. Las máximas viven y recuerdan: en la oreja y en el rabo, la mula se parece al asno. Ni oreja ni rabo, que los voten sus finados; no os dejéis embelecar por estos zánganos. EL MUNDO. 1-6-2009 Editorial. Expansión GM: UN MAR DE DUDAS General Motors se acogerá hoy a la protección contra la bancarrota, el equivalente al concurso de acreedores español. El primer fabricante de coches de Estados Unidos llega a los juzgados al abrigo del Gobierno de Barack Obama. El Ejecutivo ha rescatado a la compañía, ha forzado el cambio del equipo directivo y ha asumido la dirección de toda la reestructuración, vaciando de poder al consejo de administración, un órgano que, desde hace demasiado tiempo, ha estado dormido y ha sido incapaz de adoptar cualquier medida de gran calado que no sea la de solicitar fondos públicos para evitar su bancarrota. Pero la respiración asistida que otorga el Gobierno al gigante de Detroit no será gratis, provocará efectos secundarios y no está exenta de riesgos. La bancarrota, que busca garantizar la supervivencia de General Motors, supondrá la creación de una nueva sociedad. Esta compañía aglutinará los mejores activos del fabricante de coches y estará controlada por el Gobierno –que habrá inyectado más de 50.000 millones de dólares (35.865 millones de euros) a General Motors– y los sindicatos. Los acreedores podrán llegar hasta el 25%, mientras que los accionistas actuales, que deberían pedir cuentas al consejo, verán evaporarse su participación. Los planes que se barajan es que la nueva empresa deje de cotizar en bolsa tras su constitución y que esté fuera de los mercados entre seis y 18 meses. Las incertidumbres y los riesgos en torno a la reestructuración son múltiples y de gran relevancia. ¿El proceso judicial será breve? ¿Quién liderará la gestión? ¿Continuará el consejo actual? El Gobierno, con un 70% del capital, ¿se mantendrá como un inversor pasivo sin intervenir en las decisiones empresariales? ¿Cuándo tomará la necesaria decisión de abandonar el capital? Los sindicatos, responsables en parte de la situación actual de la compañía, ¿qué estrategia adoptarán como accionistas y miembros del consejo? ¿Servirá todo este proceso para que la empresa se adapte al mercado y logre fabricar los coches que los consumidores quieren comprar? EXPANSIÓN. 31-5-2009

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