Victoria de Rafa Nadal en el Abierto de Australia

Rafa Nadal: Pura Nobleza

Aunque no sea de conocimiento popular, la puntación de 15, 30, 40 y juego, viene del sextante utilizado en la astronomí­a antigua para medir la elevación del Sol. Puede que después de la final de ayer en el Abierto de Australia tengan que revisar el sistema; a Nadal se le ha quedado pequeño.

La talla como deortista, el fondo y recorrido de su juego, y la altura de los gestos hacen de Nadal un símbolo de persistencia y nobleza deportiva. Ha demostrado ser indoblegable para desconsuelo del rival. Cuatro décadas después de que Juan Gisbert llevara por primera vez al tenis español al Melbourne Park – entonces el Flinders Park -, el manacorense culminó con victoria tan memorable gesta con 4 horas 23 minutos de partido. Con solo día y medio de descanso después de 5 horas y cuarto de duelo contra el español Fernando Velasco, el cansancio no había dejado la más mínima huella en Nadal, para desesperación del tricampeón Roger Federer; 7-5, 3-6, 7-6 (3), 3-6 y 6-2. El llanto del suizo estuvo más que justificado. Sin que sean necesarias más explicaciones, es evidente, que el juego de Nadal extenúa. Federer sabía que un quinto set no iba a ser fácil, y así fue. Habiendo perdido los últimos cinco enfrentamientos, el objetivo de superar el record de Pete Sampras en el Melbourne Park quedó frustrado por la energía arrolladora del español: Su semblante no cambia. Los fallos son casi disimulos. Nunca los llamamientos al “trainer” son exagerados y, sin embargo, el desgaste psicológico al que somete a su rival es clave; su juego es de fondo, sin prisas, con reservas para el “invierno” del partido, y con respuestas contundentes en las que procura no mostrar todas sus cartas – de entrada con terribles zurdazos o de salida con increíbles remontadas -. "Lo mejor es no jugarle mucho por la derecha, que es impresionante, pero si ves también su revés no es fácil. Hay que improvisar y cambiar durante el partido".Aunque la pasada final de Wimbeldon ha quedado como el mejor partido jamás jugado en la historia de este deporte, ayer se escribió sobre la hierba un juego memorable. Dos son las razones: La primera queda dicha. Nadal forzó las distancias físicas y temporales; 360º de Verlasco a Federer. Y la segunda es el gesto que provocó el enfervorecido aplauso de la afición del suizo. "Lo siento por lo de hoy, pero eres un gran campeón, uno de los mejores de la historia y vas a llegar a los 14 y mejorar esa marca". Una muestra de cómo vencer rindiendo homenaje a tu rival. Pura nobleza.

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