SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Rescate bancario: licencia para mentir

Este fin de semana el partido del gobierno ha celebrado su particular sarao, donde de forma nítida y clara ha quedado claro que cuentan con licencia para mentir. Con ello pretendo llamar la atención, por un lado, sobre la habilidad y determinación para hacer promesas sobre el futuro que no se van a poder cumplir. Si bien ello ha sido frecuente en nuestros sucesivos gobiernos democráticos, con el actual ejecutivo se ha convertido en la moneda de uso común. Pero hay algo todavía peor, recurrir a falsedades para justificar su acción política en los distintos ámbitos, bien a sabiendas, o bien por desconocimiento.

En esas estábamos cuando desde el gobierno, con el apoyo alienante de sus voceros mediáticos, se empieza a vender la idea de que los más de 200.000 millones de euros tirados a la basura en los sucesivos rescates bancarios -FROB, EPAs, SAREB, avales…-, a costa de los contribuyentes, en realidad tenían como objetivo último rescatar a los depositantes. Quien afirma eso, simple y llanamente miente.

Todo lo contrario, por proteger a la gerencia que quebró nuestro sistema bancario, y a unos acreedores que asumieron riesgos excesivos -básicamente bonistas institucionales-, nuestros depositantes corren un serio peligro si al final, como prevemos desde este blog, la aversión al riesgo se dispara durante este año y los mercados de riesgo globales acaban hundiéndose. Ello arrastraría definitivamente al sistema bancario occidental, y por ende al nuestro. Les recomiendo encarecidamente que sigan los movimientos que algunos multimillonarios están haciendo con su riqueza, básicamente materializarla en liquidez y acaparar bienes tangibles.

Los privilegios de la «superclase»

Después de más de cinco años de crisis, la ciudadanía en general está más confundida que nunca. No puede entender por qué políticos, banqueros centrales, tecnócratas, y académicos siguen insistiendo una y otra vez en que ha sido y es esencial mantener las ayudas a los bancos, independientemente de la deuda en que incurre los Estados por ello. Mientras, con igual fervor, insisten en que es absolutamente imperativo recortar el gasto en todo aquello que no sea el rescate bancario, ya que tenemos un problema de deuda. Nos están hundiendo en un pantano de confusión sofocante, donde prevalece la mentira y el fraude.

Nuestros líderes ni siquiera consideran que podrían estar equivocados. Siguen insistiendo, como lo han hecho desde el principio, en que «ni hay ni había alternativa». Llámenlo rescate bancario, expansión cuantitativa, política monetaria, o suicidio. Lo que importa es que han depositado, y continuarán depositando, miles y miles de millones de euros de nuestros bolsillos para mantener bancos totalmente zombis.

Queda meridianamente claro que banqueros, políticos y expertos, ninguno de ellos, tiene la menor intención de estar al lado de la ciudadanía en todo aquello que se nos está imponiendo. Las rebajas salariales, aumentos impositivos al factor trabajo, incrementos del IVA, recortes en la asistencia social, la salud, la educación, todo ello se hace para mantener los privilegios de una superclase. Prometieron y prometen que el reparto será equitativo. ¡Mentira!

Ayudas a bancos y mentiras mediáticas

En su felonía, el mundo financiero, sus amigos políticos, y los medios de comunicación que controlan, la inmensa mayoría, venden machaconamente la idea que poner el dinero en los bancos es una cuestión meramente técnica, y que el público en general no debería preocuparse. Lo único que la opinión pública debería comprender, tal como explican aquellos que se autoproclaman expertos económicos, es que el auténtico problema es el de la deuda causada por un exceso de gasto público. De nuevo mienten como bellacos.

Estos mismos incompetentes insisten en que no hay conexión entre las enormes sumas que las distintas naciones han inyectado a los bancos y el globo repentino de la deuda soberana en dichas naciones. Se niegan a ver cualquier conexión entre las políticas de reducción del gasto público en la economía real y una contracción de esa economía.

Si en realidad se hubiera dejado caer a los bancos de manera que su gerencia y sus acreedores hubiesen pagado los platos rotos, habrían sido las élites económicas, las que acaparan la mayor parte de la riqueza de los países occidentales, quienes hubiesen perdido la gran mayoría de su riqueza y por lo tanto su poder. Es por ello que decidieron de una manera antidemocrática, salvo la honrosa excepción de Islandia, que los bancos fueran rescatados. A diferencia de la ciudadanía, la élite bancaria y financieratiene la mayor partede su riquezafinanciera en activos de deuda y derivados de todo tipo, que se evaporarían si se dejasen caer a los bancos.

Obviamente ni lo han tolerado ni lo tolerarán. En su lugar, han diseñado una estructura de ahorro para la economía en la que su riqueza se mantiene, así como las instituciones que la controlan, y lo ha hecho a nuestra costa. Pero el juego está a punto de acabar, y muy mal. Y ahora nos dicen de que en realidad han rescatado a los depositantes. ¡Cuánta mentira!, ¡Cuánta infamia! ¡Qué asco!

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