SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Recesión inducida

El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha enviado un mensaje al Gobierno español que el equipo económico debería analizar con mucha atención. La primera parte de ese mensaje es que España está jugando con su credibilidad ante las autoridades comunitarias y ante los inversores con su declarada intención de aplazar los Presupuestos Generales del Estado para 2012 hasta después de las elecciones andaluzas, con la poco sutil intención de que los ajustes y recortes en las cuentas, probablemente muy radicales, no pasen factura política al partido en el Gobierno de la nación. La Comisión Europea no entiende que la estabilidad se subordine a conveniencias políticas; con razón. El segundo mensaje es más inquietante. Rehn insiste, al menos en primera instancia, en que España cumpla su compromiso de reducir el déficit público en 2012 desde aproximadamente el 8% del PIB actual hasta el 4,4%. Un objetivo que, por decirlo suavemente, está entre lo inverosímil y lo imposible.

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