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El «ruido» de las movilizaciones contra los recortes se dirige hacia las comunidades gobernadas por el PP o, como en el caso de Cataluña, la derecha nacionalista de CiU. Y ello permite al PSOE andaluz presentarse como un «islote» contra «los recortes de la derecha». ¿Pero es verdad? ¿O la única diferencia entre unos y otros es que frente al estruendo de Cospedal en Castilla La Mancha, en Andalucía los recortes se aplican con «silenciador»?
A veces la distorsión del lenguaje sirve para esconder el atraco. La consejería de de Hacienda reconocía la necesidad de “reconducir las subvenciones”, eufemismo para no admitir un tijeretazo de 152 millones a las ayudas para dependendientes. La misma consejera se refirió a la “reprogramación y enlentecimiento de ciertas políticas” para disfrazar los recortes en sanidad o educación.
La realidad es que en Andalucía el PSOE de Griñán y Chaves ha aplicado de forma inmisericorde los recortes que exigían el FMI y Bruselas.
A pesar de ser la comunidad que menos invierte por alumno en educación, arrastrando por ello una de las más altas tasas de fracaso escolar de la UE, los recortes en este campo -entre la reducción de presupuesto y los gastos no ejecutados- asciende a casi 1.000 millones.
«A pesar de que Andalucía es la tercera comunidad por la cola en gasto sanitario por habitante, las inversiones públicas se han recortado en 186 millones», lo que ha supuesto que de 25 hospitales prometidos sólo se hayan construido 13.
Lo mismo ocurre en vivienda -478 millones invertidos menos que en 2010- o servicios sociales, donde la misma consejera admite, con un farisaico lenguaje, una “minoración de las inversiones del 24,3%”.
¿Cómo va a ser Griñan, delegado local de Chaves y Zapatero, la alternativa frente a la amenaza de recortes encarnada por Arenas y el PP? ¿A quien pretenden engañar?