El Banco Santander anuncia, en nombre de la modernización tecnológica y la reducción de costes, el cierre de 450 oficinas y el despido de cerca de 2.000 trabajadores. Sin embargo, los datos fundamentales del banco, así como alguno de sus últimos movimientos, nos ponen sobre otra pista. ¿Asistimos a un proceso de «desenganche» del banco de su país de origen, acelerado por la profunda crisis y la degradación internacional a la que está siendo sometida España desde 2010?
Los números son reveladores. En el año 2000, el negocio en España del Banco Santander representaba el 47,3% de sus ingresos. Siete años después, en vísperas del estallido de la crisis, España suponía todavía un tercio de su volumen de negocio, a pesar de la formidable expansión internacional del banco. Sin embargo, ocho años más tarde, en 2015, la cifra se ha reducido drásticamente hasta suponer apenas un 12% del beneficio.
En tan sólo una década y media, la red española del Santander ha visto reducido su peso en el negocio global de la entidad en cerca de un 75%. Hace 15 años, 1 de cada 2 euros de ingresos del banco procedía de España. Hoy apenas 1 euro de cada 8 procede de nuestro país. «En el año 2.000 el negocio en España representaba el 47,3% de los ingresos del Santander. Ahora apenas supone un 12% de sus beneficios»
Por el contrario, países como Reino Unido, donde el banco no tenía apenas presencia en el año 2000, hoy es ya su principal negocio bancario con un 23% del volumen de ingresos, el doble que España. Otro tanto ocurre con Brasil, que a pesar de la recesión, reporta al banco el 19% de sus ingresos, un 150% de los que obtiene en España. Esta evolución, lógicamente, no puede dejar de tener consecuencias.
El cierre de 450 oficinas y el despido de 2.000 trabajadores se hace en nombre de una mayor eficacia, al reducir costes, concentrar la plantilla y modernizar tecnológicamente las oficinas restantes. Y, en efecto, esta es una de las razones. Pero ni lo explica todo ni tampoco es, seguramente, la principal de ellas.
Junto con el cierre de oficinas, el plan presentado por la dirección del banco prevé también reestructurar los servicios centrales ubicados en la ciudad financiera de Boadilla del Monte, verdadero “cerebro” del gigante bancario. Muchas de sus funciones serán o bien eliminadas, o bien trasladadas fuera de España, a aquellos países donde más necesarias sean de acuerdo a criterios de rentabilidad y beneficios.
La conexión anglosajonaLa llegada de Ana Patricia Botín a la presidencia del Banco Santander no sólo ha traído, como ella misma afirmó al llegar al cargo, una “manera distinta de hacer las cosas”, sino también un nuevo sistema de vínculos y relaciones internacionales.
Graduada en economía por la universidad privada norteamericana Bryn Mawr College y por la de Harvard, nada más finalizar sus estudios trabajó durante siete años en uno de los mayores bancos de EEUU, la JP Morgan, donde llegó a ser vicepresidenta para asuntos europeos.
En 2002 es nombrada por su padre presidenta de Banesto. Ocho años después pasa a dirigir la filial del Grupo Santander en Reino Unido. Allí establece relaciones privilegiadas con la City londinense y el establishment británico hasta el punto que en 2015 es nombrada por la reina Isabel II “Dama de la Orden del Imperio Británico” y elegida por el gobierno inglés, junto a otros 15 grandes empresarios, para formar parte del llamado Business Advisory Group, el órgano de banqueros y monopolistas asesores en asuntos económicos del primer ministro David Cameron.Ana Patricia Botín es miembro de la junta directiva de la universidad de Georgetown, donde estudió el rey Felipe VI y se forma a los futuros cuadros dirigentes de la élite del imperio. En 2012 fue cooptada, como uno de sus 16 miembros, al consejo de administración de Coca-Cola en EEUU.
Y hace sólo tres semanas, Botín ha elegido a Larry Summers –ex economista jefe del Banco Mundial y Secretario del Tesoro con Clinton– para dirigir el Consejo Asesor Internacional del banco formado por otras 7 personas entre las cuales se encuentran la ex presidenta del fondo de garantía de depósitos estadounidense; una consejera de Twitter; un miembro del consejo de administración de General Electric; un miembro del consejo de Oracle o el director general de IBM.
Mucho más que su abuelo, que en 1965 se alió con Bank of America para fundar Bankinter, Ana Patricia Botín posee unos vínculos privilegiados con la élite financiera y política del mundo anglosajón.
España deja de ser tan rentableEl proyecto impuesto desde Washington para España, y cuyo centro es la intesificación del saqueo contra el 90% de la población, tiene también la consecuencia de empequeñecer el negocio bancario en España.
La restricción del crédito disminuye los márgenes de ganancia. Y el capital financiero siempre se dirige allí donde la ganancia sea mayor. Para un gigante bancario como el Santander, España ya no es tan rentable. Sigue interesada en oportunidades de negocio (como puede ser la adquisición de Bankia, que debe ser privatizada totalmente en 2017), pero sus principales nichos de beneficio están fuera de las fronteras españolas.
Estos intereses de la oligarquía favorecen que acepte no ya el saqueo, sino también la degradación política de España en el concierto internacional. Apostando a que su cercanía con Washington le permite proteger sus inversiones en el extranjero, aquellas que ahora más le interesan.
El Santader marca el caminoEl Banco de Santander es la avanzadilla de un camino que están recorriendo los principales nódulos de la oligarquía española.
El 64% de la cifra de negocios del Ibex-35, donde se concentran los principales bancos y monopolios de la oligarquía, provienen ya de fuera de España. Es casi el doble que hace 20 años y 17 puntos más que en 2007. El BBVA obtiene del mercado español solo el 29,3% de su beneficio neto, y Telefónica únicamente el 24,9%.
El Santander también está en primera posición en cuanto a las relaciones con el gran capital norteamericano. La Comisión del Mercado de Valores nos informa que el 43% de las acciones del Ibex-35 están en manos del capital extranjero. Pero ese porcentaje aumenta precisamente en los dos buques insignia oligárquicos.
El banco de Ana Patricia Botín reconoce que un 45,3% de sus acciones están en manos de capital foráneo. Pero la agencia norteamericana Bloomberg afirma que solo el 5,1% de las acciones del Santander están en manos del capital español, mientras que el gran capital norteamericano poseería el 35% de las acciones tanto del Santander como del BBVA.
Siguiendo los pasos de su padreLenin afirma que “la diplomacia actúa como avanzadilla abriendo paso a los negocios”, es decir creando las condiciones políticas necesarias para la expansión del capital financiero.
Emilio Botín fue experto en utilizar la política y la diplomacia para expandir los negocios. A partir de 2001, y especialmente de 2003, el férreo alineamiento de Aznar con EEUU y su enfrentamiento con Alemania y Francia se convierte en un obstáculo para la pretendida expansión oligárquica en Europa.
El giro de 180 grados en la política exterior impuesto por Zapatero, recomponiendo los puentes con París y Berlín, permitirá que la oligarquía de un salto en su expansión en el mismo seno de la UE.
Y nuevamente, el que mejor lo aprovecha es el Santander, con la compra del Abbey británico y el ABN-AMRO holandés.
Los más estrechos vínculos con el capital norteamericano bajo la presidencia de Ana Patricia Botín tienen, con toda seguridad, la intención de convertirse en la avanzadilla que abra paso a futuros negocios.