Claves del acuerdo entre gobierno, sindicatos y patronal

Reforma Laboral 2021: lo que cambia y lo que permanece

Sinteticemos los puntos principales del acuerdo entre gobierno, patronal y sindicatos. Poniendo en claro qué se ha cambiado y qué se ha mantenido del marco laboral vigente en la última década.

Finalmente tenemos un nuevo marco laboral que habrá de sustituir al vigente, la reforma laboral de Rajoy. ¿O no? ¿Se trata de una legislación laboral cualitativamente diferente a la de 2012 o una «reforma de la reforma»? ¿Cuáles son sus elementos y sus cambios? Desde el punto de vista de los trabajadores ¿suponen un avance o un retroceso? ¿Debemos celebrar el nacimiento de este marco laboral o repudiarlo?

La respuesta a estas cuestiones no es sencilla, porque el acuerdo contiene luces y avances significativos, junto a ominosas sombras y amargos trágalas.

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1º.- No se derogará la reforma laboral de 2012, pero se ha evitado que se imponga una mayor flexibilidad laboral.

La derogación, completa, de la reforma laboral de 2012, era y es una exigencia mayoritaria y clave para revertir la rebaja salarial y el aumento de la precariedad. Evitarlo ha sido la principal “línea roja” impuesta por la Comisión Europea, el FMI, el capital extranjero y la oligarquía española.

Por eso Bruselas, que aplaudió en 2012 una reforma sin acuerdo con los sindicatos, exigía como condición para recibir los fondos europeos, “una reforma con consenso”, que contara con la aprobación de la patronal.

Si la CEOE no se ha levantado de las negociaciones, como si hizo con el último acuerdo sobre pensiones, es para garantizar que se preservaban cuestiones claves de la reforma de 2012.

Y esta ha sido la razón de que se impusiera la participación de Nadia Calviño en las negociaciones, para defender que frente a la “derogación” debía apostarse por “reformar la reforma”. Calviño ha sido alta funcionaria en Bruselas, acaba de ser ascendida a presidente de un comité clave del FMI, y está especialmente vinculada con centros oligárquicos como el Santander.

Pero, al mismo tiempo, importantes sectores aspiraban a endurecer la reforma de 2012. Y no lo han conseguido.

Los sectores más agresivos de la CEOE -la patronal madrileña, CEIM, y la catalana, Foment, junto a los fabricantes de automóvil, Anfac- no votaron a favor del acuerdo, reclamando “más flexibilidad laboral”.

Así lo confirman medios económicos defensores de “recortes sin complejos”. Expansión editorializa que “Esta no es la reforma laboral que España necesita”, afirmando que “es menos extrema que las demandas de los sindicatos” pero “consagra pasos atrás en la flexibilidad de las relaciones laborales”.

2º.- Dos agujeros negros: despido y flexibilidad.

En el acuerdo firmado por gobierno, patronal y sindicatos se mantienen dos de los puntos más lesivos de la reforma de 2012.

El primero es el abaratamiento del despido, que ni siquiera se ha discutido. La reforma de 2012 redujo la indemnización por despido de 45 días a 33, o incluso a 20. Hoy despedir a un trabajador es un 63% más barato que hace diez años. Esta es una “espada de Damocles” que permite imponer, bajo la amenaza de perder el empleo, salarios más bajos y peores condiciones de trabajo.

Van mantenerse aspectos muy nocivos de la reforma de 2012, como la reducción del coste de despido o la mayor “flexibilidad laboral”

El otro elemento que se mantienen son algunos de los más importantes mecanismos de “flexibilidad interna y externa” en manos de las empresas.

No se toca ni el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores, que permite a la compañía modificar condiciones sustanciales a unos pocos trabajadores o un colectivo acotado. Ni el 40, que recoge la movilidad geográfica. Ni el 82,3, que es la inaplicación del convenio.

3º.- Los convenios colectivos prevalecerán sobre los de empresa en la fijación de los salarios.

La reforma laboral de 2012 impuso la prevalencia de los convenios de empresa sobre los sectoriales. Esto permitía a muchas empresas “descolgarse” del convenio general e imponer en cada centro de trabajo salarios más bajos y peores condiciones de trabajo. Ahora, los convenios colectivos prevalecerán sobre los de empresa en todos los aspectos relacionados con la cuantía del salario base y los complementos. Reforzando la capacidad de negociación de trabajadores y sindicatos.

Este es un importante avance, en un aspecto cualitativo como son los salarios. Sin embargo, no se ha derogado la prevalencia de los convenios de empresa en el resto de aspectos, como la fijación de la jornada laboral o las condiciones de trabajo.

4º.- Se restaura la vigencia sin límites de la ultraactividad.

La ultraactividad decreta que, cuando no se ha alcanzado un acuerdo entre empresa y trabajadores, sigue vigente el convenio anterior. Esto da más fuerza a los trabajadores en la negociación, y dificulta a las empresas imponer peores condiciones sin acuerdo. La reforma de 2012 fijó en un año el límite de la ultraactividad. Ahora se ha derogado este punto, volviendo a la situación anterior a 2012.

La prevalencia de los convenios colectivos en los salarios, y los límites a la temporalidad o la subcontratación son avances en la lucha contra los recortes y la precariedad

5º.- Se imponen límites a la subcontratación.

La reforma de 2012 permitió a las empresas subcontratar actividades consideradas esenciales, algo que antes estaba prohibido. Disparando la subcontratación como forma de rebajar salarios o imponer peores condiciones de trabajo. Lo hizo la hostelería, con las “kellys”, y sobre todo los grandes monopolios.

Ahora, las subcontratas deberán regirse, en el salario y las condiciones de trabajo, por el convenio general de la actividad realizada.

Es un cambio positivo para los trabajadores, pero se ha introducido un “cambio de última hora”, añadiendo que “cuando la empresa contratista o subcontratista cuente con un convenio propio se aplicará este”. Una grieta que puede permitir, por ejemplo, seguir aplicando a las “kellys” un convenio diferente al de hostelería, para pagarles 200 euros menos de lo establecido.

6º.- Medidas para reducir la temporalidad.

España está a la cabeza de la UE en temporalidad. No se explica solo por el peso del turismo. Se aumenta la tasa de explotación, convirtiendo a trabajadores fijos en temporales, con salarios más bajos y menos derechos.

Limitar la temporalidad no es un asunto menor. Y se han aprobado medidas que dificultarán los abusos.

Al sustituir una mirada de contratos temporales por solo dos: estructural -para actividades cuya naturaleza sea temporal-, y el formativo -combinando trabajo y aprendizaje-. Reducir a 90 días al año los contratos temporales en un mismo puesto de trabajo, para limitar que un trabajo fijo se sustituya por el encadenamiento de temporales. O aumentar las sanciones y multas a las empresas que abusen de la temporalidad.

La lucha contra las rebajas salariales, la temporalidad o la precariedad no ha concluido, solo ha entrado en una nueva etapa

Potenciando que los trabajadores temporales puedan tener estabilidad a través de los “fijos-discontinuos” -contratar todos los años a los mismos trabajadores para las actividades temporales-.

Aunque siguen existiendo “grietas” que pueden permitir el abuso de la temporalidad, con esta reforma sí se imponen límites que lo dificultan.

7º.- Unos ERTEs permanentes como alternativa a los despidos.

El Mecanismo RED de Flexibilidad y Estabilización del Empleo va a ser, en los hechos, unos ERTEs con vocación de permanencia. Ante crisis coyunturales, las empresas podrán pedir suspensiones temporales de empleo o reducción de jornada. Los trabajadores recibirán una prestación pública, que no será del 100% del salario. Se busca sustituir los despidos masivos, como vía para ajustar costes por parte de las empresas, por un mecanismo financiado con dinero público.

One thought on “Reforma Laboral 2021: lo que cambia y lo que permanece”

  • La derecha extrema (toda la derecha lo es) de este país es una verguenza, son corruptos (me refiero a los políticos del PP-VOX, no a sus electores, aunque no sé, no sé…) desde la raíz. Montadores de bulos, mienten, difaman, acosan al contrario-al oponente político- sin ningún pudor. Ellos que tienen medio partido en la cárcel, ellos que hoy dicen una cosa y mañana la contraria, como con el tema de las macro granjas. A Garzón lo atacan por decir la verdad-LA VERDAD- no por otra razón; una verdad que el PP ya decía tiempo atrás. El cinismo de esta gente es abrumador. Y luego dicen que son cristianos… me parto la caja. Y el PSOE tampoco es que sea de fiar que digamos; quedan pocos políticos en este pais que se puedan alabar. A los electores, visto lo visto, nos toca votar al que más nos conviene; al que nos sube las pensiones, o el salario mínimo, por ejemplo, pero con la nariz tapada.

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