SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Reestructurar la deuda desde abajo

Ya tenemos estatutos de Podemos después de la asamblea de Vistalegre mientras nos aproximamos, indefectiblemente, a unas elecciones griegas en las que Syriza parte como favorito. Bien. Y ambas formaciones (entre, claro está, muchas otras del continente) han hecho de la deuda uno de sus puntos fuertes programáticos. Si no me equivoco, el modelo que propone Podemos sería similar al que, en su momento, aplicó Ecuador. Primero una auditoría sobre qué deuda es legítima, la negociación y reestructuración de la misma y la denuncia y el impago de la parte ilegítima y sus intereses.

Yo estoy de acuerdo con el método, sobre todo, visto el éxito obtenido en Ecuador. Un éxito que debemos, eso sí, matizar, puesto que Ecuador ofrece como garantía unas nutridas reservas petroleras y gasísticas y, además, se trata de un país dolarizado, lo que le permite ofrecer estabilidad monetaria.

En el otro platillo de la balanza de la lucha nacional contra la deuda nos encontramos con Argentina y su dificilísima negociación con los llamados fondos buitre. En este caso, la reestructuración de la deuda se ha ido llevando a cabo a partir de una serie de batallas bastante chuscas. Desde el embargo de su buque-escuela en Ghana hasta el misterio sobre si Argentina está o no en default.

Es decir, que en el proceso de reestructuración de una deuda pública lamentablemente existen factores ajenos a la justicia o a lo razonable del empeño. Es necesario que la coyuntura sea también favorable, que la fuerza política del Estado sea persistente y poco erosionable y que, y eso jode, el capital global quiera.

Pero vamos a lo que vamos. En el hipotético caso de un gobierno de Podemos en España y de uno de Syriza en Grecia, ¿se podría proceder a esa auditoría y qué problemas podríamos encontrar? Para empezar, que la deuda que los Estados europeos contrajeron a partir de los rescates cuenta con el aval de Bruselas y del BCE. Denunciar por ilegítima tal deuda es denunciar como ilegítima la política europea y el diseño de rescates y préstamos. Confrontar la deuda de un país europeo supone confrontar la UE, lo cual no me parece en absoluto mal. Pero creo que ese no será el camino que se va a tomar a no ser que el euroescepticismo siga avanzando en el continente.

La restructuración de la deuda pública en los tiempos de la Tercera Recesión empieza a ser un tema urgente. Pero no sólo para los sectores populares o antisistémicos, sino desde las mismas instancias del capitalismo global. Son los propios Estados capitalistas, son los analistas orgánicos del mercado, son algunos fondos incluso, los que empiezan a ver en la reestructuración de la deuda un motor imprescindible para poder generar, aunque sea una ficción, algo de crecimiento económico.

Pues bien, se me dirá, si ya empieza a estar en la agenda la reestructuración de la deuda pública, no es necesario preocuparse por si Syriza y Podemos encuentran suficientes apoyos políticos para implementar una política antideudocracia. Pues no. Una reestructuración, una quita de la deuda desde arriba lo único que haría es recoger las fichas del tapete para volver a repartir cartas. La reestructuración ordenada (dado que el pago es imposible) no es más que una prórroga de la agonía.

Por tanto, es necesaria una vuelta de tuerca al “programa de gobierno” basado en la separación de la deuda según su legitimidad. En el caso español, el salto del aproximadamente 30% del PIB de deuda de antes de la crisis al más de 100% actual se ha hecho bajo la supervisión de todo tipo de órganos de control. Impugnar su legitimidad significa impugnar dichos órganos. Significa petarse el BCE.

Así que, en breve creo que deberíamos recuperar un programa de máximos que cuestione el funcionamiento mismo del BCE, del euro y el diseño estructural de la UE, si queremos que la deudocracia pueda dejar de estrangularnos. Porque si no, el programa de Syriza y Podemos (con otras palabras e intención) será aplicado por la misma UE. Una vez más, y tal como lo hubiese escrito Lampedusa de vivir hoy: reestructurar toda la deuda para seguir debiendo lo mismo.

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