Clinton se reúne con el ministro de exteriores ruso

¿Reset para Rusia y EEUU?

La nueva diplomacia norteamericana parece dominar bien el terreno de los gestos y las señales. En Ginebra, ante los medios de comunicación de medio mundo, lo primero que hizo la secretaria de Estado, al encontrase con su homólogo ruso fue entregarle un pequeño paquete con un lazo. «Tengo un regalo para usted que simboliza lo que el presidente Obama y el vicepresidente (Joe) Biden han dicho: que queremos volver a partir de cero», dijo Clinton ante un sorprendido Lavrov. Al abrirlo, el ministro descubrió un soporte de plástico negro y amarillo con un gran pulsador rojo alrededor del cual estaba escrito en inglés y ruso «Reiniciar». Poco importó el error en la traducción al ruso (en realidad poní­a «sobrecarga»). Ambos bromearon sobre el regalo y Lavrov prometió poner el pulsador sobre su escritorio. La reunión comenzó en el tono distendido que Clinton habí­a planeado.

La realidad sin embargo no es tan intoresca, en un orden mundial que camina hacia el multilateralismo, donde el declive norteamericano se acelera al tiempo que emergen nuevas potencias. La crisis económica mundial tiende además a agudizar aún más las contradicciones entre las viejas potencias mundiales y las emergentes, y el caso de Rusia no es ninguna excepción. Un oso ruso reactivado busca recuperar su antiguo glacis, donde Washington ha avanzado esta última década, y está dispuesto a hacerlo a golpe de zarpazo. Georgia o Ucrania ya han sentido su poder.Sin embargo la crisis financiera está afectando gravemente a Moscú, y no son pocas las señales que indican que la endeudada economía rusa podría estar al borde del colapso. Esta herida ha frenado la reactivación rusa, y da la oportunidad a EEUU de conducir a Rusia dentro de unos límites.De ahí el empeño –gestos sorprendentes incluidos- que pone ahora la diplomacia estadounidense en intentar cooptar a Rusia, en atraerla hacia intereses comunes y en encajarla en una nueva arquitectura de poder que reconozca los intereses de Moscú al tiempo que se somete a la hegemonía norteamericana. El día anterior, la secretaria de Estado había unido a todo el consejo de ministros de exteriores de la OTAN en que la Alianza normalizara sus relaciones con Rusia, rotas desde la invasión de Georgia. Clinton subrayó que ambos –Rusia y EEUU- son conscientes de que relanzar de cero la relación bilateral, como desea la Administración Obama, "tomará tiempo", pero aseguró que tienen "mucha esperanza" en ello.En la reunión ambos acordaron que los dos temas prioritarios en la nueva etapa de la relación ruso-estadounidense deben ser la renegociación del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START-1), que expira este año, y el fortalecimiento de su cooperación en Afganistán.En cuanto al primer asunto, Clinton sostuvo que "es muy importante reducir el número cabezas nucleares y evitar la proliferación nuclear". El inmenso gasto de mantenimiento de las ingentes cantidades de cabezas nucleares supone un gran laste para la economía de ambos países.En cuanto al polémico escudo antimisiles que EEUU quería instalar en el este de Europa, al que Moscú se opone furibundamente, Clinton declaró que Washington estaría dispuesto a retirarlo a cambio de que Rusia ayude decididamente en impedir que Irán pueda hacerse con el arma nuclear. Actualmente Rusia mantiene una cooperación técnica en tecnología nuclear civil con Irán, muy mal vista por EEUU.Otro punto fundamental de la reunión fue Afganistán. Ante la imposibilidad de que las tropas de la OTAN puedan abastecerse por la ruta de Pakistán –amenazada por la insurgencia talibán- Washington necesita que el material bélico y logístico pase por el territorio ruso y el de las repúblicas ex-soviéticas, una baza en manos de Moscú

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