Los recortes a la ciencia

¡Retrocedemos siete años!

Con los recortes presupuestarios, la ciencia retrocede siete años en cuanto a financiación. Pero bajamos siete peldaños en cuanto a fortaleza para contribuir a sacar a España del pozo de la recesión; multiplica por siete el ¡qué inventen ellos!

El hachazo del 25% en la ciencia española efectivamente hace que, descontando la inflación, retrocedamos a lo que se invertía en 2004. Lo más llamativo, sin embargo, es que la parte no ejecutada de los presupuestos para ciencia se han triplicado desde los 1.730 millones de euros en 2009 a los 3.016 millones de 2011 (42,8% del presupuesto total). El recorte anunciado ahora es de 3846 millones.

Detrás de la aparente paradoja de que se hagan recortes cuando no se gasta todo el presupuesto disponible, hay una intencionalidad arrastrada, pues, por no invertir. Quedarán en pie sólo las instituciones y departamentos que sean “apadrinados” por la inversión de grandes multinacionales, bancos o instituciones europeas. Sólo las líneas que cuadren con las estrategias de estos grandes padrinos. «Se recorta, pero no se invierte todo el presupuesto. No es que no haya dinero, es que no hay voluntad»

Un ejemplo es el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, el de mayor excelencia del país, del que fue recientemente cesado Mariano Barbacid cuando trataba de activar la producción independiente de fármacos a partir de las patentes del centro, mientras su sucesora, la prestigiosa Dra Ana María Blasco, sí ha formado una empresa biotecnológica para comercializar su extraordinario trabajo, apadrinada por Emilio Botín y la banca de inversión norteamericana.

Sólo un 18,7 de las empresas españolas innovan (en Alemania es un 43,3%, incluso en Irlanda es un 30%). Por tanto el atraso en innovación reside en el atraso económico impuesto al país. Con una estructura dominada en un 94% de PyMES, el peso de los sectores más vinculados con la tecnología y el valor añadido están en manos de grandes capitales, una buena parte extranjeros aunque suponen entre un 1 y un 4% del PIB (farmacia, electrónica, negocio aeroespacial, química, automoción, maquinaria…).

La ciencia española tiene dos caminos, protestar por ser moneda de cambio en la cruzada por la reducción del déficit y la degradación del país al servicio de las grandes potencias o enfrentarse con propuestas de cómo ser el germen de un nuevo tejido productivo nacional, autónomo.

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