SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Rajoy se salva en la prórroga y coge aire para reclamar la gran coalición el 26-J

Hay ocasiones en las que Mariano Rajoy es transparente. Después de entrar braceando a su estilo en la sala de prensa de La Moncloa, sonrió y soltó su doble venganza contra Pedro Sánchez y los que le querí­an mover la silla: hay que corregir el no del PSOE a la gran coalición y repetir elecciones es menos malo que cualquiera de los gobiernos que pretendí­a el dirigente socialista. El presidente del Gobierno, sin inmutarse, habí­a vuelto a salvar el partido en el último minuto y tiene una segunda oportunidad para seguir en el poder. Y sin salir de La Moncloa.

Hay ocasiones en las que Mariano Rajoy es transparente. Después de entrar braceando a su estilo en la sala de prensa de La Moncloa, sonrió y soltó su doble venganza contra Pedro Sánchez y los que le querían mover la silla: hay que corregir el no del PSOE a la gran coalición y repetir elecciones es menos malo que cualquiera de los gobiernos que pretendía el dirigente socialista. El presidente del Gobierno, sin inmutarse, había vuelto a salvar el partido en el último minuto y tiene una segunda oportunidad para seguir en el poder. Y sin salir de La Moncloa.»Si se hubiera sometido a la investidura, al acoso de todos los demás partidos, hubiéramos tenido un Gobierno de izquierdas con el visto bueno de todos los nacionalistas». Así se expresaba un alto cargo del Gobierno, marianista incondicional y de los mejor informados del gabinete, al constatar que el jefe se iba a salir con la suya. Desde el fracaso de Sánchez en el Congreso previo pacto con Albert Rivera, Rajoy daba por hecho que se repetirían las elecciones, aunque en la dirección de su partido esperaban algún movimiento de última hora entre el PSOE y Pablo Iglesias.Mientras se agotaban los plazos y el tiempo le daba la razón, Rajoy estaba volcado desde enero en mantener a punto la maquinaria electoral del partido con mítines sábados y domingos y actos sectoriales para machacar personalmente con su mensaje a favor del Gobierno constitucionalista.

Después del trimestre completo de enredos de Sánchez, Iglesias y Rivera, sus negociaciones a dos y tres bandas, los paseíllos, las fotos, la ruedas de prensa, los documentos de ida y vuelta y las firmas de pactos altisonantes que no sumaban mayoría, e incluso bloqueaban más la situación, Rajoy se resarcía anoche de las acusaciones de inmovilismo. Dejó claro que él sigue donde estaba (su oferta de gran coalición), que no se le ha movido nadie en el PP y que serán sus rivales los que tengan que dar explicaciones, en casa y ante sus respectivos electorados.

Por eso dio las gracias a militantes y votantes del Partido Popular, por su compresión ante la evidencia de que el presidente del Gobierno en funciones no ha caído en «la ansiedad» y «las ocurrencias» de Sánchez, Iglesias o Rivera. «No fue posible porque el PSOE no quiso ni hablar con nosotros», «Ciudadanos se decantó por Sánchez» y «el Gobierno de izquierdas no salió, afortunadamente para los españoles» fueron los mensajes de Rajoy para recordar también que todo el mundo ha salido retratado en los cuatro meses de espera.La principal carga de profundidad va dirigida a Sánchez. En el caso de que el PP mejore algo su resultado electoral del 20-D y siga en primer lugar, en la dirección del partido descartan que el secretario general del PSOE pueda mantener veto alguno al diálogo con los populares. Dudan hasta de que pueda seguir en el cargo.

Rajoy fue transparente al apuntar a quien corresponda que «el no es no» del dirigente socialista al diálogo tendrá que ser corregido «para el futuro» (después del 26-J), porque no tiene sentido en la Europa actual, donde el centro derecha y los socialdemócratas pactan en las instituciones de la UE y en los gobiernos de los distintos estados frente al avance de los populistas de extrema derecha o extrema izquierda.

El presidente del PP se permitió un mensaje en clave interna al proclamar su orgullo ante el comportamiento del partido, cuadros y militantes, en los cuatro meses pasados, pese a la campaña externa para exigir su renuncia. En la sede de Génova sostienen que ahora son sus adversarios los que empiezan la nueva carrera electoral más desgastados en imagen y cuestionados dentro: Sánchez e Iglesias por la evidente división sembrada en sus organizaciones y Rivera por su entrega a la causa nada centrista del secretario general del PSOE.

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