¿Quién sube los precios?

Desde hace varios meses estamos viendo el constante aumento en la subida de los precios de los alimentos. La inflación en la cesta de la compra ya sube por encima del 14%, disparándose los precios en alimentos de primera necesidad. Se agrava la precariedad de muchas familias que en esta situación tiene que reducir la compra de distintos productos de primera necesidad por otros más baratos. Las tímidas medidas tomadas por el Gobierno, como es dejar a cero el IVA de determinados alimentos (frutas y verduras, etc.) no resuelven el problema. Por otro lado el foco se ha puesto sobre las grandes distribuidoras, como las empresas que ahora pretenden subir sus márgenes de beneficios aprovechando el inicio de la inflación. Particularmente se ha denunciado a Juan Roig, presidente de Mercadona, a quien desde diversos sectores se le hace responsable de dichas subidas.

Pero empecemos por el campo. Qué aspectos juegan en este entramado y al mismo tiempo cómo afecta todo esto a los agricultores y ganaderos.

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La crisis del campo

Pasado el primer año de pandemia del 2020, se pudo evidenciar la importancia del sector primario (la producción y distribución de alimentos). Detrás del sector sanitario, han ocupado un papel en la sociedad imprescindible. Es a finales del 2021 y a lo largo del 2022 donde comienzan las turbulencias en cuanto a los precios de venta de los productos, pero sobre todo en la adquisición de las materias primas. No es una situación nueva para el campo, donde venimos soportando unos cada vez mayores costes de producción y menores márgenes de ganancia e incluso pérdidas.

Como ejemplo podemos verlo en dos productos, el ganadero (cordero), y agrícola (el cereal). En una rápida observación, puede verse cómo los precios de uno y otro hasta el 2020 presentan pequeños aumentos y en algunos casos descensos notables. Podemos saber que en gran parte estos vaivenes no obedecen en lo principal a la oferta y la demanda, e incluso no reflejan la cantidad de cosecha de ese año en nuestro país. En el caso del cereal, son los grandes grupos financieros afincados en Chicago los que mueven los precios. En cuanto al cordero, normalmente serán cadenas de gran distribución europeas que están detrás de estos movimientos. No podemos pararnos en otros sectores de la producción (como el lácteo, el olivarero, frutas y hortalizas, etc.). En cada uno hay una distinta particularidad, pero en definitiva son las grandes cadenas de distribución quienes en gran medida nos imponen los precios a los agricultores.

Es a fines de 2021 cuando se produce una escalada de precios (ver cuadro), donde en el caso de la cebada llega a multiplicar por dos los precios de venta de catorce años antes. Estas subidas son anteriores a la guerra de Ucrania. Podríamos decir que no son su consecuencia directa. Pero veamos qué pasa con los costes de producción en el campo:

Las materias primas han sufrido una escalada de precios fuera de control. Unas veces al doble e incluso al triple. Así, todas las materias que provienen de las industrias químicas: abonos y fitosanitarios. Las que derivan del petróleo: plásticos, todo tipo de materiales de riego. Las energéticas: gasóleo, electricidad,… básicas para el movimiento de la maquinaria, y para el trasporte de los productos agrícolas. Por señalar algún producto menos significativo es el ejemplo del vidrio, imprescindible para el envasado de determinados productos alimenticios. Primero se generó el desabastecimiento de esta materia prima (en 2020) y al tiempo el precio ascendía a más del doble.

En el sector ganadero la situación en el último año es dramática. Al aumento de los precios antes planteados se une la desbocada subida de los piensos. Asistimos a la desaparición de algunas explotaciones ganaderas. Se acelera una tendencia de hace varios años.

En cuanto a los bancos son en todos los casos el actor oculto. No se le ve en la escena. Pero son los que están en todo el proceso de financiación. Tanto para la adquisición de la maquinaria como para las obras de infraestructura necesarias. Se tiene que recurrir a préstamos para afrontar los gastos de un cultivo que se va a cosechar al cabo de un año. O bien créditos o pólizas a cooperativas de agricultores para su funcionamiento. La subida de los tipos de interés constante en los últimos meses por parte del BCE es la manera que tienen los bancos de llevarse parte de las ganancias de los agricultores.

Hay otro factor que influye. La nueva PAC (Política Agraria Común), para el periodo 2023-2027 hay que tenerla en cuenta. Son ayudas que desde hace más de treinta años permiten inyectar dinero al sostenimiento y rebaja de los costes de producción de explotaciones agrícolas. Estaba anunciado que los fondos destinados a España estaban recortados en más de un 10%. Además, parte de estas ayudas están destinadas al cumplimiento de una normativa dirigida al sostenimiento del medio ambiente, que en algunos casos es dificultosa para su cumplimiento. Es seguro que va a representar una rebaja en los ingresos agrícolas, pero este es un tema para tratarlo aparte.

La escalada de los precios

Tal como hemos visto la subida de precios en toda la cadena alimentaria no ha repercutido en el campo. En muchos artículos un mayor aumento de los precios de origen en agricultores y ganaderos no ha supuesto un mayor margen de beneficios. Por el contrario, la gran subida en el precio de las materias primas ha determinado un aumento en los costes de producción.

La inflación continuada en la cadena de alimentos, superando a nivel global más del catorce por ciento, genera una situación grave para el conjunto de las clases trabajadoras y más en particular a la parte de la población más vulnerable. Se une a la subida constante en los precios de la luz, el gas, la gasolina, la vivienda, etc. En seguida se han marcado responsabilidades en la cadena alimentaria, poniendo el foco en los intermediarios entre el campo y la llegada a las tiendas, que se aprovechan elevando sus tasas de beneficio sin control. Incluso desde una parte del Gobierno se apunta, por ejemplo a Mercadona. Los grandes supermercados defienden sus márgenes de beneficios y pretenden elevarlos. Pero hay que ir más arriba para entender la escalada de precios.

Hay que entender que en la subida de precios están poderosos grupos financieros, generalmente ligados a capitales extranjeros, que mueven los precios a conveniencia y a su vez estrujan a los agricultores en los valores en origen. Es el ejemplo de las cuotas establecidas a la producción y precio de la leche, o también el aceite de oliva. No es en lo principal la oferta y la demanda lo que regula el mercado, sino la imposición de precios por parte de estos grupos financieros con sus prácticas monopolistas.

Se han planteado medidas para paliar esta situación. Por ejemplo, eliminar el IVA en determinados productos de consumo básico. Estamos viendo cómo estas cadenas monopolistas absorben los nuevos márgenes y las medidas tienen muy poco efecto.

Por último, no se puede enfocar esta escalada de precios sin partir de la situación general de inflación y quién la provoca. Han subido los salarios, pero mucho mayor es la subida de precios generalizada. La continua alza en los tipos de interés y el mayor aumento de las comisiones bancarias. Los grandes monopolios de la energía, del petróleo, son los máximos beneficiarios, tal como vienen planteando en sus cuentas de resultados.

Siempre apoyaremos las medidas que puedan parar la escalada de precios y que pretendan topar las subidas, sobre todo en los alimentos más básicos. Así como las ayudas a las rentas más vulnerables. Pero es solo con las políticas de distribución de la riqueza que apuntan al saqueo de la banca y los monopolios.