El PP ostentará la presidencia del parlamento vasco

Restando poder a Ibarretxe

La futura residencia de la Cámara de Vitoria quedará en manos del PP si culmina la marcha de las negociaciones entre socialistas y populares. Sería la primera «visualización» del trato «preferencial» que el socialista Patxi López va a tener con los populares vascos, esto es, dejar en sus manos la presidencia del Parlamento autonómico. Y para ese cargo, el PP maneja dos nombres: el de la cabeza de lista de Guipúzcoa, Arantza Quiroga, y el de la parlamentaria por Álava Laura Garrido. Se tratará del primer acuerdo que materialicen socialistas y populares puesto que la constitución de la cámara de Vitoria se producirá el 3 de abril. Para entonces no sólo habrá que haber cerrado un pacto sobre la presidencia de este órgano y la composición de su mesa, sino también sobre otros aspectos del acuerdo por el cambio político que ambas formaciones negocian y que, a pesar de las resistencias de los socialistas, el PP quiere plasmar por escrito. Frente a las primeras propuestas de la dirección del PSE, que abogaban por dejar la presidencia del parlamento en manos del PNV –quizá para seguir la consigna de José Blanco, cuando abogó por "procurar que el PNV no se sienta marginado"-, parece que va a imponerse la nueva mayoría política no nacionalista. Es una buena noticia, porque es el momento de aprovechar esa mayoría para restar al nacionalismo étnico todos los resortes de poder posibles, que inevitablemente utilizarían para dificultar la labor del nuevo gobierno. La mesa del parlamento autonómico no es un cargo meramente simbólico. Recordemos la actuación de Atutxa, cuando como presidente del parlamento se negó a aplicar una resolución judicial y disolver el grupo parlamentario de los pro etarras, permitiendo así que siguieran disfrutando de un altavoz político y recibiendo subvenciones públicas. El cambio político hacia la libertad exige enviar a la oposición al PNV en todos los terrenos y organismos.

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