¿Quién teme a Costa?

La escalada de la tensión en el seno del PP no ha quedado frenada con el esperpéntico intento de destitución de Ricardo Costa como secretario general de esta formación en Valencia. Antes bien, las contradictorias versiones sobre el contenido de la reunión de la ejecutiva valenciana celebrada ayer, proporcionadas en Madrid y en la capital del Turia, apuntan a que las decisiones, en vez de contribuir a cortar en seco la crisis desencadenada por el caso Gürtel, no han hecho más que acelerarla

Rajoy dio or hecho que Costa había sido destituido de todos sus cargos, cuando no era así. El PP valenciano, a través de un nuevo comunicado, desmintió a la dirección nacional del partido y mantuvo que Costa seguiría en sus funciones de portavoz. Esta guerra surrealista de comunicados anticipa un enfrentamiento sin empate posible y con muchos daños colaterales. Lo visto ayer en Valencia prueba hasta qué punto la podredumbre se ha instalado como un sistema de funcionamiento en todos los estratos del primer partido de la oposición. ABC.- Con las últimas encuestas de cara, el PP no puede permitirse el lujo de que sus opciones de recuperar el poder en las dos contiendas electorales de 2011 y 2012 se diluyan en sospechas de corrupción o en dudas del electorado sobre la determinación de sus dirigentes. El hecho de que el PSOE no tenga especial autoridad moral cuando denuncia la corrupción ajena no significa que los electores no se hagan su propia composición de juicios. La prioridad del PP es captar el interés de los ciudadanos únicamente como alternativa de gobierno, no como fuente de malas noticias. Y esto puede seguir exigiendo en el futuro actuar con mayor rapidez y claridad para disipar dudas. Si llega el caso, haciendo dimitir a quien sea necesario. EL CONFIDENCIAL.- Hay mucho dinero y además barato. Y mucho de ese dinero se puede rentabilizar además comprando deuda pública al 3% o al 4%, lo que deja un buen margen de intermediación y sin riesgo alguno. Por eso, acuden en masa a las ventanillas del BCE. Editorial. El País ¿Quién teme a Costa? La escalada de la tensión en el seno del PP no ha quedado frenada con el esperpéntico intento de destitución de Ricardo Costa como secretario general de esta formación en Valencia. Antes bien, las contradictorias versiones sobre el contenido de la reunión de la ejecutiva valenciana celebrada ayer, proporcionadas en Madrid y en la capital del Turia, apuntan a que las decisiones, en vez de contribuir a cortar en seco la crisis desencadenada por el caso Gürtel, no han hecho más que acelerarla. A la incapacidad de Rajoy para tomar decisiones drásticas se unió ayer la rebelión de Costa contra la dirección de Génova y las maniobras del presidente Francisco Camps para intentar salir indemne del desaguisado, con engaños incluidos. Todo ello aderezado con la entrada en escena del presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, que salió en defensa del secretario regional y se convirtió a lo largo del día en el hacedor de una estrategia que pasa por hacer frente a los dictados de Génova. En suma, un verdadero despropósito. Para empezar, Costa leyó por la mañana un desafiante comunicado, antes de iniciarse la reunión de la ejecutiva valenciana, en el que acusó a Rajoy de mentir -aseguró, en contra de las palabras del líder conservador, que nadie le había advertido de los riesgos de contratar con la trama corrupta-, y amagó con tirar de la manta cuando señaló que se había limitado a seguir las directrices de la dirección del partido, tanto en Valencia como en Madrid. Por la tarde, tras la ejecutiva regional del partido, de las palabras de Costa se pudo deducir que Camps se había rendido ante su desafío, manteniéndole como secretario general y portavoz parlamentario. Su cese, de producirse, sería tan sólo temporal, voluntario y condicionado a la apertura de una investigación interna que debía decidir la dirección nacional. La respuesta de Rajoy, a través de una escueta nota, fue interpretar las decisiones de la ejecutiva valenciana a partir de la información suministrada por Camps, que le trasladó una versión falsa de lo ocurrido. Rajoy dio por hecho que Costa había sido destituido de todos sus cargos, cuando no era así. El PP valenciano, a través de un nuevo comunicado, desmintió a la dirección nacional del partido y mantuvo que Costa seguiría en sus funciones de portavoz. Esta guerra surrealista de comunicados anticipa un enfrentamiento sin empate posible y con muchos daños colaterales. Lo visto ayer en Valencia prueba hasta qué punto la podredumbre se ha instalado como un sistema de funcionamiento en todos los estratos del primer partido de la oposición. El intento frustrado de destitución de Costa no zanja la asunción de responsabilidades políticas ante las instituciones valencianas, cuyos fondos fueron desviados hacia el bolsillo de los miembros de la trama y, presuntamente, hacia las arcas del partido. Esas responsabilidades sólo pueden ser asumidas por Camps. EL PAÍS. 14-10-2009 Editorial. ABC Dimisión anunciada RICARDO Costa vendió ayer caro su «cese temporal» como secretario general del Partido Popular en la Comunidad Valenciana y portavoz parlamentario poniendo en un difícil compromiso tanto a Francisco Camps como a Mariano Rajoy al afirmar que siempre siguió las instrucciones de sus superiores en el partido. La lectura de su declaración por la mañana ante la Prensa, y las condiciones que Costa impuso a la dirección nacional del PP por la tarde para abrir una investigación interna a cambio de su salida, suponen un reto para Génova, demostrativo de que la falta de respuestas a tiempo pudre los problemas, hace perder el control de los acontecimientos y conlleva riesgos de cerrar los conflictos en falso. Lo que hizo Costa ayer fue un lógico pronunciamiento en defensa de su integridad personal y de su inocencia, pero trasladando a Rajoy y a Camps la carga de la prueba sobre los motivos que determinaron ayer su salida de sus cargos. No era, evidentemente, el preludio que las partes en conflicto habrían deseado para enmarcar una dolorosa -y necesaria- decisión con la que poder trasladar a la opinión pública la recuperación de la iniciativa frente a la cascada de acusaciones por el «caso Gürtel». Sin embargo, las consecuencias de este episodio son el coste de haber especulado excesivamente con los hechos antes de tomar esa decisión. Durante los últimos días, Costa ha querido refugiarse en un concepto de justicia que no es propio de la política, menos aún de la política de partido. Fuera ingenuidad o convicción real al invocar la presunción de inocencia, lo cierto es que su presencia habitual en las conversaciones de algunos responsables de la trama Gürtel estaba deteriorando su imagen de manera especialmente acusada. Nada de lo conocido prejuzgaba una responsabilidad penal que ni siquiera está declarada indiciariamente. A Costa lo han sentenciado los criterios de responsabilidad que imperan en la política de partidos y que nada tienen que ver con la justicia legal o la verdad judicial, sino con el veredicto de la opinión pública y las necesidades del partido en el que voluntariamente se integró. Ahora bien, estos mismos criterios son los que la dirección nacional del PP debió haber considerado hace tiempo, porque por encima de las personas existe un proyecto político, de alternativa al socialismo y de gobierno para España, que es más importante que los juegos de equilibrios internos y las supervivencias políticas personales. Con las últimas encuestas de cara, el PP no puede permitirse el lujo de que sus opciones de recuperar el poder en las dos contiendas electorales de 2011 y 2012 se diluyan en sospechas de corrupción o en dudas del electorado sobre la determinación de sus dirigentes. El hecho de que el PSOE no tenga especial autoridad moral cuando denuncia la corrupción ajena no significa que los electores no se hagan su propia composición de juicios. La prioridad del PP es captar el interés de los ciudadanos únicamente como alternativa de gobierno, no como fuente de malas noticias. Y esto puede seguir exigiendo en el futuro actuar con mayor rapidez y claridad para disipar dudas. Si llega el caso, haciendo dimitir a quien sea necesario. Nada de esto disminuye la razón del PP al denunciar que el «caso Gürtel» está siendo utilizado políticamente para intentar destruirlo como oposición y que, antes o después, habrá de depurarse responsabilidades por este motivo. ABC. 14-10-2009 Reportaje. El Confidencial La banca devuelve cada día 12.000 millones al BCE Carlos Sánchez La financiación a hogares y familias sigue seca (…) El crédito a los hogares se ha estancado en agosto en términos interanuales: 0,03%, lo que supone el peor registro desde que existen series históricas. Pero si se compara el resultado entre enero y agosto de este año y el mismo periodo del año anterior en términos de flujo efectivo las cifras son mucho más elocuentes. Si en los ocho primeros meses del año 2008 la banca dio créditos a las familias por valor de 33.599 millones de euros, en igual periodo de este año la cifra es negativa en 4.508 millones. Es decir, que bancos y cajas no sólo han dejado de prestar dinero a los hogares, sino que han retirado dinero de la circulación. Pues bien, pese a estos datos tan llamativos, la banca española es una máquina de devolver dinero al Banco Central Europeo (BCE). En agosto, reembolsó cada día 12.345 millones de euros que no utiliza. Lo más curioso, como señala un alto responsable del Banco de España, es que lo hace aún a costa de perder dinero. Los fondos que capta del eurosistema (que reúne a los bancos centrales de la zona euro) cuestan a las entidades financieras el 1% (tipo de interés oficial), mientras que cuando devuelve el dinero sobrante a los banqueros de Francfort reciben un 0,25% (facilidad marginal de depósito).Es decir, que prefiere perder dinero (75 puntos básicos por cada operación) a prestarlo a los sectores económicos que más lo necesitan, fundamentalmente familias y empresas, ya que los préstamos concedidos a las administraciones públicas crecen de forma extraordinariamente elevada. En concreto, un 35% en julio (último mes publicado).Al borde del abismo Los datos más recientes del Banco de España ponen de manifiesto hasta qué punto se ha resuelto el problema de la liquidez en la eurozona, cuando hace ahora un año todo el sistema financiero estuvo al borde del abismo. Ahora hay dinero, y mucho; pero el miedo a una recaída sigue ahí, y por eso bancos y cajas prefieren financiarse por encima de sus necesidades reales antes que quedarse cortos de liquidez. Dicho en una palabra, están sobrefinanciados, mientras que en paralelo la evolución del crédito no deja de empeorar.A ello ayuda, sin lugar a dudas, las facilidades que ha dado el BCE a la hora de prestar fondos. No sólo presta a plazos más largos (hasta un año), sino que las garantías que exige (las contrapartidas) son de peor calidad, lo que explica que las entidades financieras españolas acudan cada vez con más asiduidad a las ventanillas del BCE. Hay mucho dinero y además barato. Y mucho de ese dinero se puede rentabilizar además comprando deuda pública al 3% o al 4%, lo que deja un buen margen de intermediación y sin riesgo alguno. Por eso, acuden en masa a las ventanillas del BCE.Lo demuestran las estadísticas oficiales. El mes de agosto, en concreto, los préstamos netos a bancos y cajas de ahorros ascendieron a 74.820 millones de euros, lo que supone el 13,1% de todo lo que concedió el eurosistema (casi 600.000 millones de euros). La cifra es relevante no sólo por su cuantía, sino por su evolución, toda vez que sigue creciendo sin parar. Hasta el punto de que si antes de la crisis crediticia la banca española acudía al BCE muy por debajo de su peso en el eurosistema (ya que podía financiarse con sus propias emisiones), hoy lo hace un punto por encima. O dicho en otros términos. Si hace un año las entidades financieras pedían cada día al Banco Central Europeo 48.741 millones de euros, hoy esa cantidad asciende a 74.820 millones.Pues bien, de esta cantidad la sexta parte -12.345 millones- se devuelven cada día debido a que bancos y cajas de de ahorros no se fían de que sus clientes puedan devolverles las cantidades prestadas. Se ha pasado, por lo tanto, de un problema de liquidez a otro de solvencia. La banca, de no tener apenas aversión al riesgo, está dispuesta a devolver ahora fondos al BCE aunque sea perdiendo dinero. Y piden más dinero del que en realidad necesita por miedo a quedarse corta para cubrir sus necesidades de tesorería y solvencia.Para observar de qué forma se ha cerrado el grifo del crédito sólo hay que tener en cuenta que los préstamos a los hogares están ahora estancados, cuando hace un año crecían a un ritmo del 7%. Pero es que hace dos años el aumento era del 15%, y del 20% hace un trienio. El crédit crunch, por lo tanto, lejos haberse resuelto se ha intensificado, pero no sólo para los hogares, también para las empresas.El crédito a las sociedades no financieras está aumentando un 1,8%, si bien está cifra tiene un elevado sesgo al alza debido a que incorpora muchos préstamos que en realidad son operaciones de refinanciación, sobre todo vinculadas al sector inmobiliario. EL CONFIDENCIAL. 14-10-2009

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