Cupos policiales de detención de trabajadores inmigrantes ilegales

Razzias de clase

«Extranjeros: en base a la población de cada distrito, hay que hacer un número de detenidos». Estas son las órdenes difundidas en todas las comisarí­as de Madrid. Los sindicatos policiales han denunciado directrices para detener indiscriminadamente a trabajadores inmigrantes, a veces sólo «por sus rasgos fí­sicos», e incluso en la puerta de los colegios. A esto se une el escándalo por las brutales agresiones en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid, donde se hacinan los inmigrantes ilegales en trámites de expulsión. Que nadie piense que se trata de «agresiones racistas», es una cuestión de clase.

El ministro de Trabajo se emeña en señalar a la competencia desleal de los trabajadores inmigrantes como una de las causas del incremento del paro. Y los mandos policiales ordenan auténticas razzias de clase contra los trabajadores inmigrantes. Una inquietante deriva que se une a los brotes orquestados de xenofobia en otros lugares de Europa. Y que no cumplen otro papel que el de atemorizar, en tiempo de crisis, a un importante sector de la clase obrera. “Extranjeros: en base a la población de cada distrito, hay que hacer un número de detenidos. Villa Vallecas, objetivo= 35. Si no los hay, se va a buscarlos fuera del distrito”.Esta es la nota interna recibida, ya en noviembre, por los policías de una comisaría del sur de Madrid.Los sindicatos policiales (SUP, CEP, UFP y SPP) han remitido escritos al Ministerio del Interior, Fiscalía General del Estado y al Defensor del Pueblo, denunciando órdenes que obligan a realizar identificaciones “masivas e indiscriminadas sin ninguna razón de sospecha sobre determinadas personas, por ser jóvenes, por transitar por determinada zona o por ser de origen extranjero”.Estas redadas masivas e indiscriminadas contra los trabajadores inmigrantes no parecen detenerse ante ningún límite.La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) denuncia que “en puntos concretos como los colegios, donde se realiza identificaciones a los padres, se podría estar vulnerando derechos fundamentales como el de la educación, porque al final el padre se va a pensar dos veces el llevar al niño al colegio o acudir a un centro sanitario”.Incluso los criterios oficiales de detención se mueven por los parámetros más mezquinos, privilegiando el arresto de marroquíes por la rentabilidad económica. Así se leía en una de las directrices oficiales: "Marruecos, prioritario (Se expulsan porque la mayoría del traslado se hace por carretera y se documentan bien. Bolivia, no se expulsan en la actualidad. Capacidad de plazas en vuelo, limitadas)”.No terminan aquí las agresiones policiales contra trabajadores inmigrantes. 85 inmigrantes retenidos en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid consiguieron sacar a la luz pública un escrito donde denuncian periódicas palizas y vejaciones."Nos desnudan y tiran nuestras cosas al suelo, desarman nuestras camas, nos insultan y nos humillan con sus amenazas. Nos recuerdan que somos basura que ha llegado de otros pueblos (…) Dan golpizas, nos insultan, nos vejan… Yo no soy ningún delincuente. Soy un obrero de la construcción que no tengo papeles. Pero jamás he recibido un maltrato similar”.La Fiscalía General del Estado y el Defensor del Pueblo investigan ya las denuncias presentadas por los inmigrantes detenidos.No se trata de episodios de violencia puntuales, ni excesos individuales. Es algo mucho peor. Todo ha salido a la luz gracias a las denuncias de los sindicatos policiales, rebelándose contra las indignas órdenes recibidas de sus superiores.Se trata de una agresión planificada contra el conjunto de trabajadores inmigrantes. Tal y como denuncian las asociaciones de inmigrantes “los centenares de personas detenidas en los dos últimos meses han creado una sensación de temor generalizado dentro del colectivo de inmigrantes”.Este es el objetivo, sembrar el terror entre un importante sector de la clase obrera, a través de la permanente amenaza de expulsión y el acoso policial.Primero el ministro de Trabajo criminaliza a los inmigrantes, sumándose al falangista lema de “los españoles primero”, que culpabiliza a los trabajadores de origen extranjero del incremento del paro entre los nacionales. Y luego la policía incrementa el cerco y la presión sobre los inmigrantes.Su meta es subir un pistón más la hiperexplotación y el control sobre un sector de trabajadores sin derechos, donde el incremento del paro duplica la media de los trabajadores españoles.Antes, las directrices oficiales era cerrar los ojos ante los mercados de esclavos humanos, donde cada mañana eran contratados por menos de cuatro duros trabajadores ilegales para trabajar en la construcción. Ahora, en plena crisis, conviene lanzar indiscriminadas razzias. Frente a sus ataques y agresiones solo cabe contestar. “¡Española o extranjera, una misma clase obrera!”.

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