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Rescate made in Spain

Este año y el próximo van a ser extremadamente duros para los bancos españoles. El desempleo en el paí­s sigue en la senda de llegar al 20%. Es poco probable que la economí­a vuelva a crecer hasta 2011. Y los bancos prácticamente han acabado con el colchón de las llamadas provisiones genéricas -reservas acumuladas en los buenos tiempos-.

DIARIO DEL PUEBLO. Durante el segundo mandato de Ahmadineyad no habrá grandes cambios en la orientación olítica de Irán. En lo interno, Irán enfrenta una seria situación económica. Las tasas de inflación y del paro han subido a dos dígitos, constituyéndose en el talón de Aquiles de Ahmadineyad en las presentes elecciones. Expertos sostienen que en su segundo mandato Ahmadineyad reajustará su política económica, creará empleos y mejorará el bienestar social. FINANCIAL TIMES. La pregunta es si los actuales estímulos sin precedentes compensarán los efectos del colapso financiero y de las acumulaciones sin precedentes de deuda del sector privado en EEUU y el resto del mundo. Si la respuesta es afirmativa, pronto apreciaremos un desvío positivo de la senda de la Gran Depresión, algo que no se producirá si la respuesta termina siendo negativa. Reino Unido. Breaking Views EL INEVITABLE PLAN DE RESCATE BANCARIO Fiona Maharg-Bravo España ha visto cómo lo hacían otros países antes de diseñar su propio plan de rescate bancario. Pero eso no hará más fácil implementar el paquete de 99.000 millones de euros. Este año y el próximo van a ser extremadamente duros para los bancos españoles. El desempleo en el país sigue en la senda de llegar al 20%. Es poco probable que la economía vuelva a crecer hasta 2011. Y los bancos prácticamente han acabado con el colchón de las llamadas provisiones genéricas -reservas acumuladas en los buenos tiempos-. Madrid planea inyectar nuevo capital a unos cuantos bancos débiles pero viables. En el caso de las cajas de ahorros, las principales víctimas de la crisis, las inyecciones tomarán la forma de "cuotas participativas". Acarrearán derecho de voto, aunque no está claro qué otras condiciones reunirán. Y el Banco de España asumirá temporalmente su gestión, de acuerdo a la ministra de Economía, Elena Salgado. Los mismos instrumentos empleados por el Gobierno del Reino Unido en el rescate de la sociedad de crédito hipotecario West Bromwich de la semana pasada. Pero la inyección de capital no será suficiente por sí sola para devolverle del todo la salud al sistema bancario español. El sector creció demasiado durante los años del boom. No sólo se hincharon los balances, sino que el país tiene el mayor número de sucursales por habitante del mundo. La consolidación es muy necesaria tanto entre los bancos como entre las cajas. Los banqueros dicen que las 45 cajas de ahorros del país, que suponen la mitad del sistema financiero, necesita reducirse hasta 20 ó 25 en los próximos dos años. El problema es que el recorte de empleo sale caro en España. El Estado tendrá que costear los costes de reestructuración de los bancos en los que intervenga. Además, cada caja de ahorros está controlada por diferentes partidos políticos, lo que inevitablemente politizará el proceso. Afortunadamente, el plan del Gobierno otorga poderes al Banco de España para forzar las fusiones entre cajas de ahorros independientemente de la opinión de las oposiciones políticas locales. Todo apunta, pues, a un periodo de discusiones en el sector el año que viene. El banco central debe asegurarse de que emplea sus recién logrados poderes hasta el límite posible. BREAKING VIEWS. 17-6-2009 China. Diario del Pueblo ¿HABRÁ CAMBIOS EN IRÁN CON LA REELECCIÓN DE AHMADINEYAD? Durante el segundo mandato de Ahmadineyad no habrá grandes cambios en la orientación política de Irán. En lo interno, Irán enfrenta una seria situación económica. Las tasas de inflación y del paro han subido a dos dígitos, constituyéndose en el talón de Aquiles de Ahmadineyad en las presentes elecciones. Expertos sostienen que en su segundo mandato Ahmadineyad reajustará su política económica, creará empleos y mejorará el bienestar social. Además prosigue su dura política diplomática, especialmente en el problema nuclear de Irán. Según BBC de Inglaterra, después de su reelección, será poco probable que Irán y Occidente llegue a un acuerdo sobre el problema nuclear, y es posible que Irán sufra más sanciones, y el impasse se mantenga. Expertos señalan además que la orientación política de Irán no es algo que puede cambiar por el turno de presidentes. En la estructura política de Irán, el presidente no es sino el ejecutivo más alto en la administración. En los problemas de gran importancia, el presidente tiene que someterse al orden del máximo líder Jamenei, quien es el que domina realmente Irán. Está en su mano el poder de decisión en la defensa, la diplomacia y el problema nuclear, en tanto que el presidente en la escena no es más que un ejecutivo. Con respecto al resultado de las elecciones iraníes, Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca, emitió el 13 una breve declaración, sin hacer comentarios sobre el triunfo de Ahmadineyad, sólo limitándose a destacar que EEUU tiene una profunda impresión de la activa participación de las masas de Irán en las elecciones y seguirá de continuo el desarrollo de la situación política de Irán DIARIO DEL PUEBLO. 17-6-2009 Inglaterra. Financial Times CÓMO LA RECESIÓN SIGUE LA TRAYECTORIA DE LA GRAN DEPRESIÓN Martin Wolff Los brotes verdes empiezan a aflorar, o al menos eso nos cuentan. No obstante, antes de llegar a la conclusión de que la recesión pronto llegará a su fin, debemos echar un vistazo a la historia, una de las mejores guías con las que contamos frente a la actual situación. Afortunadamente, disponemos de datos, pero, por desgracia, estos no auguran nada bueno. Dos historiadores económicos, Barry Eichengreen de Berkeley, California, y Kevin O’Rourke del Trinity College, Dublín, han elaborado un estudio en el que sitúan el comienzo de la actual recesión global en abril de 2008 y el de la Gran Depresión en junio de 1929 (A Tale of Two Depressions ). ¿Cuáles son, por tanto, sus conclusiones sobre en qué punto estamos, poco después de transcurrido un año del comienzo de la recesión? La mala noticia es que esta recesión se asemeja bastante al principio de la Gran Depresión. La buena es que lo peor todavía se puede evitar. En primer lugar, la producción industrial sigue la trayectoria del descenso que sufrió durante la Gran Depresión con una horrible similitud. Dentro de Europa, la caída de la producción industrial en Francia e Italia ha sido peor que en la fase comparable de los años 30, mientras que la de Reino Unido y Alemania es muy similar. Los descensos en EEUU y Canadá también se aproximan a los de esa década. Pero el colapso de Japón ha sido mucho más grave que el de los años 30, pese a la recuperación mostrada recientemente. Segundo, la caída en picado del volumen de comercio mundial ha sido mucho peor que durante el primer año de la Gran Depresión. De hecho, su descenso en el primer año equivale al experimentado durante los dos primeros años de la Gran Depresión. Esto no se debe al proteccionismo, sino al desplome de la demanda de productos industriales. Tercero, pese al reciente rebote, la caída sufrida por las bolsas mundiales es mucho mayor que la experimentada durante el periodo correspondiente de la Gran Depresión. Los autores resumen la situación sin rodeos: “A escala global, repetimos o incluso empeoramos los datos de la Gran Depresión… Nos encontramos ante un fenómeno de proporciones similares”. Sin embargo, lo que dio a la Gran Depresión su nombre fue una brutal caída que se prolongó durante tres años. Esta vez, el mundo está aplicando las lecciones extraídas de ese acontecimiento por John Maynard Keynes y Milton Friedman, los dos economistas más influyentes del s.XX. La respuesta política sugiere que no se repetirá el desastre. Los profesores Eichengreen y O’Rourke describen este contraste. Durante la Gran Depresión, la media ponderada de descuento de las siete principales economías nunca cayó por debajo del 3%. En la actualidad se aproxima a cero. Incluso el Banco Central Europeo, el más duro de los grandes bancos centrales, ha reducido sus tipos de interés al 1%. Una vez más, durante la Gran Depresión, el suministro de dinero sufrió un desplome. Pero en esta ocasión ha seguido aumentando. De hecho, la combinación de un sólido crecimiento monetario con una profunda recesión plantea dudas sobre la explicación monetarista para la Gran Depresión. Finalmente, esta vez la política fiscal ha sido mucho más agresiva. A principios de los años 30 el déficit medio de 24 países importantes seguía siendo inferior al 4% del producto interior bruto. En la actualidad, el déficit fiscal será muy superior. En EEUU se espera que el déficit gubernamental se aproxime al 14% del PIB. Todo esto encaja con las conclusiones de un estudio ya clásico de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, de las universidades de Maryland y Harvard respectivamente (The Aftermath of Financial Crises). Las crisis financieras provocan profundas crisis económicas. El impacto de una crisis financiera global debería ser especialmente severo. Además, “el valor global de la deuda gubernamental tiende a explotar, habiendo alcanzado una media del 86% en los principales episodios posteriores a la Segunda Guerra Mundial”. El principal motivo no son los “rescates” bancarios sino las recesiones. Después de los hechos, el crédito privado se convierte en gasto público y en montañas de deuda. Los gobiernos solventes no aceptarán la alternativa de una gran depresión. La pregunta es si los actuales estímulos sin precedentes compensarán los efectos del colapso financiero y de las acumulaciones sin precedentes de deuda del sector privado en EEUU y el resto del mundo. Si la respuesta es afirmativa, pronto apreciaremos un desvío positivo de la senda de la Gran Depresión, algo que no se producirá si la respuesta termina siendo negativa. Está claro lo que todos deseamos. ¿Pero qué deberíamos esperar? Asistimos a una carrera entre la restauración de los balances privados y el reequilibrio global de la demanda, por una parte, y de la sostenibilidad de los estímulos por otra. La demanda del sector privado sólo recuperará su solidez una vez que se restauren los balances de unos hogares sobreendeudados, unas empresas con exceso de créditos y un sector financiero con carencia de capital, o cuando los países con altos índices de ahorro aumenten su consumo o inversiones. No es probable que algo de esto suceda pronto. De hecho, es mucho más posible que se tarden años, dados los extraordinarios volúmenes de deuda acumulados durante la última década. En los dos últimos trimestres, por ejemplo, los hogares estadounidenses devolvieron sólo un 3,1% de su deuda. El desapalancamiento es un proceso largo. Entre tanto, el gobierno federal se ha convertido en el único prestatario importante. De igual modo, China puede incrementar con rapidez las inversiones. Pero es más difícil que la política consiga que aumente el nivel de consumo. Lo más probable es que la economía mundial necesite agresivas políticas fiscales y monetarias durante mucho más tiempo de lo que muchos piensan. Esto pondrá nerviosos a los políticos –y a los inversores–. Existen dos peligros opuestos. Uno es que los estímulos se retiren demasiado pronto, tal y como sucedió en los años 30 y en Japón en la década de 1990. Entonces se sufrirá una recaída en la recesión, ya que el sector privado aún es incapaz, o no está dispuesto, a hacer gastos. El otro peligro es que los estímulos se retiren demasiado tarde. Esto generaría una pérdida de confianza en la estabilidad monetaria agravada por la preocupación sobre la sostenibilidad de la deuda pública, especialmente en EEUU, que aporta la divisa mundial clave. Llegado el caso, el alto precio en dólares de las materias primas y el aumento de los tipos de interés a largo plazo sobre los bonos gubernamentales podrían llevar a EEUU –y a las economías mundiales– a una estanflación. Al contrario de lo que piensan algunos alarmistas, no veo indicios de semejante pánico en la actualidad. Pero podría ocurrir. El año pasado, la economía mundial entró en crisis. La respuesta política ha sido muy sólida. Pero aquellos que están seguros de que nos encontramos al principio de una vigorosa recuperación liderada por el sector privado, con casi total certeza se engañen. Es probable que la carrera hacia la plena reactivación sea larga, dura e incierta. FINANCIAL TIMES. 17-6-2009

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