Israel arrasa el sur de Gaza

Refugiados en su propia tierra

Sólo pueden escapar del horror los que tienen la suerte de tener visados. El resto del millón y medio de desdichados que sobreviven cada dí­a en el gigantesco campo de concentración que hoy es Gaza siguen prisioneros del ejército israelí­, que lanza contra ellos fuego y muerte. Hoy trescientos palestinos con pasaporte extranjero o doble nacionalidad han podido salir de Gaza por el paso de Erez, al norte de la franja.

Los alestinos fueron trasladados en autobuses desde Gaza capital hasta el puesto fronterizo por el Comité Internacional de la Cruz Roja y, desde allí, fueron conducidos a Jerusalén. De Gaza a Cisjordania, refugiados de una Palestina en otra Palestina. Con este “gesto humanitario” -al igual que el traslado de otros 300 palestinos con pasaporte el pasado día 2 de enero, justo antes de que las tropas del Tsahal asaltaran a sangre y fuego la malherida franja-, el ejecutivo israelí pretende desalojar de los escenarios de la masacre a todos aquellos palestinos cuya muerte podría significar indeseables implicaciones internacionales. Además, una parte de los habitantes de Gaza con doble nacionalidad, o de los extranjeros residentes en Gaza, constituyen los “reporteros improvisados” que hoy capturan las imágenes y los testimonios de los que se nutren las agencias de noticias. El Tsahal, que ha decretado el cierre informativo de la franja, también busca quitarse cuantos testigos incómodos pueda. Entre esos palestinos internacionales o extranjeros residentes hay hasta 50 españoles, que desde el pasado 27 de diciembre vienen compartiendo angustia y horror con la castigada población. Fuentes del Consulado español en Jerusalén esperaban que entre los evacuados hoy hubiera alguno de ellos, pero no se encontraban esta mañana en el punto de concentración que se había fijado en la capital. Mientras que en norte de la Franja, algunos afortunados pudieron alejarse del infierno, en el sur de la misma –en la zona de Rafah- miles de palestinos tuvieron que abandonar sus hogares sin saber si alguna vez volverán, al recrudecer el ejército israelí desde anoche sus bombardeos en esa zona. Los palestinos fueron avisados por miles de panfletos arrojados desde aviones de que el Tsahal iba a proceder a arrasar la zona. Apenas tuvieron tiempo de hacer el equipaje, pero no hay que lamentar víctimas palestinas en ese frente. Los refugidos tuvieron que dirigirse al norte, hacia Yan Younis, también asediada por las tropas del Tsahal, al tener cerrada la frontera de Egipto.Pasadas las 20.00 hora local los aviones comenzaron a bombardear la zona de forma masiva a la altura del corredor Filadelfi, la frontera entre Gaza y Egipto. Los ataques, según fuentes militares, buscaban destruir los túneles subterráneos que se dirigen a territorio egipcio, y que las milicias de Hamás utilizan para aprovisionarse. Antes de la invasión terrestre la aviación israelí ya destruyó alguno de estos pasadizos, al contar con información de su localización. Ahora han optado por aniquilar todos los edificios susceptibles de albergar la entrada a un túnel, la mayoría viviendas destartaladas de familias palestinas. Los aviones israelíes destruyeron 26 viviendas sospechosas de de albergar bocas de túneles, y los zapadores destruyeron otras decenas en toda la zona. "Los cohetes israelíes están destruyendo viviendas de la población, están convirtiendo la zona en una campo de pruebas para todo tipo de misiles aire-tierra", declaró Ghazi Hamad, ex portavoz de Hamás y residente en Rafah. Para las familias palestinas desahuciadas significa empezar literalmente de cero. Significa, volver a ser refugiados en su propia tierra.Pero esa es la trágica historia de este pueblo desde hace más de 60 años: ser exiliados en una tierra que no hace tanto tiempo se llamó… Palestina.

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