Pegasus: una filtración revela el espionaje a periodistas, opositores y líderes políticos

¿Quién puede cabalgar un pegaso?

Nos dicen que mediante ‘Pegasus’ cualquier gobierno del mundo podía -previo pago de su importe- hacerse con un poderosísimo instrumento de spyware. Pero como el animal mitológico, hay criaturas que no todos los mortales pueden cabalgar, sino que están reservados a dioses… o a las superpotencias hegemonistas y a sus agencias de inteligencia subsidiarias

Un programa israelí llamado ‘Pegasus’ sirvió a diferentes servicios secretos de países como Marruecos, India, México o Hungría para espiar a miles de periodistas y activistas incómodos, pero también a altos directivos, funcionarios gubernamentales, líderes políticos y jefes de Estado y de gobierno.

Es lo que han revelado hasta 17 medios internacionales, entre ellos The Washington Post, The Guardian o Le Monde, al publicar la investigación llevada a cabo por el consorcio de periodistas Forbidden Stories a partir de las pruebas del laboratorio de seguridad de Amnistía Internacional. ¿Quién está detrás de esta trama mundial de espionaje?

No es la primera vez que el mundo oye hablar de sofisticados programas informáticos de espionaje por parte de gobiernos o aparatos de inteligencia. Pero a diferencia de escándalos como el de las escuchas de la NSA norteamericana, que filtraban gran cantidad de escuchas tratando de encontrar información sensible, en este caso se trata de un programa llamado Pegasus -desarrollado y comercializado por la empresa israelí NSO Group- que permite a aquellos gobiernos que lo adquieran dotarse de una gran capacidad de escucha, sigilosa y selectiva, algo hasta hace no mucho al alcance de muy pocos. El que adquiera Pegasus puede introducirse en el teléfono móvil del objetivo, seguir su localización, captar sus contenidos e incluso activar el micrófono y la cámara de estos.

La investigación de Amnistía Internacional y Forbidden Stories, compartida con casi una veintena de medios mundiales, ha revelado que más de 50.000 números de teléfono han sido potencialmente espiados con el spyware israelí Pegasus. Entre los estados que usaron el programa de NSO según las revelaciones, se encuentran México, Hungría, Marruecos, la India, Arabia Saudí, Ruanda y Azerbaiyán.

Entre la lista de 50.000 teléfonos, los investigadores han identificado a 1.000 personas de 50 países distintos. Hay miembros de familias reales árabes, 65 altos cargos de empresas, 85 activistas de derechos humanos, 189 periodistas y más de 600 políticos y funcionarios gubernamentales, incluidos jefes de Estado y de Gobierno, ministros y diplomáticos.

El spyware Pegasus -desarrollado por la empresa israelí NSO Group- permite a aquellos gobiernos que lo adquieran dotarse de una gran capacidad de escucha, sigilosa y selectiva, algo hasta hace no mucho al alcance de muy pocos.

Los más conocidos entre los espiados son el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el rey de Marruecos, Mohamed VI y su entorno familiar; el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; y el primer ministro paquistaní, Imran Khan.

El mayor número de esos teléfonos espiados -15.000- son de México y pertenecen sobre todo a políticos, periodistas y sindicalistas. Así, estas revelaciones han permitido mostrar cómo los gobiernos de Enrique Peña Nieto (2012-2018) espiaron a lo que consideraban «amenazas políticas», como el entonces líder de la oposición y hoy presidente, Andrés Manuel López Orador, o a los abogados de los familiares de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. Otro número importante de víctimas del espionaje se sitúan en Catar, Yemen, Emiratos Árabes Unidos y Baréin.

En cuanto a los periodistas espiados, los hay de una gran variedad de medios: profesionales de la CNN, The Associated Press, Voice of America, ‘The New York Times’, ‘The Wall Street Journal’, Bloomberg, ‘Le Monde’, ‘Financial Times’, Al Yazira o ‘El País’.

Han trascendido pocos nombres entre las víctimas, sobre todo algunas de los objetivos del espionaje marroquí, entre los que se encuentran el periodista español Ignacio Cembrero, corresponsal en el Magreb; y diferentes periodistas marroquís críticos con el régimen alauita, como Omar Radi, detenido en julio de 2020 y acusado de «atentar contra la seguridad del Estado», además de violación -en lo que parece ser una farsa judicial- y que recientemente ha sido condenado a seis años de cárcel.

Estados espiándose… ¿a sí mismos?

Las primeras revelaciones apuntaban a un uso «ilegal» por parte de gobiernos autoritarios como el de Marruecos, Hungría o la India. ¿Sería extraño que gobiernos autoritarios como el de Viktor Orbán o el de Narendra Modi, líderes corruptos como Peña Nieto, o tiranías como la de Mohamed VI, recurrieran a estas malas artes para dotarse de información sensible contra sus opositores?

Pero según ha ido conociéndose más información, hay cosas que no cuadran. El caso más paradigmático es el de Marruecos, uno de los gobiernos que compró este programa a la compañía israelí NSO. Una compraventa de un programa semejante sólo puede hacerse bajo control y autorización de Tel Aviv.

Las primeras revelaciones de Pegasus apuntaban a un uso «ilegal» por parte de gobiernos autoritarios. Pero no cuadra. ¿Qué hacen los servicios secretos de Marruecos espiando a Mohamed VI o incluso al presidente francés?

Como ya se ha dicho, los poderosos servicios de inteligencia de Marruecos -la Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN) y la Dirección General de Vigilancia Territorial (DST)- que lleva con mano férrea Abdellatif Hamouchi, puesto en el cargo por el propio monarca, usaron Pegasus para espiar a opositores, periodistas críticos, activistas por los derechos humanos, líderes rifeños o saharauis.

Pero no cuadra que en la lista de teléfonos intervenidos estén los del propio rey marroquí y su entorno familiar. Ni que los servicios secretos de Marruecos -un país cuya política exterior y cuyo Estado lleva décadas bajo el tutelaje de Francia- hayan pinchado el teléfono del presidente galo, Emmanuel Macron. Por último, resulta aún más paranoico que en la propia lista de espiados este… el propio Hamouchi, jefe de los espías alauitas. ¿Entonces?

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“Pienso que el Mosad y la CIA están detrás», dice un exconsejero de la compañía israelí

Las sospechas del embajador

La pista la ha ofrecido a Associated Press un exdiplomático galo y exconsejero de la «madre» israelí de Pegasus, la empresa NSO.

Se llama Gérard Araud y asumió un cargo de consultor en NSO en 2019, para aconsejar sobre asuntos relacionados con los derechos humanos, poco después de dejar su puesto de embajador de Francia en Washington durante la presidencia de Donald Trump. Araud también ha sido embajador francés en Israel en la década de los 2000.

«La exportación de Pegasus está reglamentada como una venta de armas», explica Araud. La NSO debe pedir la aprobación del gobierno israelí para venderlo, y los estados clientes deben firmar un contrato comercial que estipula como será utilizado el producto. «En teoría, el uso de Pegasus sólo debe ser para luchar contra el terrorismo o el crimen organizado», dice el francés, pero a nadie se le escapa que el programa «otros muchos usos posibles», de los que la empresa «no era de antemano responsable».

Gérard Araud dice no tener pruebas, pero tampoco dudas, «de que la compañía israelí NSO trabajaba con los servicios secretos israelíes del Mossad, y tal vez para la CIA». Según Araud, tres estadounidenses que estaban en el consejo consultivo del grupo tenían relaciones con la agencia de inteligencia estadounidense, y la empresa declaró que su tecnología no podía ser utilizada para intervenir números telefónicos en EEUU.

Gérard Araud dice no tener pruebas, pero tampoco dudas, «de que la compañía israelí NSO trabajaba con los servicios secretos israelíes del Mossad, y tal vez para la CIA»

«Había ese interrogante sobre la presencia del Mossad o la CIA. Pensaba que eran los dos, pero no tenía ninguna prueba. Pero pienso que el Mossad y la CIA están detrás» y que los servicios de seguridad «podían vigilar el despliegue de Pegasus y eventualmente los datos recopilados», dice el antiguo diplomático.

No sería la primera vez que las escuchas telefónicas y los programas de spyware revelan que la primera fidelidad de los servicios secretos de un país… no es a sus gobernantes, sino directamente a Washington. Recientemente se ha sabido que EEUU espió en 2013 a Ángela Merkel con la ayuda de la inteligencia danesa, pero recordemos que en esas escuchas de la NSA -reveladas por Edward Snowden- participaron agentes del propio BND, los servicios secretos alemanes.

El hegemonismo norteamericano se ha dotado de la capacidad de incrustar un Estado profundo, un “Estado mayor secreto” dentro de los países de su órbita de dominio, con hombres fieles a Washington en las estructuras de los aparatos fundamentales, como el ejército, la policía… o los servicios secretos.

Estas parecen ser las orejas que hay detrás del programa Pegasus. Porque no todo el mundo puede criar caballos con alas.

7 comentarios sobre “¿Quién puede cabalgar un pegaso?”

  • José Luís Maura dice:

    Carlos,no hace falta mucha teoría ni conocimientos de historia para saber que el CNI no es más que una sucursal de la CIA en España.Matarrrr,matarrr

  • «El hegemonismo norteamericano se ha dotado de la capacidad de incrustar un Estado profundo, un “Estado mayor secreto” dentro de los países de su órbita de dominio, con hombres fieles a Washington en las estructuras de los aparatos fundamentales, como el ejército, la policía… o los servicios secretos.»…. Si, aquí en España, ya en 1953, Franco hace unos vergonzosos tratados con Eisenhower, para salvar el decrépito régimen, dándole el control de la policía, el ejército, los servicios secretos, periodistas, políticos, etc. Eso e inversiones monopolistas en la Península

  • «todos estamos vigilados», que dice el slogan de la película Snowden de Oliver Stone. Huy, ojalá fuera sólo el software Pegasus. Facebook y Google tienen contratas con la CIA, no por algo los chinos tienen el buscador Baidu, defendiendo su independencia nacional, Twitter, Skype, WhatsApp… Todos controlados por la CIA y las policías de los países de la órbita norteamericana. Y ya llegamos a la red Echelon, que controla todos los mails y teléfonos del mundo. Si hasta en la cutre España tenemos el software SITEL, que utiliza la policía nacional, que te vigila GPS, sigue las webs que ves, tiene tu cuenta bancaria, te pincha el teléfono y mil cosas más. Vamos, el sueño de Orwell

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